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Maduro: acorralado y torpemente desafiante
La errática jugada dictatorial de Nicolás Maduro de efectuar contra viento y marea, una fraudulenta elección para elegir una Asamblea Constituyente, con el fin expreso de darle el pistoletazo final al largo proceso de aniquilación de las instituciones democráticas, iniciado en 1999 con la ascensión al poder del castrista Teniente Coronel Hugo Rafael Chávez Frías, ha resultado en un bumerán en su contra, que lo tiene actualmente contra las cuerdas, bajo los embates del repudio generalizado.
La comunidad internacional: Unión Europea, Mercosur, la Organización de Estados Americanos (OEA), con Estados Unidos a la cabeza que ya ejecutó sanciones contra el dictador y un grupo de sus acólitos, han desconocido la elección unilateral de la Constituyente, al considerarla un fraude y un golpe de estado que aniquila el precario estado de derecho y el orden constitucional y democrático.
Maduro había declarado de manera amenazante, que la Asamblea Constituyente se elegiría con el fin de eliminar la Asamblea Nacional y la fiscalía, y la reformulación del Estado, cambiando la actual constitución chavista por una nueva acorde con los planes totalitarios ideados por los Castro, Chávez y Maduro desde el inicio de la gestión chavista en 1999 al proclamar el inicio de la revolución socialista del siglo 21.
Sospechosamente, Chávez, en 1999, por medio de otra Asamblea Constituyente, ya había eliminado el Senado del antiguo congreso bicameral y todo con el fin encubierto de ir eliminando paso a paso todas las instancias institucionales que conformaron el antiguo régimen al que ellos llaman la Cuarta República, aumentando de paso el período presidencial de 5 a 6 años aprobando la reelección que estaba prohibida de manera consecutiva, lo que le garantizaba a Chávez 12 años.
El resultado desastroso de este fraudulento certamen, tergiversado con falsas cifras que ni ellos mismos se las creen, al alegar que votaron unos 8 millones, donde hay evidencias de que solo participaron y de manera forzada en muchos de los casos, unos 2 millones y medio de empleados públicos, dejó al dictador furiosamente desenfrenado, lanzando zarpazos de gorila a diestra y siniestra sin importar el daño que puedan producir sus bestiales y afiladas garras de dictador bananero enajenado.
La ilegitima elección caracterizada por la ilegalidad y la violencia de militares y colectivos, en el marco de una férrea represión en contra del pueblo que salió a las calles a oponerse resueltamente al fraudulento certamen de la nueva constituyente, se llevó a cabo sobre los cadáveres de 16 patriotas venezolanos que prefirieron dar la vida con el fin de evitar que su país se convierta en una cárcel comunista como la que instalaron los Castro en la isla de Cuba hace ya 58 largos años.
No conforme con lo acontecido el domingo, día de la elección, el Martes, Maduro devolvió a la cárcel a Leopoldo López y Antonio Ledesma, quienes se encuentran de nuevo recluidos en la cárcel militar de Ramo Verde. Esto ha sido interpretado como un secuestro con el fin de tener rehenes importantes por si acaso la comunidad internacional decidiera intervenir militarmente para restablecer el orden constitucional.
Es digno resaltar la ejemplar valentía de estos dos dirigentes opositores y naturalmente, la del pueblo venezolano porque han sabido enfrentar con gallardía a una despreciable, brutal y despiadada narco tiranía dirigida por un lacayo y capos del crimen organizado y monitoreada por invasores cubanos comandados por el G2 castrista, desde que Hugo Chávez vergonzosamente le entregara la soberanía nacional venezolana a los perversos hermanos dictadores, Fidel y Raúl Castro.
jpm