La lectura: forjadora de sujetos honorables

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LA AUTORA es profesora. Reside en Santo Domingo.

POR  MINERVA GONZÁLEZ GERMOSÉN

 Leer es un proceso constructivo de interacción entre el pensamiento y el lenguaje (Goodman, 1994) que ocurre por diversos motivos: ahuyentar fantasmas del pasado, matar momentos de ocio o simplemente ampliar el horizonte del conocimiento. Lo cierto es que, sin importar el por qué, leer anula fronteras pragmáticas impuestas por el poder político. ¿pero cómo, cuándo?

La lectura sumerge en realidades distintas a las que se vive, probablemente, donde prevalezca la equidad y se respeten los derechos del ciudadano libre. Asimismo, permite pensar en otras perspectivas, aunque parezcan utópicos, pueden resultar alcanzables por nuevas generaciones ingeniosas y perseverantes. Posee la característica de ser la única actividad capaz de hacer progresar al cerebro, según Gabilondo citando a Emeli Teisedor, por lo que su práctica habitual fortalece el nivel inferencial, facilita la comprensión en textos complejos y fortalece la expresión escrita.

Quienes disfrutan del placer de leer desarrollan su creatividad lingüística, artística, así como su sensibilidad junto a valores humanistas. La práctica continua, en ocasiones, libera al lector de prejuicios y ataduras impuestas por cánones sociales anclados en el pasado. Generalmente, suelen tener puntos de vistas diferentes al resto de la población, más justos y solidarios con causas sociales.

Entonces ¿leer evita ser presa de manipulación ideológica?

A pesar que algunas personas consideran que leer es perder el tiempo, su hábito fortalece la capacidad para analizar, debatir y reflexionar en cualquier contexto. Del mismo modo, incrementa su bagaje cultural y concientiza sobre el cuidado de los recursos naturales. El lector tiene licencia para fabricar utopías que quizás puedan alcanzarse en otros momentos sociopolíticos.

La lectura puede ser el medio para la transformación de los contextos violentos, detener los feminicidios, alcanzar la anhelada equidad social, controlar los embarazos en adolescentes, elevar nuestro nivel educacional al que no hemos llegado de manera instructiva. Leer nos ofrece la oportunidad de aprender a tomar las decisiones apropiadas, convenientes para la mayoría, despojándonos de egoísmos viscerales que nos alejan de lo humano y nos acerca a lo irracional.

La lectura proporciona múltiples beneficios encubiertos (Yaiza Saiz, 2012) los que son extrapolados a los contextos de interrelación personal y por ser la responsable de activar el hemisferio izquierdo, fortalecer la comunicación lingüística incide en la proyección profesional del usuario y hasta en su nivel socioeconómico en la adultez.

En ese sentido, y como muchos son los beneficios que genera el hábito de leer y podría ser la causa que prolongue la salud mental ya que, según Saiz citando al neurólogo Stanislas Dehaene posee más materia gris y neuronas el cerebro de una persona que lee, lo que incidiría en la lucidez mental del envejeciente.

En fin, la lectura es el recurso principal para construir cimientos que estimulen a empoderarse y reclamar sus derechos, evita alienación ideológica y conducir por el sendero del desarrollo a niveles no planeados.

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