Los pilares del triunfo de Danilo Medina

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EL AUTOR es dirigente del PLD. Reside en Washington.

El primer pilar es el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), y constituye la obra maestra de Juan Bosch. Fue fundado en 1973 y llegó al poder en 1996; apoyado por el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC). Desde entonces y gracias a una correcta estrategia de alianzas coyunturales ha podido ganar 4 elecciones generales. Las tres primeras llevando como candidato al Dr. Leonel Fernández, y la más reciente, en el 2012, al Lic. Danilo Medina Sánchez; quien realiza un gobierno ejemplar y con cuyas acciones  la militancia del PLD se siente plenamente identificada; pero no así integrada ni apoyada ni reconocida por la dirección del Partido ni por algunos funcionarios que desconocen méritos obtenidos en el trabajo político.

Y esa situación no debe continuar así porque hace daño a la Organización, desconcentra a los dirigentes comprometidos con los trabajos electorales y opaca el panorama que con tantas luces ha logrado alumbrar el Presidente.

Por ello, luego de las próximas elecciones debemos tomar varias acciones urgentes: primero, empoderar a los dirigentes locales; segundo, explicar a esos dirigentes las razones que llevaron al CP a escoger o ratificar candidatos, en evidente detrimento de legítimos representantes de la obra y las ideas de nuestro fundador, y tercero: una profunda renovación de todas las estructuras de dirección partidaria.

De manera que el partido inicie un proceso de reflexión interna que le devuelva el entusiasmo y unifique a su militancia; responsable de ejecutar al pie de la letra, los trabajos necesarios para ganar y mantenernos en el poder. De lo contrario, las elecciones del 15 de mayo del año próximo, podrían ser las últimas que gane el Partido de la Liberación Dominicana (PLD).

El siguiente es el Gobierno. Una gestión que inició basada en tres compromisos fundamentales: Continuar lo que estaba bien, corregir lo que andaba mal y hacer lo que nunca se había hecho.

Hay que reconocer que el presidente Medina lo ha hecho muy bien. Pues a poco más de tres años, su gobierno puede exhibir logros trascendentales que nadie osaría negar y que el país disfrutará para siempre. Logros que tienen que ver con una magnífica decisión de darle continuidad a aquellas obras del gobierno que consolidan el progreso, como son el crecimiento económico y la estabilidad macroeconómica, generadores claves de la confianza necesaria para avanzar en las políticas que ayudan a reducir pobreza.

Y otros como la inversión extranjera; el aumento a más de 6 millones de turistas que nos visitan al año; una mayor generación de empleos productivos; el mantenimiento del dinamismo en el sector de la construcción; con la edificación de miles de viviendas y obras de infraestructura vial, turísticas y educacionales, en toda la geografía nacional.

A ello hay que añadir el esfuerzo del gobierno y concretamente del presidente de la República en lo que tiene que ver con acciones que directa e inmediatamente van en beneficio de la gente más pobre del país, como son las visitas sorpresa y la banca solidaria; las guarderías infantiles con alimentación gratuita incluida y la tanda extendida que multiplica en cantidad y calidad el número de horas de clase que reciben los estudiantes del nivel primario.

Por otra parte está el programa “Quisqueya aprende Contigo”, que ha permitido alfabetizar a más de 880 mil personas. Y la puesta en funcionamiento del efectivo Sistema Nacional de Atención a Emergencias y Seguridad 911; a través del cual se han atendido más de 300 mil casos; donde se han podido  salvar muchas vidas.

Esas acciones que este gobierno ha tomado desde el inicio, ayudaron a alcanzar algunos de los objetivos de desarrollo del milenio y aumentaron la confianza del pueblo en el partido que lidera la lucha por la justicia social en la República Dominicana, el PLD. Lo más impactante de dichas acciones lo representan las preindicadas visitas sorpresa, porque constituyen una iniciativa tan efectiva a favor de la gente, que ha sido reconocida por la ONU y emulada por otros gobiernos. Son parte de lo que nunca se había hecho y elemento esencial de lo que siempre se exigirá a las futuras administraciones.

Y dada la importancia de las visitas sorpresa a sectores muy rezagados de la población rural del país; se hace necesario contemplar la posibilidad de involucrar a los dirigentes locales para empoderarlos; pero tomando en cuenta el principio de universalidad, para no particularizarlas ni politizarlas.

En realidad nadie puede negar el éxito, dado que esas visitas sorpresa han representado la ejecución de más de 600 proyectos productivos apoyados por el gobierno que han generado más de 15 mil empleos en tan solo tres años. Y todo ello, según opina el propio presidente, es el resultado de un crecimiento natural que inició en el país en 1996 y gracias a los gobiernos del PLD, ya nadie podrá parar.  Las visitas sorpresa del presidente Medina constituyen la acción gubernamental que más ha contribuido a los altos niveles de popularidad que reflejan, a su favor, las mediciones hechas dentro y fuera del país; y sin lugar a dudas, ayudarán al PLD a ganar las elecciones  del 15 de mayo del 2016.

El  pilar central es el Presidente Danilo Medina, quien ha pasado la prueba con una calificación excelente. No así algunos de sus subalternos; los cuales han influido en la pérdida de las perspectivas de los compañeros que sacrificaron tiempo y familia para lograr  que el PLD de 1973 creciera hasta convertirse en una formidable maquinaria política, capaz de ganar elecciones consecutivas y mantenerse en el poder, con niveles muy aceptables de gobernabilidad.

El mismo mandatario, a pesar de su alta popularidad, ha enviado a veces, y seguro sin proponérselo, una señal distinta a la que ha querido. La señal de un presidente distanciado de los cuadros de su partido, quizás por razones del clientelismo, que como es natural, luego de la apertura y masificación convenida en el VI Congreso del Partido, ha permeado a las bases; por saberse ellas con derechos tan ganados para ejercer funciones de gobierno como cualquier  influyente persona de la sociedad civil.

Tal vez la influencia viene de esa misma sociedad civil que siempre se pronuncia alarmada cuando el gobierno concentra su atención en los hijos de machepa; pero no hace lo mismo cuando la distribución toca a las figuras de los más favorecidos. Dicha influencia podría haber llevado a los asesores del presidente, a no percatarse que hay militantes del Partido que por falta de apoyo han perdido el contacto con las bases; y que es con el esfuerzo de esas bases que se realizan los trabajos electorales.

Es importante señalar que de esa realidad continuar así,  dañaría el mayor de los ejemplos que el presidente quiere dejar a la posteridad: la cercanía de su gobierno con todos los ciudadanos, especialmente los del campo, los de abajo, los más pobres. Y ese efecto negativo hay que evitarlo con tiempo. Se debe y se puede seguir gobernando para todos; pero al mismo tiempo se pueden hacer esfuerzos para empoderar a los dirigentes locales de un Partido que nos permite una identidad política única, el PLD.

Un pilar fundamental es el ex presidente  Leonel Fernández, quien dirigió tres gobiernos que se pueden calificar de los más progresistas que ha tenido la RD en toda su historia. Su obra marca un antes y un después en la República Dominicana. Al concluir el más reciente de esos períodos, en el 2012, dejó a su Partido en el gobierno. Y ese logro no habría sido posible sin el apoyo extraordinario del expresidente, pues no escatimó esfuerzos para llevar a su compañero Danilo Medina a la presidencia de la República.

Más que eso, dejó al PLD, con una amplia cuota (31 senadores de 32) y la gran mayoría de los diputados en el Congreso de la República. Sin embargo, a pesar de su fructífera trayectoria, de su incuestionable capacidad, del reconocimiento mundial a su experiencia política y a su obra de gobierno; a pesar de ser, desde hace tiempo, una importante y reconocida marca país; su paso exitoso por el poder, generó un sentimiento extraño en sus adversarios, especialmente en aquellos que han demostrado insistentemente tener diferencias distintas a las políticas con el ex presidente; puesto que han desatado contra él lo peor de la calumnia, la insolencia, la maledicencia, la intriga, la envidia, el odio y el irrespeto en todas sus dimensiones. Inclusive atreviéndose a decir que “no hace falta en la campaña”. Algo que solo se entiende si reflexionamos acerca de las debilidades del poder, del envilecimiento que siempre genera el acomodo egoísta en los espacios de confort; y las características negativas de la propia naturaleza humana.

El apoyo de la mayoría de la población, constituye el pilar más atractivo, pero el menos seguro porque todos lo quieren tener a favor y su voto suele ser impredecible. Sin embargo, la manera como la gente ha correspondido al presidente que dura 24/7 poniendo Manos a la Obra, ha llevado a algunos analistas a expresar que con esa permanente, sencilla y provechosa presencia en los campos del país, el jefe de Estado superó a otros presidentes. En realidad de lo que se trata es que Danilo Medina posee un estilo distinto de gobernar; cuenta con un gran carácter y una voluntad firme. Es un político consumado, maduro y trabajador; y conoce por demás el alma, el cuerpo y las necesidades del país.

Habría sido muy interesante que un gobierno como el que ha hecho el Presidente, fuera de la mano de un Partido de la Liberación Dominicana viviendo en sus mejores tiempos; con dirigentes más unidos, entusiasmados e involucrados en las tareas que justifican la razón política de existir como organización política fundada por Juan Bosch.

El presidente Medina sabe que cuenta con el apoyo del pueblo, que el compromiso de trabajar por el mejor de los triunfos es sagrado e impostergable. Conoce además, lo que los preindicados pilares representan, cuando se unen en una causa como la campaña electoral. Sabe muy bien que a pesar de contar con cada una de esas fortalezas, el trabajo tiene que ser arduo y sin descanso, porque hay que lograr resultados que se correspondan con los niveles de simpatía demostrados hasta ahora.

El presidente ha hecho su trabajo. Ahora nos corresponde a nosotros concluir los empadronamientos, realizar entre todos una campaña positiva y llevar con entusiasmo a la gente a votar; para que al contar los votos ganemos en primera vuelta, celebremos el triunfo sin embriagarnos y  nos unamos en un nuevo gobierno a favor del bienestar del pueblo dominicano.

vtoeard@yahoo.com

 

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