La influencia criminal

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El autor es abogado. Reside en Santo Domingo

Cada crimen tiene su historia: para comprenderlo  y evaluarlo, debe ser reconstruido en el marco de la individualidad del que lo ha cometido. La personalidad es, por otra parte, el producto de un largo proceso evolutivo ligado a factores hereditarios o de ambiente, el crimen, que es, ante todo, una acción humana,  considerado como el epílogo de un proceso más o menos largo,  estrechamente ligado a las bases biológicas y psicológicas de la personalidad.

El maestro Gemelli afirma que el crimen es una acción realizada por un hombre cuya voluntad, en el conflicto de las causas, se ha orientado hacia la dirección de un interés inmoral o antisocial, mientras que la acción de inhibición de las razones individuales y  sociales no ha sido eficaz.

Es necesario pues estudiarlo de manera a reconstruir la personalidad, situar la acción en el marco de esta personalidad, comprender la significación y evaluarlo; en una palabra, es preciso proceder al estudio clínico.

Sobre la base de esas concepciones, recordemos que toda acción criminal, de por su naturaleza más o menos excepcional, compromete siempre la personalidad completa. En el estudio de la dinámica criminal es necesario pues tener cuenta del grado de evolución alcanzado por el individuo ante todo en relación con el grupo racial, étnico y social al que pertenece.

Se debe, además, no perder de vista que en todo individuo reside una probabilidad, más o menos acentuada, de realizar acciones de carácter antisocial. Sin embargo, esta probabilidad, que puede, igual de bien, ser considerada como capacidad a cometer un crimen, es desarrollada de una manera diferente de un individuo a otro; así es como pasamos de temas en los que está débilmente desarrollado a aquellos en los que está fuertemente desarrollado.

Es aun así como se descubre individuos buenos, y otros malos, como resultado de sus disposiciones particulares a la sociabilidad o a la antisociabilidad, a la bondad o a la maldad estrechamente ligada al núcleo profundo de la personalidad psíquica, esto es, a la capa endotérmica donde se asientan los instintos.

Recordemos que esta capa endotérmica está siempre íntimamente ligada a la capa orgánica. De donde la razón para la cual la acción antisocial debe siempre ser estudiada en el marco de la personalidad humana completa.

Es solamente así que ella puede ser evaluada sea baj su aspecto natural ligado a la sepa endotímico, sea bajo su aspecto lógico y ético ligado a los procesos psíquicos superiores de la inteligencia y de la voluntad.

De ese hecho, cada vez que se quiere descubrir la razón por la cual un individuo ha cometido una acción criminal, es necesario, ante todo, buscar, en el sector endotímico psíquico paleo, los orígenes de sus instigaciones antisociales y en el neo psiquismo las razones por las cuales el individuo ha preferido escoger, entre la satisfacción de sus tendencias egoístas y su rechazo, conforme a las exigencias de la moral codificada, la primera solución.

Se constata así que, en ciertos casos, el crimen puede ser considerado como el efecto de una elección respondiendo perfectamente a la personalidad, en la cual se encuentra la existencia de un superyó inmoral que, según las afirmaciones de los psicoanalistas, es siempre la expresión de un medio desfavorable y de una falta de educación.

Sin embargo, en la gran mayoría de los casos, la acción está estrechamente ligada a un mecanismo en el cual se encuentra siempre las dos condiciones siguientes: una más grande instigación y una más débil capacidad de resistencia.

Eso significa que, aun en los criminales llamados normales, porque ellos han sido llevados a la criminalidad después de haber procedido a una elección voluntaria entre el mal y el bien, esa elección es generalmente favorecida por la existencia de una conciencia moral deformada que ha conducido al individuo a preferir la mala acción a lo bueno, y, por lo tanto, ha hecho que el acto se ajuste a su personalidad.

Parece obvio que incluso su personalidad siempre difiere de los demás. Ella se distingue, en efecto, por un débil desarrollo de los procesos psíquicos, esto es, por un estado de defectuosidad psíquica más o menos acentuado.

 Por otra parte, cuando pasamos de estos delitos a quienes no pertenecen a este grupo o categoría, el problema de su personalidad dinámica parece relacionarse más claramente con las condiciones antes mencionadas de mayor instigación y menor resistencia, es decir, con condiciones bio siquica anormales, cuyo origen se remonta siempre a la estructura orgánica y psíquica de su personalidad.

Se debe sin embargo reconocer que el estudio de la dinámica de la criminalidad ocasional es, ella también, enormemente interesante. Es, en efecto, a menudo difícil  examinar, hasta al tanteo, todas las circunstancias susceptibles de ejercer una cualquiera influencia sobre la voluntad humana y sobre la conducta del individuo.

jpm-am

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