La vida está difícil

Fue el hombre quien al pecar, hizo que Dios maldijera la tierra, como castigo inmediato. Está escrito: «Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y caldos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelva a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás» Gén. 3:17- 19.

El hombre, ente intelectual, quien con conocimientos transforma el medio a su favor, también lo ha hecho en contra de sí mismo. De ahí que, la presencia de armas blancas, de fuego, nucleares y químicas destruyen la paz en los pueblos y la buena convivencia en el mundo. ¿Por qué el hombre se arma? Para sentirse superior ante los demás, para someter a otros a su voluntad, y sobre todo para delinquir. El desarme individual es una necesidad, pero un desarme general, nadie debe tener armas.

La respuesta a las circunstancias conflictivas de conductas, deben resolverse mediante el diálogo. El intercambio de las argumentaciones, en una discusión sincera y honesta, puede resolver cualesquier crisis, en favor de la sociedad y del mundo. Dios ha utilizado el diálogo, como forma de resolución de lo conflicto con el hombre, por causa de los pecados. El mandó a Cristo, para que enseñara su palabra al hombre, y para que predicara a los hombres, como está escrito: «Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos porque el reino de los cielos se ha acercado» Mt. 4:17.

Cuando Jesucristo murió por los pecados y resucitó, sabiendo que el diálogo es el camino a seguir, dijo a sus discípulos: «Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura» Mr. 16:15. Esa debe ser la actitud de los cristianos, todo resuelto bajo el diálogo. La llamada «santa inquisición» demuestra ignorancia y desviación de la palabra de Dios, de aquellos quienes la llevaron a efecto en la humanidad. Las situaciones se resuelven se con los acuerdos entre las partes, y si no, hay que reconocer la individualidad y el derecho del libre albedrío del individuo y de los pueblos.

En ese sentido, la vida está difícil, porque en los diferentes aspectos de la vida humana, el hombre la ha corrompido. El valor dinero, o riquezas ha destruido la moral de los hombres y en consecuencia la buena convivencia entre los hombres. De ahí el refrán: «Por la plata baila el mono». El apóstol Pablo, escribió:»Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores» ITi. 6:10.

El hombre por el dinero lo corrompe todo, eso es lo que justifica las guerras por el oro negro, las cuales se hacían por el metal oro. Las luchas por las explotaciones de las diferentes minas de metales, sin medir consecuencias. Y, qué decir, de los sistemas políticos corruptos que dominan el mundo, en este sentido se habla de menos y más corruptos. Pero, lo peor de todo, es la mercadería religiosa en la religión cristiana, quienes deben ser ejemplos son, los son, pero en el sentido contrario. La vida está difícil.

La pregunta es, ¿debemos darnos por vencidos? No. La lucha en el intercambio de ideas de valor contra las inmorales, ilegales, ateas, y pervertidoras debe continuar día a día. No es castigar al ser humano, es transformar su pensamiento, el cual lleva al cambio de conducta, y ésta conduce al cambio de sociedades y del mundo. Hay muchos trabajos y pocos obreros, pero hay que continuar. Pablo escribió: «Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios» 2 Co. 4:4, 5.