La huelga de hambre: estrategia equivocada

 

Las graves fallas e irregularidades que enturbiaron las elecciones municipales y congresuales en Santo Domingo Este, han empujado a varios candidatos a la alcaldía y a un candidato a diputado a iniciar una huelga de hambre que se ha extendido hasta poner en riesgo su salud y vida. Es inocultable que la transparencia, el orden y los procedimientos que debían garantizar un proceso eleccionario democrático y satisfactorio fueron seriamente violentados, por lo que estos hombres tienen todo el derecho de exigir que se escuchen y se atiendan sus reclamos.

Sin embargo, hay que tomar en cuenta que las huelgas de hambre como recurso para presionar reparos institucionales en medio de una traumática situación post electoral es una estrategia equivocada. Si el doctor Peña Gómez, con el doctor Balaguer como su contrincante, en vez de recopilar evidencias y documentar de manera organizada y contundente las fallas que hubo en las elecciones de 1994, se hubiera lanzado a una huelga de hambre, se pueda asegurar que nunca hubiera logrado reducir ese periodo electoral a dos años para adelantar la celebración de las elecciones como sucedió en 1996.

Pero lo que más me preocupa es que en esta huelga de hambre, con tan escasas posibilidades de hacer prosperar lo que se demanda, se encuentre mi amigo y hermano Dio Astacio, a quien no le voy a pedir que frene la intensidad de su lucha. No. Creo que puede, si así lo quiere, arreciar sus reclamos. Lo que le voy a pedir a mi hermano y amigo Astacio es que levante esa huelga de hambre.

No le pido que abandone su lucha. Por el contrario, que la intensifique, que la expanda y la profundice, si así lo cree. Pero le pido que por su salud, por su familia y por las personas que lo apreciamos, que levante esa huelga de hambre. Un ayuno mal encaminado degenera en martirio y autoflagelación. Este no es el propósito de Dios.

Sugiero que una comisión de pastores de los que más firmemente le apoyaron en su campaña, en el plazo más breve posible se apersone al lugar donde Astacio está cumpliendo su promesa de abstinencia de alimentos, que oren con él y le soliciten que levante este dramático suplicio. Que le recuerden que su cuerpo es templo del Espíritu Santo y que cualquier sacrificio a que él lo someta debe estar mejor orientado, tanto en el propósito como en la estrategia.

Le sugiero a estos ministros que además de orar con él y darle el debido respaldo en su lucha, le acompañen a un centro de salud donde le den las atenciones de lugar y procuren su recuperación y su rápida incorporación a sus justificados reclamos, pero apelando a procedimientos más a tono con las demandas que está presentando.

Recuérdenles a mi hermano Astacio que la vida política de un municipio o de una nación no concluye en una jornada. Díganles que se preserve para otros desafíos. La huelga de hambre se entiende como una posición extrema, cerrada, de aislamiento y silencio. Faltan muchas cosas por esclarecerse en este irregular proceso eleccionario, y el aislamiento y el silencio no es la mejor postura cuando un candidato está reclamando sus derechos tras el paso de un certamen viciado por un montón de malas prácticas.

Recordemos que la racionalidad y la cordura cristiana debe acompañar todo lo que hacemos. Mi hermano Dio Astacio, esa no son las herramientas apropiadas para su lucha, cámbielas. Presérvese, que los días traerán otros desafíos y jornadas más gloriosas.

Mi oración y el mejor deseo para mi hermano Dio Astacio.

jpm

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