La verdad puede ser amarga o dulce, pero nunca será mala

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ARIS MARTINEZ. EL AUTOR es locutor. Reside en Tamboril.

 

Por ARIS MARTINEZ

Al hablar de verdad pensamos que es una condición de quien actúa en determinadas circunstancias de la vida cotidiana; esta puede tener dos vertientes; puede ser amarga cuando quien la pregona se ve descubierto en actuaciones dudosas en su accionar y dulce, cuando la verdad es enarbolada por quien busca poner en evidencia a una determinada actuación de una persona.

Al hablar de la verdad ponemos en evidencia una determinada situación de una sociedad, una persona, en cuanto a una determinada actuación frente a una situación que no se corresponde con los lineamientos adecuados para obtener los mejores resultados.

Todo esto lo exponemos luego de que los tentáculos de la brasileña Odebrecht se expandieran por el mundo, llenando de ignominia de corrupción y sobornos a muchos hombres y mujeres dentro del accionar político de diferentes naciones, esos como veletas se ofrecieron en venta para propiciar las asignaciones de obras a la referida empresa.

La luz de la verdad ha salido de las tinieblas en que esos personajes trataron de mantenerla oculta y que esta no brillara con la luz propia que caracteriza siempre la verdad; esto ha ocurrido y por todas partes se escuchan los lamentos de la jauría de los afectados vociferando el ya conocido – yo no soy de esos -.

Sin dudas que no están todos los que son, pero no son todos los que están; muchos de los nombres mencionados es posible que no estén embarrados por el lodo corruptor de Odebrecht, pero también es posible que no todos los que han dicho, yo no estoy en esos, puede que sean los verdaderos propiciadores de esta desleal práctica corrupta y quieren aparecer como los voceros de la luz de la verdad.

Son muchos los que bailaron al ritmo de la corrupción propagada desde la interioridad de Odebrecht y como ahora este ritmo parece dislocado y fuera de la lógica de la honestidad, quieran aparecer como los mejores abanderados de la prudencia, la justicia y la decencia política, cuando se les nota a la luz de la verdad que están mintiendo con la desfachatez de los indolentes.

Odebrecht ha servido para conocer la trayectoria de muchos de los llamados líderes políticos mundiales, muchos han caídos de sus altares, otros están frente a la justicia de los pueblos, otros están bajo el temor de verse acusados frente a un pueblo al que durmieron con sus peroratas de defensores de los mejores intereses y otros optarán por esconderse de la justicia del pueblo que lo condenará a una muerte política de por vida.

Finalmente quisiera recordar la lapidaria frase que retrata ante la realidad que estamos viviendo con este hecho con el sello de Odebrecht: «la verdad puede ser amarga o dulce, pero jamás será mala y que la mentira, puede ser dulce y agradable, pero jamás será buena».

ministeriomensajerosdepaz@hotmail.com

JPM

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