¿La tercera guerra mundial?

La delincuencia es el peor fruto del árbol de los males sociales. Este fenómeno constituye el más peligroso monstruo que atenta contra la paz interna de la mayoría de los países. La problemática delictual se proyecta a nivel global con consecuencias fatales para la vida y las propiedades de las personas. Evidentemente, que se está frente a la amenaza de mayor vigor para la humanidad en las últimas décadas. Por eso, decimos con firmeza que, la delincuencia representa el advenimiento de la Tercera Guerra Mundial, la cual indudablemente ha llegado de forma individual, pero al mismo tiempo a todas las naciones del planeta. La delincuencia como Tercera Guerra Mundial acontece segundo a segundo, minuto a minuto, hora a hora, y así sucesivamente. Es la guerra en la que yo te quiero quitar lo tuyo; es la guerra en la que tú y él ansían despojar a ella de su dinero. La delincuencia es la batalla campal de estafas y fraudes por los intereses económicos entre nosotros, vosotros y ellos. Y sin ser un mal apocalíptico, se aprecia como una destrucción con el impacto de una bomba atómica, cuya cadena de efectos dan al traste con vidas, bienes, fortunas y ahorros. Quien no diría que en grandes urbes como Ciudad México, Bogotá, Buenos Aires, Los Ángeles, San Paulo; entre otras, lo que ocurre en el ámbito de la criminalidad recuerda la ofensiva militar a Bagdad; mas los tanques y los aviones son pandillas juveniles aterradoras que siembran de inseguridad a estas metrópolis. Entonces, la delincuencia es una serpiente de infinitas cabezas que se traga el sosiego y la seguridad de todos. ¿Cómo enfrentarla? ¿Cuál institución debe asumir este rol? Es lógico pensar que la policía. ¡Pero no! Este cuerpo parece estar podrido de los pies a la cabeza, pues los ejemplos de corrupción ponen al desnudo lo que pasa en muchos cuerpos del orden. Por ejemplo, en Puerto Rico en una acción anti- corrupción fueron encarcelados más de un centenar de agentes. La operación fue calificada por el secretario de Justicia estadounidense, Eric Holder, como importante ya que entre el grupo apresado hay oficiales de la Policía de Puerto Rico, policías municipales, agentes del Departamento de Corrección, miembros de la Guardia Nacional y ex oficiales; los cuales son acusados de corrupción relacionada con drogas. La población no puede perder la esperanza en el triunfo de la lucha contra la delincuencia. Sin embargo, primero está obligada a depurar su tropa, porque está cundida de mercenarios, sicarios, ladrones y atracadores que visten con uniforme gris. No obstante, ésta es una tarea pendiente.

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