La política es para participar, no solo es criticar
POR FÉLIX QUIÑONES
Lo primero que debo decirles es, que tenemos que interactuar en el escenario de la política. De no hacerlo, le estamos dejando el espacio a otros; pero además, nos corremos el riesgo de ser dirigidos o gobernados por las peores personas de la sociedad; y dicho sea de paso, ese ha sido el problema en nuestra querida Quisqueya, en los últimos años y décadas.
Es verdad que la gente común, “los de a pie”, se sienten hastiados de los partidos políticos. Y es también verdad que hoy día, nadie confía en los dirigentes tradicionales, en ese liderazgo que nos ha “guiado”, tanto aquí, en Estados Unidos, como allá en República Dominicana.
Para ser mas exacto, todos sabemos que Joaquín Balaguer, Juan Bosch y Peña Gómez, ya son parte de la historia, aunque las maquinarias de sus respectivos partidos sigan usando sus nombres y diciéndonos que ellos actúan siempre apegados a sus principios que, a mi juicio, están muy distantes de la realidad.
Pero hay una realidad todavía mas importante que esa opinión que yo sé que ustedes comparten conmigo, sobre nuestros líderes. Mas allá de lo mentirosos, hipócritas, anti democráticos y corruptos que sean, ellos son los que tomarán las decisiones que van a afectar el futuro de nuestras familias, y eso es peligroso.
Y de nada nos sirve que nos pasemos la vida criticándolos simplemente, porque ellos ni nos van a oír, ni cambiarán el método de operación que tantos beneficios les ha dejado. Ellos seguirán repartiendo el presupuesto nacional entre sus allegados políticos, amiguitos y familiares.
La corrupción, la impunidad y el despilfarro de los bienes del pueblo, junto a la falta de institucionalidad, serán las denuncias diarias de los que vivimos fuera del país. Pero nuestras familias que residen allá, de seguro que agregarán la carestía de la vida, la inseguridad ciudadana, la falta de empleo y las precariedades de la salud pública, entre otros grandes males que los afectas. Y aquí estamos nosotros: los chapulines !!
A todo este conjunto de dificultades, generado de forma directa por la irresponsabilidad de las indolentes cúpulas de los partidos políticos y de la clase social que nos gobierna, ahora se le suma otro problema nacional, que no solo sirve para aumentar los que ya tenemos sino, que amenaza, hasta con la pérdida de nuestra identidad cultural.
Está en juego nuestro valor nacional mas preciado, el legado de Juan Pablo Duarte, la dominicanidad; a tal punto que, de no haber un cambio rápido, drástico y dimensional en la Dirección de Migración, nos estamos arriesgando hasta a perderla.
Toda la herencia que nos dejaron los Trinitarios desaparecerá, si no se detiene la funesta invasión-ocupación pacífica de nuestros vecinos haitianos, y no es que estemos en contra de ellos, es que no podemos soportar su presencia, porque consumen nuestro presupuesto y desvirtúan nuestros valores patrios y nuestra esencia cultural.
La situación que hoy nos abruma y que amenaza hasta con la pérdida de nuestro territorio, no puede ser enfrentada correctamente con los métodos tradicionales que han implementado los dirigentes políticos nuestros, y que ya mencionamos con propiedad en los párrafos anteriores.
Necesitamos hacer cambios fundamentales en el Estado y el Gobierno que tenemos en la actualidad. Y para conseguirlo, tenemos que llegar hasta esos estamentos de dirección. Pero no lo lograremos con las simples críticas y las denuncias certeras. Tenemos que dar un paso adelante en la organización del pueblo votante.
Es aquí donde entra en juego lo que plantea el título de esta humilde entrega de opinión. Es tan solo un clamor interno que me brota y que yo siento que mucha gente me acompaña en el planteamiento. No podemos seguir dejándole el escenario de la participación política a los políticos de agendas tradicionales, porque definitivamente, ellos no van a cambiar nada, todo lo contrario, pueden acelerar y endurecer la dictadura que a ritmo de miel de abeja nos vienen inyectando.
Para cambiar las cosas tenemos que llegar a los puestos de mando y para llegar, hay que participar en las jornadas electorales, de forma organizada y decidida, pero sobretodo, de manera unida.
Sinceramente, creo que ya es hora de que miremos hacia otro lado. La mayoría de los dominicanos que vivimos en el Exterior, no participamos en los procesos, ni en los de aquí, ni en los de allá. Y por eso no podemos tomar las decisiones que nos favorezcan. Y les voy a decir algo, nosotros los que vivimos fuera de República Dominicana, tenemos que tomar esa dirección firme, porque somos insobornables y no pueden comprarnos con “un pica pollo y 500 pesos”. Y perdón a los de allá, no estoy generalizando.
Si usted está registrado como demócrata en el Board ot Election de NYC, no se quede en su casa el jueves 13 de septiembre; vaya hasta su centro de votación y vote por el candidato dominicano de su predilección, pero por favor, no lo haga apegado al fanatismo. Vote positivo, vote por los que tienen propuestas coherentes, por los que han demostrado que tienen voluntad para hacer cambios.
Y vuelva a hacerlo, con la misma determinación, en noviembre 6, en las elecciones generales. La única forma de que te escuchen es a través de tu voto. Si los candidatos no satisfacen tus necesidades y demandas, participa de todas maneras y prepárate para impulsar a los hombres y mujeres que consideres mas idóneos y hacer los grandes cambios en las próximas elecciones.
En cuanto a las elecciones dominicanas, la decisión puede ser mas simple. Porque tus intereses son mas fáciles de identificar. Tus demandas y tus quejas ya han sido mas que expuestas y debatidas. Tú sabes que debes mirar hacia el liderazgo de agenda no tradicional, que tienes que desalojar del poder a estas claques políticas que tanto daño hacen a la población.
¿Por qué no mirar hacia Ramfis Domínguez Trujillo? Una opción nada tradicional y que cuenta con los mejores valores de la dominicanidad, en el Exterior y en nuestro país.
¡Yo te invito, juntos podemos construir el futuro que siempre hemos soñado!