Las recompensas para combatir el delito en RD

 
 
   Desde hace unos años, la sociedad dominicana ha venido estando asediada por una serie de hechos delictivos, los cuales no han tenido parangón a lo largo de su historia. A diario leemos en la prensa escrita, vemos en los noticieros televisivos o escuchamos por la radio, acciones delictivas, que poco a poco han ido permeando la sensibilidad humana, que ya casi comienza a verse como «algo normal» en el ajetreado devenir de los dominicanos sumergidos en su rutina diaria.
   Los asesinatos por encargos (sicariatos), el auge del narcotráfico  en sus modalidades de tráfico, cultivos, ventas y consumo, los asaltos a entidades bancarias y/o agencia de transporte de valores, los atracos a ciudadanos a plena luz de día y de la noche, los robos y penetraciones a residencias estén éstas vacías u ocupadas, las extorsiones y hasta  secuestros de personas para exigir dinero a cambio,  han venido a formar parte ya del modus operandi hoy en día en la República Dominicana de aquellos que se dedican a delinquir por obtener las cosas fáciles
   Concomitante con el desarrollo urbanístico, comercial, social y económico que hoy se visualiza en la ciudad del Gran Santo Domingo y otras principales ciudades del interior del país, de igual manera se han desarrollado bandas delincuencial, que se han tornado en verdaderos desafío a las autoridades policiales, militares y hasta los propios estamentos del Estado. El mayor ejemplo de ello, lo acabamos de ver con el grupo dirigido por el exteniente del Ejército Jhon Percival Matos, caído recientemente cuando se produjo su ubicación en la cabaña «La Fuente del Placer» en la ciudad de Bonao.
   Ante los atrevidos y desafiantes delitos cometidos por la banda que dirigía el susodicho exmilitar , que pusieron en evidencia la ineptitud, deficiencia y falta de coordinación de los organismos de  seguridad tanto policiales, militares y civiles, tuvo que intervenir personalmente el presidente de la República, reunirlos a todos y exigirles respuestas rápidas y una pronta solución a los retos del accionar de este grupo, a cuyos organismos de seguridad habían puestos en ridículos al cometer tres espectaculares asaltos en poco tiempo entre uno y otros y en plazas públicas colmadas de personas.
   La figura central de este grupo delictivo lo era Jhon Percival Matos, peteneciente a una familia de clase media alta y a su vez, hijo del exgeneral piloto de la Fuerza Aérea Dominicana, Rafael Bienvenido Percival Peña, quien fue piloto comercial de la desaparecida Dominicana de Aviación,  escritor, abogado y catedrático universitario.
 Tiene un Doctorado en Ciencias Políticas de la Universidad Vasca en Madrid y fue Asesor Militar en Seúl, Corea de Su,r en el gobierno del Dr. Leonel Fernández Reyna. Con su participación como líder de este grupo, su hijo sentó un precedente atípico desde el punto de vista sociológico, pues este tipo de liderazgo sólo tenía su cultivo en jóvenes de sectores marginados, de escasa formación socio-cultural y de familias con  recursos económicos muy limitados.
Esto, obviamente nos demuestra, que parte de la sociedad dominicana está afectada por una carencia de valores morales, faamiliares y éticos, no importando el sector a la que pertenezca, en donde germina el deseo rápido de vivir la «buona vita», tener dinero suficiente sin ganárselo, disfrutar a plenitud lo que el dinero fácil nos brinda y sumergirse en el consumismo moderno si el menor esfuerzo posible para ello.
MEDIDAS DE POSIBLES SOLUCIONES
   Estos hechos, no son ajenos a un proceso de descomposición social en muchos  estamentos de la Nación, en donde obtener la riqueza fácil, al parecer, se ha convertido en un patrón de conducta que lo podemos percibir en funcionarios públicos, militares, políticos, congresistas, dirigentes sindicales, jueces y fiscales del poder judicial. Entonces, ante una situación que al parecer se está saliendo de control, me parece que hay que comenzar ya a poner los correctivos de lugar para ir transformando paulatinamente ese estilo de algunos de querer vivir la vida y rodearse de lujos y comodidades sin hacer el menor esfuerzo para obtenerlo lícitamente. Esas medidas que humildemente considero, serían un buen comienzo para hacerles frente a estos desatinos sociales. Ellas son las siguientes:
1.-  Una depuración en las fuerzas policiales y militares de la nación, así como también en el Poder Judicial, en vista de que éstos últimos, son los causantes deque muchos maleantes anden por las calles planeando cometer sus próximas fechorías en vez de estar cumpliendo sus condenas en prisión.
 2.-  Un aumento de sueldos substancial en los policías de la plana baja, que son los que siempre hacen el trabajo duro y arriesgan sus vidas frente a los delincuentes,  complementada con  una modernización en su movilidad, armas y equipos para hacerles frentes a los antisociales.
3.-   Una revisión profunda de actual Código Procesal Penal de la República Dominicana el cual, según entendidos en la materia, está hecho más para ayudar y proteger a los que delinquen que a la misma sociedad para la cual fue forjado. Es menester que se implementen penas y castigos severos, que conlleven a muchos años de cárcel y trabajos forzados, a todo  aquel que atente contra la paz, la tranquilidad, la vida y los bienes de los demás en cualquier modalidad.
3.-  La implementación en la República Dominicana, del sistema de «pago de recompensa» a toda persona que denuncie o ayude con su información de manera confidencial a la captura de cualquier persona o grupo que cometa un  delito como asaltos, asesinatos, robos  importantes, sicariato y sus autores se conviertan en fugitivos  de las autoridades y la Justicia.
   Esto último, es algo que se ha venido usando en muchas naciones desarrolladas, pero sobre todo, en los Estados Unidos desde hace tiempo, desde cuando existía el viejo oeste de los vaqueros hasta nuestros días, constituyéndose dichas recompensas económicas, en una fuerte motivación a las denuncias por parte de la ciudadanía, lo cual se traduciría en una gran ayuda para las autoridades dar con los fugitivos de una manera más rápida. Esto no sería un gasto para el Estado, sino más bien,  una verdadera inversión social para la paz y el sosiego de la sociedad que hoy en día ante estos crímenes, se siente sola y desprotegida.
   El Estado gasta mucho dinero en cosas fútiles, sueldos lujosos que perciben  funcionarios que a la postre, casi nunca resuelven nada. También deberían sumarse a esa causa, los empresarios, comerciantes y bancos,  los cuales, al fin y al cabo, son los principales objetivos de estos malandros.
   Estamos conscientes de que estas medidas no erradicarán de raíz el problema, pero si contribuirían notablemente a dinamizar las acciones en su contra y acorralar en ciertas medidas a todos estos facinerosos, achicando sus espacios y movilidad. Recordemos que la delincuencia no es más que el producto de una sociedad desorganizada.
La delincuencia hay que afrontarla seriamente, con todas las herramientas necesarias y atacarla en todos los frentes, involucrándose en ello, todo el estamento político, económico y  social de una nación. De no ser así, se daría pie a lo que dijo el célebre científico Albert Einstein:  «La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver  lo que pasa«
jpm
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