La tortuga de la Procuraduría

 

 

No me extrañaba la lentitud de la Procuraduría para perseguir y someter a la justicia a los del soborno de la Odebrect. Sabía que los “caiga quien caiga”, “aplicar el peso de la ley sin distinción” e “investigar hasta las últimas consecuencias”; eran y son frases vacías, huecas y gastadas. Ya lo había advertido Subero Isa, “si hay poderosos, olviden eso”. Este “es mi país”, dice un anuncio. Yo añado, que es una nación colocada en el mismo trayecto del soborno.

 

Pero aunque no salgo del asombro por la tortuga de la Procuraduría cuando tiene que mover sus ruedas detrás de los poderosos, me salta una interrogante: ¿Y qué procura el Procurador? Pues ahora los más prestigiosos y “caros” juristas del país opinan que, “el Acuerdo Odebrecht y la Procuraduría, es excelente”. ¡Vaya perla!

 

Estimados lectores, esperen los artículos de los más prestigiosos y “caros” periodistas, repitiendo este mismo argumento: “nada mejor y más acertado que el Acuerdo Odebrecht y la Procuraduría”. Señores el comediante Cuquín Victoria tiene la razón al decir, “Este es un país muy especial”. Distinto a los otros estados donde la justicia funciona sin distinción, porque la Procuraduría “procura” castigar de verdad y no convertirse en un organismo recaudador y de recuperación del dinero sucio.

 

¿Y qué procura el Procurador con el expediente del caso de la Odebrect? Para mí el olvido. El coger a todos los dominicanos nueva vez de p….. Y que siga la rumba, que continúe el festín de los millones, que aquí “papeleta mató a menú” y los “medios de comunicación con el tiempo se callan”. ¡Qué descaro!

 

Continúa quedando en evidencia que aunque haya “miles de evidencias” en el país de las maravillas no habrá consecuencias. Y más porque el fondo o en el fondo, los dólares entregados a los sobornados hace rato que se gastaron en política, en el “vuelve y vuelve”, y eso lo justifica todo. Por tal razón las cárceles continuarán con sus puertas bien cerradas a la patraña de la politiquería partidista.

 

Sin embargo, una gran tumba veo cavar, es profunda. Los sepultureros no descansan, parece que un gran cadáver caerá en esa fosa. La marcha hacia el cementerio es enorme. No tengo dudas que el pueblo ya sabe qué procura el Procurador. ¿Y  a quién van a enterrar?, pregunto. Un coro de miles de indignados me responde: a la impunidad.

jpm

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