Los documentos ultra secretos de Biden y Trump
El gobierno de los Estados Unidos, presidido por Joe Biden, en los últimos tiempos viene presentando signos de un acelerado desgaste político, sustentado en conflictos internos y externos que se perpetúan en tensiones históricas unilaterales, las cuales distan mucho de gobernantes que se autocalifican como probos y abanderados de la conducta humana.
Como en la guerra fría, Estados Unidos enfrenta el desafío de buscar una salida para contrarrestar las acusaciones descubiertas a lo interno de sus incumbencias con el hallazgo de documentos secretos que deberían estar en los archivos bibliotecarios de la Casa Blanca, no así en las oficinas particulares de Biden y Donal Trump.
El Partido Demócrata, hoy en el poder, se podría decir, ha sacado cierto provecho político, tras el hallazgo y descubrimientos de cientos de documentos en la casa de Mar-a-Lago, propiedad de Donald Trump, ubicada en el Estado de La Florida, Estados Unidos; sin embargo, al encontrarse documentos similares en la oficina particular del presidente Biden, sin dudas queda expuesta la fractura de los principios de la moral política entre demócratas y republicanos.
Los documentos ultra secreto del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, tienen su mandato en cuestionamiento, sobre todo, al inicio de un año que se podría definir como pre electoral, donde se disputan la candidatura presidencial dos aspirantes acusados de retener documentos confidenciales por ser propiedad absoluta del gobierno.
El fundamento independentista de la justicia de los Estados Unidos no le servirá de apoyo al gobernante demócrata, quien deberá responder con claridad meridiana ante el fiscal general de EE.UU, Merrick Garland, el cual ha designado un fiscal especial para que investigue la procedencia y el contenido de los documentos, al igual que los de Donald Trump.
Con el hallazgo de estos documentos ultra secretos queda en evidencia que la moral sólo se predica cuando no se puede escribir, porque si se escribe se hace un garabato, algo insignificante, carente de entendimiento.
¿Dónde irá a parar el discurso moralista de Biden? Con este nuevo descubrimiento, sin dudas que la naciente hegemonía del presidente se apoya en coyunturas oportunistas y argumentos morales o salvacionistas que enfatizan el viejo espíritu misionero.
La legalidad o no de la retención de documentos oficiales pone en riesgo legal al mandatario, aunque todavía no es el momento para sacar conclusiones, es preciso destacar que a pesar de las investigaciones que se han realizado, pues no hay detalles concretos del tipo de documento que prácticamente fue hurtado por el mandatario y por qué no se almacenaron en los Archivos Nacionales de EE.UU. para garantizar su oportuna seguridad.
Aun con la precariedad detallada, concisa, precisa y sustentada en los documentos, se presume que los mismos están plagados de información relacionada con Ucrania, Irán y Reino Unido, países que, en cierto modo, responden a intereses de los Partidos Republicano y Demócrata, lo que ha abierto las puertas al presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Kevin McCarthy, quien aprovecha esta brecha y solicita al Congreso que investigue al presidente, acusándolo de hipocresía y doble rasero.
Tienen cierta similitud los documentos descubiertos en Mar-a-Lago, propiedad de Donald Trump y los encontrados en la oficina particular de Joe Biden, debido a que ambos legajos están marcados como “información confidencial compartimentada” (SCI, por sus siglas en inglés), lo que quiere decir que dicho material está involucrado con métodos y fuentes de inteligencia.
Al extremo, la focalización de la política estadounidense está enraizada en la lucha de intereses sin dar vigor a los acuerdos bilaterales para sustentar las relaciones internas y externas. “Debemos construir un nuevo mundo, un mundo mucho mejor… un mundo donde la dignidad eterna del hombre sea respetada”. (Presidente Harry S Truman, 1945).