Las razones de Adriano Espaillat
A pesar de que tanto el gobernador Andrew Cuomo como la dirigencia del Partido Demócrata habían determinado que las primarias demócratas programadas para el 23 de junio resultaban contrarias a la política de distanciamiento social y a todas las medidas de seguridad para contener la pandemia de Covid19 en Nueva York, una de las ciudades del mundo más golpeadas por el virus, una jueza federal entendió que la suspensión dispuesta bajo esas preocupaciones afectaba el derecho fundamental de elegir y ser elegido, y la anuló.
En consecuencia a partir del 23 al 27 hay primarias para las presidenciales, congresuales y otros puestos de elección, en las que participa de nuevo el congresista Adriano Espaillat, con amplias posibilidades de ser reelecto, y ojalá que así sea porque es el dominicano, aunque, lamentablemente, cuando la identificación con los intereses de su país de origen coliden con los de otros componentes de su base electoral, no ha vacilado en hacer lo que ha entendido más adecuado para sus propios intereses, como ejemplo la bestial campaña internacional de la que fue objeto la República Dominicana por la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional, su posición fue contraria a la de la RD; y como ocurrió con la campaña negativa que padeció el turismo en el año de 2019, aunque subsanó unas declaraciones desfavorables que había ofrecido en principio con un viaje a RD a pernoctar en hoteles turísticos para demostrar su seguridad.
Hay que entender que la mayoría de su base electoral está en las vecindades afroamericanas que mantuvieron por cuarentiseis años al ex representante Charles Rangel como su líder indiscutido, pero el seguro de vida de Espaillat lo representa la comunidad de origen dominicano, que no es mayoría pero su voto masivo tiene peso, por lo que para él resulta fundamental entusiasmar a esa base electoral y llevarla a las primarias, pero los que están en capacidad de ayudarlo como nadie a esa movilización son los partidos políticos dominicanos, con mucho mayor poder de convocatoria que la de clubes, entidades comunitarias y de otra naturaleza.
Pero no hay tema que active más a los partidos dominicanos que las elecciones dominicanas, y si no hay expectativas sobre ellas, permanecen de brazos caídos, razones por las cuales se ha puesto al frente de una cruzada para encender las expectativas sobre la posibilidad de que los dominicanos en el exterior ejerzan su derecho al voto en las elecciones del 5 de julio, sin medir consecuencias.
La República Dominicana como otros países con elecciones programadas durante estos meses recibieron una comunicación del Departamento de Estado de los Estados Unidos en las que se le explica que las mismas deben desarrollarse conforme a las políticas preventivas que tengan vigencia en cada estado y se les exhorta encarecidamente a procurar métodos no presenciales.
Ante la comunicación que la Junta Central Electoral hizo llegar a la alcaldía de Nueva York informando que las elecciones de mayo habían sido pospuestas para el 5 de julio la respuesta ha sido: “Todavía no tenemos modificaciones en toda la ciudad con respecto a las regulaciones o protocolos de distanciamiento social. La orden PAUSE del Gobernador también sigue vigente”.
Otro aspecto que hace sombría posibilidad de las elecciones es el del montaje, aún no está integrada ni siquiera la OCLEE, la oficina que debe montar toda la logística del proceso y no hay la más mínima posibilidad de empezar a hacerlo.