Los dominicanos queremos vivir en paz

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El autor es médico. Reside en Miami

LUIS CAMPILLO

La noche del día 17 de junio esperábamos con ansiedad el discurso del Presidente Medina, pues el país confronta un  gran problema, la pacifica ocupación haitiana  a que ha sido sometido, la cual de acuerdo al Dr. Balaguer, cuenta con el beneplácito de naciones poderosas.

Estas naciones al parecer se creen tener el derecho de trazar el futuro de nuestra gente. No creo que los dominicanos les importemos mucho, esto quedó claro  cuando el Embajador norteamericano se apersonó a uno de los lugares de regularización de inmigrantes  a poner orden.

Con esta  actitud anti diplomática queda evidenciada la posición de la gran Nación del Norte. Sin duda alguna la acusación que hiciera Balaguer en el 1994 era cierta,  pero los que viven de la política lo acusaron de mentiroso, pues su único interés era desplazarlo del poder.

El Dr. Balaguer se quedó corto, pues en la  conspiración que desvelaba, también hay dominicanos con el corazón lleno de odio, que se interesan más por el futuro de Haití que por el de sus hermanos dominicanos.

Hay mucha gente haciendo dinero con el drama haitiano. Esta gente le está vendiendo la idea a la comunidad internacional que en el país se lleva a cabo una limpieza étnica como la de Kosovo. Creemos piensan poder provocar una  invasión, que borre  las fronteras existentes en la Isla de Santo Domingo.

Con el apoyo de la comunidad internacional la unificación se llevaría mediante la fuerza; por lo que los dominicanos tenemos que ser cautos, no podemos permitir abusos en contra de los haitianos.

Por eso consideramos una estupidez el negarles la nacionalidad a los haitianos nacidos en nuestro territorio, no podemos negarle la nacionalidad a todo aquel que nace en nuestro territorio, el derecho lo da la fuerza y nosotros no tenemos bombas atómicas, ni cazas de última generación.

Por tal razón tenemos que castigar severamente a todo aquel que cometa excesos. No convirtamos a los haitianos en victimas. Esa es su estrategia,   desempeñando ese  papel  podrían concretar lo que no pudieron  mediante el filo de sus espadas.

Pero el Presidente Medina no dedicó ni un párrafo de su discurso al mayor  problema que confronta el pueblo dominicano desde los días de su independencia. Solo abordó el tema de su reelección, omitió referirse al plan de regularización de haitianos.

Al parecer su Reelección es más importante que la confrontación de este problema cuya solución, al parecer la solución reposa en la cabeza del nuevo “mesías”.

El  Dr. Balaguer tenía razón al acusar a Francia, Estados Unidos e Inglaterra de querer fusionar la Isla; pero no contó con la cantidad de traidores que existían entre nosotros, en espera de arrastrarse ante el poder omnímodo y el oro  corruptor.

El que dirige la campaña de descrédito en contra de la República Dominicana, lo está haciendo muy bien, pues ha logrado dividir a un pueblo que siempre ha estado enfocado en  mantener su soberanía y su independencia.

El país cuenta con políticos capaces de negociar hasta su madre con tal de retener  el poder. Estamos en una época preelectoral ¿Qué habrá  negociado el Presidente Medina para que los amos del mundo le  permitan reelegirse?

También contamos con periodistas con ínfulas de redentores, que al parecer  odian en secreto a sus connacionales y tratan de destruir la Nación donde nacieron  por razones que desconocemos.

Haití está en crisis desde los tiempos de la colonia, es una nación inviable,  quienes le han gobernado no han pensado en los demás, considerando esa nación como  botín de guerra,  salvo escasas excepciones.

La comunidad internacional debe ayudar a los haitianos, pero en su  territorio no en el nuestro. No hay razón para querer destruir la República Dominicana, la cual  fue creada tras gran sacrificio y mucho dolor, El resentimiento existente entre haitianos y los dominicanos no es de origen racial.

Fue de Haití que nos independizamos tras 22 años de vasallaje, durante sus incursiones militares los haitianos redujeron en dos ocasiones en un 50% a nuestra población, pretendieron cambiarnos el idioma, la cultura y nuestras tradiciones, “esto no puede volver a pasar”.

La situación de miseria que confronta Haití no es responsabilidad del pueblo dominicano; Si se persiste mediante la fuerza fusionar a dos naciones tan disimiles, se estará sembrando la semilla de la guerra entre nosotros y los dominicanos queremos vivir en paz.

 

 

 

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