La magia de Singapur

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EL AUTOR es economista. Reside en Santo Domingo.

 

 

(A la memoria del Doctor George Harper)

Parte I

El 9 de agosto de 2016, Singapur, un país soberano de Asia, celebró 51 años de libertad desde su independencia del Reino Unido. A partir de ese día, el dicho: “al final del juego, el rey y el peón van a la misma caja” se convirtió en el motto del tigre asiático, al comenzar una carrera sin par con éxito en el orden social, económico y político en los últimos 30 años.

Este es el tercer artículo que dedicamos a este fenómeno mundial de la educación y la economía.

En el contexto de la Guerra Fría, entre 1945 y 1990, Singapur junto a Corea del Sur y Taiwán, se le comenzó a ver como potencia, no obstante su tamaño. En sus economías se mantuvieron altas tasas de crecimiento e industrialización. De hecho, demostraron un crecimiento en calidad, cantidad y bajo precio en sus productos, incluso, alcanzando, de hecho, un sitial importante en los mercados internacionales.

Singapur tiene apenas 7,760 kilómetros de longitud y sesenta y tres islas pequeñas, con una población de 5,560,000 de personas que, a pesar de no poseer agua potable y, por lo tanto, debe desalinizar el agua marítima, logró incrementar su PIB per cápita de 500 dólares en 1965 a 55,509 dólares en el 2016, según informe del Banco Mundial.

Durante la Segunda Guerra Mundial, el Imperio japonés invadió el territorio singapurense, y gran parte de su infraestructura portuaria y terrestre fue destruida en ese período. Al final de la guerra, la economía estaba devastada y se vivía un inestable entorno político debido a las tensiones que se desarrollaron con Gran Bretaña que, a su vez, había desprotegido sus colonias, más tarde los ingleses vuelven a retomar el control.

Pero surge un líder: Lee Kuan Yew. Graduado con honores de la facultad de derecho de Cambridge, profesión que practicó brevemente, fundó el PAP (Partido de Acción Popular) en 1951. Su primera gran decisión como primer ministro fue la anexión a Malasia, pero tiranteces étnicas producen su expulsión con la que pasa a ser totalmente libre. Fenómenos como la pobreza, el desempleo, la inestabilidad política, social y económica, la inseguridad y baja inversión, fueron la regla en los 15 años después de finalizar la Segunda Guerra Mundial.

Pero Lee veía el potencial de su pueblo a pesar de que no tenía los ingredientes comunes de una nación, pues no contaba con una población homogénea. Cimentó sus decisiones en el pragmatismo confuciano que favorecía el bien común sobre el individuo y en un gobierno con restricciones en las libertades políticas pero liberal en sus políticas económicas. Logró catapultar la economía.

Singapur se posiciona hoy en día como una de las principales ciudades globales y uno de los centros neurálgicos del comercio mundial, contando con el tercer mayor centro financiero y el segundo puerto que más mercancías mueve en el mundo. Su economía globalizada y diversificada depende especialmente del comercio, el turismo y del sector manufacturero.

En términos de paridad de poder adquisitivo, Singapur es el tercer país con mayor renta per cápita del mundo, además de figurar entre los primeros países en las listas internacionales de educación, sanidad, transparencia política y ocupa el tercer lugar en el mundo de su competitividad económica.

Su éxito se basa, con gran peso, en un aspecto fundamental del desarrollo de todos los pueblos: la educación. En el próximo artículo expondremos su situación sobre este aspecto al día de hoy, las características de su modelo educativo y el papel que juega en el mantenimiento de la economía.
(Investigadora asociada: Andrea Taveras Pichardo).

JPM

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