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Los ladrones
A los ladrones de la voluntad de los pueblos debemos alertarles mediante métodos persuasivos, sentarlos a la mesa del diálogo, y si rehusan, reprimirles mediante manifestaciones pacíficas de desobediencia civil. ¿Quiénes son los ladrones ?. Habría que formular la pregunta a estas alturas de la destrucción de la humanidad. Los que envasan comestibles provistos de metales pesados, los que desbrozan los ecosistemas con fines de explotación, como si una frívola dama se tiñera el cabello de infinidad de colores y sacudida por la calvicie prematura, dispusiera de una colección de pelucas. Los agentes cancerígenos que se utilizan en la conservación de los comestibles, han convertido a los hospitales del XXl en circos de moribundos de la edad media. Cierto que ahora se vive más, de la pastilla al baño, de la consulta del médico a la pastilla,del baño a la cama, del hospital, al lecho funeral. Los explotadores no piensan que pueden enviarles misiles de veneno al entorno como si a pesar de la ignominia, pudieran seguir respirando. El cerebro trabaja con oxígeno, sin selva no hay atmósfera, sin atmósfera no hay oxígeno, sin oxígeno no existe vida superiror sino anaeróbica. La tala de los bosques de Africa, Asia, América Hispánica, dedicados al cultivo de la palma que produce aceite o palma aceitera, ha destruido la vida agrícola del campesino, desterrado dentro de su propio entorno y eliminado finalmente del paisaje. El daño que provoca la deforestación de los bosques es infinitamente mayor que los beneficios que representa a sus explotadores, jefecillos de turnos de los gobiernos, aferrados al poder y a la miopía del mando. La industria de los comestibles, especialista en envasar metales pesados, no se detiene en su carrera armamentista contra la salud pública, subversiva por excelencia, ejerce su poder terrorista contra la humanidad, sin disculparse. Alguien tiene que denunciar el hecho de que cada día el promedio de vida de los países en vías de frustración sea más lamentable. El aumento de la temperatura planetaria provocado por la explotación indiscriminada de los recursos naturales, los efectos negativos del fenómeno invernadero, ha destruido el 75 por ciento de los corales de los océanos, eliminado la fauna marina. Los que piensan con la bomba neumática de la tripa, son los verdaderos responsables de la guerra encarnizada que se le ha declarado a nuestra especie. Los globalizadores y sus cómplices, además de erosionar la capacidad de respuesta rápida del organismo, llenar los hospitales de moribundos, exigen que se les condecore. El secuestro de las tierras de labranza por parte de los ladrones, ha eliminado del entorno a los pequeños agricultores, abierto las compuertas al terrorismo que la globalización ha provocado al campesino como especie extinguida de la cadena alimenticia. Los ladrones han alterado el escudo magnético de protección cósmica que nos defiende de las explosiones solares, dejado a nuestro planeta en el más espeluznante y catastrófico de los abandonos. Los polos magnéticos pueden invertirse en cualquier momento y desaparecernos de nuestra galaxia. Gracias a los ladrones, que disponen de los recursos de la biodiversidad como disponen de un campesino.