Llegó navidad

El término navidad es un abreviatura de natividad; en ese contexto asume el mismo concepto de nacimiento. Jesús el Cristo, nació en Belén de Judea, en el tiempo en que Augusto César, dio un edicto para que todas las personas fueran empadronadas. Además, concomitantemente, Cireneo era gobernador de Siria. José como era de la familia del rey David, tuvo que viajar desde Nazaret de Galilea hasta Belén de Judea. Estando en Belén para cumplir con el edicto, su desposada María dio a luz un niño, cuyo nombre fue dado por el ángel Gabriel desde antes de su concepción: Jesús era su nombre.
El nombre Jesús significa Salvador, por eso los pastores que estaban en vigilia en esa región de Belén, recibieron el siguiente mensaje dado por un ángel: «No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre» Lc. 2: 10- 12.

Cristo es un término griego, cuyo significado es Salvador, equivalente al término hebreo de Mesías. Esto nos indica que el ángel habló con los pastores en griego y no en hebreo. El griego era muy común en esos días, debido a que los griegos habían reinado sobre muchos pueblos, antes del surgimiento del imperio romano. En consecuencia, Jesús, Cristo, y Mesías son equivalentes a Salvador; esto indicaba la misión de Jesucristo que es salvar al mundo del pecado y del castigo eterno. El nombre Jesucristo que es la unión de Jesús y Cristo fue dado por los ángeles, de ahí su importancia para la unión de los dos en una sola palabra.

La natividad de Jesucristo, buscaba enderezar la vida de los hombres, la cual se había desviado a senderos equivocados. Las atrocidades hechas por los pueblos y sus gobernantes, el sistema de esclavitud que se había instaurado en muchos lugares, la prostitución en los géneros humanos, entre otras conductas inapropiadas de seres racionales, indicaban el bajo valor que tenían las personas ante los individuos. Era necesario, llamar al hombre a andar en el camino de Dios, para el cual había sido creado. Entonces Jesucristo, era y es el que puede salvar al mundo de los errores en que ha andado.

La misión de Jesucristo ha sido afectada debido a que Satanás, desde el principio quiso manipular al mismo Jesús, para que se convirtiera en un servidor de él. Seguidores de Jesús, en todos los tiempos, han perdido el rumbo correcto, para incursionar en las cosas que corresponden a la vida de pecado. Se preocupan más por lo del César, que por lo que es de Dios. Los líderes religiosos, muchos de ellos, buscan más cámaras de televisión, vanidades, dineros y  poder que llevar el mensaje del Nazareno.

Jesús nació en un pesebre, en una familia sumamente pobre, pero ambos con una fuerte convicción de fe y obediencia hacía Dios. Ellos iban al templo, ellos oraban a Dios y estaban atento a la observancia de las leyes y preceptos de Dios. Ellos eran religiosos, pues nadie puede hacer la voluntad de Dios, a menos que sea religioso. Y no puede ser salvo, aquella persona cuya religión no tenga a Dios. Lo que María y José eran, significaba mucho en los valores que ellos darían al niño. La misión de Jesús era sumamente espiritual y en consecuencia ellos lo sabían.

Llegó la navidad, es decir el tiempo en que cada persona debe aceptar volver al camino de Dios; es el tiempo del llamado de Dios con la presencia de Jesucristo. Cuando Cristo nació había una religión judía, que había dejado a Dios. No toda religión tiene ni pertenece a Dios. Por eso Cristo vino para convertirse en el Camino, la Verdad, la Vida, el Buen Pastor, La Puerta del redil, la Luz y por ende Pan de vida. Solamente la religión que se enmarca en Jesús es correcta ante Dios; la religión cristiana, nos habla del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, personas quienes se interesan en nuestro bienestar, pero también a quienes tenemos que dar cuentas en el juicio.
El apóstol Pedro dijo: «Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres en que podamos ser salvos» Hc.  4: 11, 12. Utilizar los principios y valores cristianos sin la persona de Jesús en su dimensión de Salvador, es equivalente a sembrar en el desierto. Algunos quieren predicar las doctrinas de Cristo, pero sin Cristo y sin iglesias; los que hacen eso están mal y confunden a las gentes. Jesús es Salvador, él y su doctrinas, una sin la otra no tiene efectividad en el plan de salvación.
Llegó la navidad cristiana, sin borracheras, sin glotonerías, ni desenfreno sexual, ni injusticia social; es el período de arrepentimiento, de volver a Dios, de santificarse, de convivencia cristiana en la familia, y sociedad de fe en Cristo. Es el tiempo de un nuevo renacer en el ser humano, que asumamos una vida más cerca de Dios, una vida con responsabilidad, pero  a la vez de respeto a los que difieren, amando aun a los enemigos. Compartir con los necesitados de amor, de justicia social, de acompañamiento, de abrirles los ojos y sobretodo de los empobrecidos en espíritus. Jesucristo es el todo de Dios, para toda la humanidad. Dios le bendiga.
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