La izquierda delirante

 

 

En vez de elevar  el contenido del debate público, sectores de la derecha política y de la izquierda delirante alientan el canibalismo político para que la discusión no se  sustente en  posiciones reflexivas, sino en el odio, en la afrenta y la infamia.

Juan Bosch nació tres veces: en 1909, cuando lo alumbró su progenitora; en 1835, cuando  recopiló la obra de Eugenio Maria de Hostos y  en 1970, cuando estudió las obras de Marx, razones que lo definieron como un dominicano, patriota, humanista, educador y maestro de la política.

Desde antes de definirse marxista, Bosch enseñó al pueblo a definir el comportamiento político a partir del lugar que cada  quien ocupa en las relaciones de producción, por lo que no utilizo las expresiones burguesía o proletariado,  sino las de “tutumpotes” e “hijos de machepa”.

El fundador del PLD no inventó la lucha de clases en la sociedad dominicana,  sino que la explico científicamente, en palabras y conceptos que las masas pudieron asimilar, razón por la cual, cualquier chiripero de barrio era capaz de  discutir  de política con un izquierdista universitario.

Los libros “Crisis de la Democracia de América en República Dominicana”, “Composición Social Dominicana” y “Dictadura con Respaldo Popular”, son textos  fundamentales para poder entender la realidad política y social al día de hoy e identificar quienes pueden ser  aliados del pueblo y quienes sus enemigos.

Un segmento importante de las izquierdas de Brasil y de Venezuela sirvieron de punta de lanza  a los propósitos de las oligarquías de esas naciones y de sus tutores imperiales. Creyeron  que combatían la  corrupción en tierra carioca y la dictadura en  tierra de Bolívar.

En Brasil, destituyeron a la presidenta de izquierda, Dilma Rousseff, condenaron a Inacio Lula el presidente que libero de la pobreza a 40 millones de brasileños, mientras que el presidente actual  representa la más  abyecta corrupción.

En Venezuela, la oligarquía se aprovecha de la torpeza e ineptitud del presidente Madura, para retrotraer esa sociedad a tiempos de la más cruenta explotación del hombre por el hombre, y los pobres retornaran a los cerros.

Aquí una izquierda acrítica, que recién estrena perfume Cartier, se  ha aliado a la extrema derecha, a tal punto, que  copian su propio lenguaje político, basado en la campaña sucia, afrenta, infamia, con propósitos de interrumpir políticas publicas aplicadas por un gobierno de centro izquierda.

Muchos anos después, don Juan Isidro Jimenez Grullón,  admitió el grave error que cometió en 1963, al unirse a la extrema derecha en el golpe de Estado contra Juan Bosch, y  escribió su tesis  sobre la “falsa izquierda”. Estos pequeños burgueses, con ropaje izquierdista no tendrían  ese valor cívico.

 

 

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