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La igualdad no es ventaja
Una gran verdad siempre se entiende y se puede mantener por los tiempos. El mundo ha ido perdiendo valores morales y espirituales cada día. Pero, a la vez, se está haciendo conciencia de esa verdad, por eso, muchos son los que hablan y escriben en pro de volver a los valores. Un mundo en valores es bienestar para todos; pues, sin duda, la igualdad no es ventaja para unos si, y para otros no.
El imperio de la ley, es necesario para la convivencia humana; pero, teniendo en consideración los atenuantes en cada circunstancia. No siempre la ley representa lo justo, ni siempre la justicia proviene de la ley. Sin embargo, en un régimen de consecuencias se debe acentuar el comportamiento correcto como forma de vida. No puede haber desarrollo social y económico sin leyes que reflejen la igualdad entre los iguales en una sociedad determinada.
Todo ser humano es igual a los demás, y por lo tanto, se debe dar la igualdad en todos los aspectos. Aunque algunos predican que la igualdad no existe, en parte no tienen razón, pues no nos referimos a la igualdad personal, sino a la igualdad de convivencia, de esa que nos da las mismas oportunidades y que nos concede los mismos privilegios, según nos exigen los mismos deberes.
El derecho a la protesta existe, pero para todos. No se puede considerar que solamente los que protestan por una razón tienen el derecho de protestar, también los que tienen una visión diferentes tienen derechos ella. La igualdad no es valor parcial, de lo contrario, perdería su esencia. El respeto a la protesta se debe considerar como una riqueza humana, pero siempre y cuando se respete al que no quiere, o no está de acuerdo con la protesta.
La igualdad debe ser ente fundamental para la vida. No es posible, que unos se crean que pueden vivir y que no se puede dejar vivir a otros. Los derechos deben incluir también este derecho, de igualdad a la vida. Vivamos y dejemos vivir. Una vez más, es injusta cualquier ley que ordene la muerte de cualquier ser concebido, como también sería injusto penalizar a una mujer cuando su vida está en peligro, su decisión en ésta única causa se debe dejar a la libre decisión de ella. «Toda injusticia es pecado»… I Jn. 5:17a.
Dios quiere que todos sepamos vivir en igualdad de condiciones, por eso nos habla del amor al prójimo, en ambos Testamentos de la Biblia, se incluye el amor al prójimo. Esta nueva y vieja relación entre el ser humano, esta fundamentada en que Dios nos ve y nos ama a todos por igual; pues él no hace acepción de personas. Todos somos sus criaturas y nos ofrece las mismas leyes, oportunidades, promesas, bendiciones, castigos y vida eterna.
El negro, el blanco, el gris, el marrón y cualquier otro color en el ser humano, nos lleva a la igualdad, pues todos somos hechos de un mismo linaje, y de una misma sangre, y por un mismo Creador. De ahí que, la igualdad, nos debe llevar a superar mezquindades de discriminación racial, social, y de cualesquier otros tipos de discriminación.
Dios nos habla de un infierno como castigo final para todos los que no creen en él, ni en el evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Pero, también nos habla del cielo para morada de todos aquellos que mueren estando en la fe y obediencia a Cristo. No hay diferencia, usted decide en cual grupo estar, pues son dos caminos que llevan a la eternidad, pero con fines diferentes, pero en igualdad de condiciones en cada grupo.
Vivamos en igualdad, enseñemos la igualdad y hagamos de que cada ser humano tenga igualdad de oportunidades, igualdad de deberes, pero también igualdad de derechos. Esto no debe quedarse en simples papel, diciendo que para la justicia humana todos somos iguales, más bien, esto debe ser un comportamiento real de toda sociedad. Pues la justicia divina es verdaderamente igual para todos.
Las religiones, los partidos políticos, las asociaciones privadas, las asociaciones sin fines de lucro y todo conglomerado humano debe practicar la igualdad, pues ésta no da ventaja a nadie, sino que nos da las mismas para todos los que la desean. Dios quiere que nos veamos como iguales, sin diferencias por ser ricos o pobres; de ser gobernados o gobernantes; de ser campesino u urbano; y, de ser intelectual o analfabeto, pues todos somos seres humanos . Dios le bendiga.
jpm