La historia real

 

Hablar de historia se supone que se trata de hechos ocurridos en el pasado y que merecen ser recordados. Sin embargo, la historia de cualquier hecho debe ser analizado con mucho cuidado, pues muchas veces es para esconder la historia real de los hechos. De ahí que, la idea  «los pueblos que no conocen su historia, la repiten» es real. El problema es que los pueblos por lo general, no conocen su historia porque se les encubre.

La historia, generalmente expresa lo que el historiador le interesa decir de ella, por eso, las interpretaciones históricas tienen su núcleo el interés marcado de la clase social que representa el historiador. Entonces, ¿puede ser creíble la historia? Si, para poder entender el pensamiento e interés del sector a quien representa el escritor de ella, lo cual se constituye en historia; pero no así, sobre el hecho histórico, el cual debe ser analizado, para descubrir realmente el hecho.

El hecho histórico es la narración simple de lo sucedido, sin interpretación y sin malicia al escribir. El historiador se sujeta a escribir el hecho. Esto es historia real, sin que haya sido adulterada. El escritor no tiene ningún interés particular, sino dar a conocer el hecho. Este suceso ocurrió en un momento histórico, bajo circunstancias irrepetibles, con actores diferentes a otros hechos.

El problema de los pueblos repetir su historia, es que generalmente se desconoce. Por tanto, se hace necesario el surgimiento de las interpretaciones de ella, para que los diferentes enfoques interesados, o no, puedan dejar entrever la historia real. El bebedor del raudal histórico debe ser cuestionador de todo lo que se dice del hecho histórico, sin parcialidad, pues sólo así podrá descubrir el verdadero acontecimiento histórico.

El cristianismo nos relata hechos históricos que deben ser sabidos, por todos los creyentes. La existencia de Jesús, es un acontecimiento histórico, en consecuencia se habla del «Jesús histórico». Pero, Jesús ha sido interpretado de diferentes maneras, dependiendo del interés del historiador. Sin embargo, lo importante es el hecho, la existencia de Jesús de Nazaret.

La vida y obra de Jesús son hechos históricos también. La interpretación de éstos deben hacerse con mucho cuidado, para que la verdad surja como una antorcha que alumbre al mundo. Ser objetivo en la interpretación es lo más propio para cada individuo creyente o no. Como predicador del evangelio, sé que muchas interpretaciones religiosas sobre Jesucristo, su vida y su obra son exageradas, manipuladas y tergiversadas por creyentes y no creyentes.

La historia real de Jesús, su vida, su obra debe ser analizada con sumo cuidado, por tratarse de dicho personaje. Ahora bien, por más que se quieran desviar del camino correcto de esta historia, es imposible negar la veracidad de la misma. El tiempo y espacio nos revelan la magnitud de estos sucesos históricos.

La multiplicidad de iglesias, que en realidad es una verguenza para los verdaderos creyentes en Cristo, de toda manera, es evidencia de la presencia de Cristo. Digo verguenza, porque en lugar de la unidad cristiana, lo que ha habido es una serie de separaciones en todo sentido. Pero, desde antes de la muerte de Jesús el Cristo, han habido seguidores de él, cuyo número se incrementa máscada día. Las iglesias son hechos históricos, son realidades.

La Biblia  también es un hecho histórico que avala la presencia histórica de Jesús. Esta puede ser atacada, pero no desaparecida; los escritores de sus libros  alcanzan un período aproximado de 1600 años, es innegable la existencia de sus autores y del fruto de ellos. ¿Quiénes escribieron? Para el hecho histórico eso es irrelevante, aunque para la interpretación histórica sí. De toda forma, la presencia de ella, nos conduce a conocer verdades, momentos y sujetos históricos.

En consecuencia, toda historia debe ser entendida objetivamente, como la forma de obtener la luz que halla en ella; especialmente la de Cristo, quien tiene casi dos mil millones de seguidores, y más de dos mil años de su existencia. Su religión el cristianismo, es una de las principales del mundo, y con doctrinas sumamente únicas, como la que nos manda a amar a nuestros enemigos. Esta es una verdadera historia, la de Cristo, pero también la de su religión que aún se escribe con las acciones de sus seguidores y la magnífica obra de Dios a favor de todos nosotros.

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