Los dominicanos deben aprender de las FARC

 

Para construir paz, el Estado debe garantizar el derecho legítimo a la protesta social como lo estipula la Constitución Nacional. Y hacer creíble las elecciones, so pena de volver a los tiempos de Manolo Tavárez Justo y las guerrillas rurales.

La gente protesta por falta de salud, de educación, trabajo bien remunerado, empleos, vivienda digna, recreación y otros elementos básicos que un Estado democrático y de derecho tienen que garantizar a sus ciudadanos. La gente protesta contra la inoperancia del gobierno.

Ya es tiempo de terminar con el uso de la represión y el billete a líderes para acallar el clamor popular.

En Colombia con 50 millones de habitantes, se tomó armas por mucho tiempo y con su selva y vegetación se tenían espacios únicos para moverse por eso próspero; pero en R.D. la cosa no es así.
Se intentó por mucho tiempo y no funcionó en Quisqueya.
Los Caamaño son ejemplos del combate y perdieron por falta de unidad y desacierto de amigos izquierdistas y descontentos.

Por eso, en RD, la otra hora valiente izquierda, viene dando tumbos electorales. Al deponer las armas, desde hace muchos años sin lograr cohesionarse y consolidarse formando un partido grande capaz de competir en todos los planos, incluso electoral, hasta llegar al poder, parece nunca lo lograrán.
Elecciones van y vienen sin que las fuerzas revolucionarias y progresistas avancen.
Al contrario, retroceden como el cangrejo. (“Un paso hacia adelante, dos hacia atrás)
Un círculo vicioso de vacilaciones, falta de espíritu unitario, comprensión de los fenómenos sociales, etc.

Se podrán alegar muchas cosas para justificar un desempeño electoral pírrico, en la mayoría de los casos con sobrada razón, como el uso de los recursos del Estado, el fraude, la falta de transparencia, la inequidad, la parcialidad de la Junta Central Electoral, etc.
Todos muy válidos., pero no efectivos para las masas, queremos un cambio.

Pregunto:
¿Seguirá la izquierda empantanada en el sectarismo y el vanguardismo que le impide construir un partido grande y fuerte que se convierta en una maquinaria electoral y política opositora capaz de enfrentar a los partidos tradicionales o seguirá dividida como hasta ahora haciéndole el juego a las clases dominantes?

Nadie puede negar que su dizque «Lucha revolucionaria» se financia con aportes y manipulación de miles de jóvenes y niños en el país que se mueren en medio de la desesperanza y tienen de todo   En negocios con narco, sicariato y confabulaciones de atracos. Por ahí debemos empezar a reducir la delincuencia u hacer que, en cada sector urbano, en cada campo, la gente se sienta parte de la solución de un problema que le impacta su seguridad directamente y que no se podrá resolver solo matando delincuentes ni encarcelando delincuencias, eso debe ser parte del plan

Aplaudo la firma reciente, en Habana, de los Colombianos en pugna, pero aún falta aceptación de todos, pues ese acuerdo con el Gobierno y las FARC no las tendrán fácil en lo político. Si es cierto que los miembros de esta guerrilla tienen los oídos acostumbrados al ruido de las bombas y al trueno de los fusiles, otra cosa distinta será el grito de aquellos que fueron sus víctimas.

Si hay algo que no existe es el olvido, nos recordaba en uno de sus versos el vate argentino Jorge Luis Borges, y doña Carson McCullers quienes, aseguraron en una oportunidad que el olvido es el lugar donde viven los recuerdos.

El problema de las FARC, no es sólo con la sociedad civil, aquella que afirman defender, pero a la cual le han causado tanto dolor como el infligido por las turbas de paramilitares dirigidas por los Castaño y los Mancuso. El problema con las FARC es que sólo escuchan su propia voz. Da la impresión de que para ellas el mundo se hubiera detenido el 1 de enero de 1959 cuando Fidel Castro entró triunfante a La Habana. Ese tiempo estancado y rancio que describe García Márquez en El otoño del patriarca, cuya humedad parece abandonar el relato cuando el lector se hunde en sus páginas, marca el derrotero ideológico de la guerrilla más vieja y mañosa de la historia reciente de la humanidad.

El problema de las FARC, no va a ser sólo con esa ‘oligarquía’ colombiana a la que tanto odian. No va a ser sólo con ese Estado que han venido combatiendo desde hace casi 60 años. No va ser sólo con los políticos corruptos con los que van a tener que enfrentarse, necesariamente, en las urnas. Va a ser con ese grupo de personas al que le produjo tanto dolor que es probable que no estén dispuesto por un segundo a perdonarlos.
¿Qué respuesta le tendría Iván Márquez FARC, a esa maestra del sur de Antioquia que ha visto durante más de un año cómo los miembros de esa guerrilla que están a sus órdenes sacan a los niños de las aulas y se los llevan al monte?

¿Qué respuesta tendrá para los dominicanos, la izquierda que no logra unirse y ser punta de lanza de una oposición dura y valiente frente al status quo imperante de RD, avasallante y con dinero, donde el de arriba se queda arriba y nunca nada cambia?   Pregunta un pensador.

jpm

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