Los jóvenes de nuestros barrios
POR FRANCIS ANTONIO LORA RAMÍREZ
En estos tiempos modernos, la sola palabra “vida” tiene sus recargos. Vivir, pues, conlleva un duro sacrificio, y hasta cierto heroísmo. Esto implica tener que ver de cerca, en pleno siglo veintiuno, a tantos jóvenes de nuestros barrios, desamparados, al margen de todo un mundo dominado por los avances de la ciencia y la tecnología.
La verdad es que esos jóvenes, no tienen esperanza alguna de cambio en su persona, ni tampoco la oportunidad de impactar positivamente sus entornos. Jóvenes que son el producto de la marginación social, de quienes por años nos han gobernado, con cinismo y crueldad.
El papel del gobierno de turno es protegerlos y orientarlos, aplicando políticas muy bien definidas, a través de las cuales, nuestros jóvenes, puedan ser valorados adecuadamente…Esto es: habilitando talleres culturales, bibliotecas, y clubes deportivos barriales… Ofreciéndoles, además: empleos y becas que les garanticen la prosecución de sus estudios académicos y/o formativos.
Sin embargo, en lugar de reconocerlos, las autoridades de turno se aprestan a convertirse en sus detractores más tenaces. Así no puede haber equidad ni justicia social, descuidando a nuestros jóvenes. Y, sobre todo, ¿cómo se podrá sacar de las calles a aquéllos que asiduamente delinquen, y apartarlos de los vicios y la delincuencia, si no se les brinda una alternativa real?
Es obvio, que para quienes solo creen en las frías estadísticas de sus propias premoniciones, la indiferencia siempre será un motivo con qué justificar su individualismo, y propuestas de campañas demagógicas, cada cuatro año, en la que el pueblo, como tonto útil, habrá de estar siempre dispuesto a continuar con el jueguito de seguir eligiendo a sus verdugos.
JPM