La destrucción de una prisión

 Según algunos, no habría células de ladrones en el siglo VI en un monasterio en el Monte Sinaí. Más tarde, el lugar hecho a la noción de penitencia en el derecho canónico fue, en todo caso, la ocasión de una analogía entre la expiación de los pecados y la de los delitos que reprime el derecho de la Iglesia.

De un lado, poco a poco se instauraron “practicas satisfactorias” que permitieron acelerar el fin del estado de penitente primer duradera hasta el punto de la muerte. Algunas de esas prácticas se parecen a las penas.

Los Penitenciales,  estas colecciones de penitencia, contienen interesantes indicaciones a ellos. De otro lado, paralelamente, el derecho penal de la Iglesia, mediante el desarrollo, establece una gama de penas. Aparecieron, al lado de las medidas odiosas, otras sanciones llamadas medicinales, cuyo propósito era sobre todo para sanar.

A eso de ellos, que sólo se pone a escribir: punitur ne pecetur (se castiga por lo que esmás pecado). La fórmula refleja el diseño del papel asignado a las prisiones.
Como los monjes en las células aisladas para contribuir mejor á á y la redención de los hombres, y, los delincuentes, privados de su libertad también debe buscar una redimir suconducta en el pasado por la modificación de sus almas.

Todavía tenía la arquitectura de los lugares de detención deben contribuir á facilitar esta conversión moral de los delincuentes. La transición a los actos se produjo sólo después de mucho tiempo y en otro lugar en Francia, una notable alternancia de impulsoscatólicos y protestantes. En Londres, se convirtió primero en un palacio abandonado, uno de Bridwel en el taller y la educación obligatoria para los vagabundos. Pero es en Ámsterdam que se construyó, desde el 1596, una  prisión, especialmente concebida a fin  de que el trabajo y la educación religiosa contribuyan a la transformación de los detenidos.

Poco tiempo después, en 1605, el aislamiento de los prisioneros, la noche, fue organizado en esta establecimiento. Sesenta años mas tarde, en Italia católica, en el curso del año 1667, un monje de Florencio, Filipo Franci, fundó en su ciudad un centro destinado a los adolescentes; separaba allí aquellos que se encontraban retenidos, para educar y criar yestablecido un acuerdo basado en el respeto de la disciplina y el silencio. 

El uso un capote fue impuesto cuando los detenidos se encontraban juntos, a fin de que ellos no se conocieran. La etapa siguiente se sitúa fuera de Europa. Animadas por William Penn, los cuáqueros, puritanos llegados de Inglaterra, desembarcaron en 1692 sobre el suelo que se convertiría en el de Pensilvania. La anticipación es prodigiosa. Mucho antes de la Revolución francesa, en un código penal, ellos erigen la pena de prisión al rango de penalidad principal, en lugar de los castigos corporales que aún prevalecen en todas partes.

El destino a enmendar los detenidos (houses of correction). La ley de estas innovadoraslamentablemente no surge de la muerte á Penn; ella  se sustituye por un código demenos evolucionado. En el siglo XVIII, en Europa de nuevo, las iniciativas de inspiración confesional retomaron. En la sala de honor de la prisión celular Saint-Michel, edificada en Roma, en 1703, según los planos inspirados de una construcción monástica (las células eran repartidas alrededor de un patio central), el papa Clemente XI hace gravar la frase convertida celebre: parum est coercere ímprobos, poena, nisi probos efficias disciplina (no es suficiente asustar los hombres deshonestos por la amenaza del castigo; debehacerlo honesto por su régimen.

El establecimiento es destinado a recibir jóvenes delincuentes de menos de veinte años y los menores cuyos padres no pueden sostenerse. El silencio, el aislamiento constante, el trabajo (y también el fuete en caso de falta (dan al establecimiento caracteres inspirados de la experiencia florentina de Filipo Franci.  En Roma de nuevo, en 1735, la misma voluntad una sesión de construir el sistema penitenciario de mujeres basado en el aislamiento de los reclusos. El movimiento de los presos ir hasta el norte de Italia, dondelas otras construcciones de tipo celular se construyen en Turín, Venecia, Milán y luegopor Austria, regresa a los Países Bajos austriacos.

El alcalde de Gante, Jean Vilain XIV, protestante, construido en la ciudad en 1772, una casa de fuerza considerado durante mucho tiempo un modelo por la clasificación de los presos que establece la separación de áreas para hombres y mujeres delincuentes y vagabundos, la organización del trabajo y la atención médica y el plan pentagonal, con la reparación de la a células rayos Debido desde el patio central.

Esos progresos no alcanzan las prisiones laicas francesas. Su mal estado, comparado con el establecimiento del monje Franci principalmente, inspiró al monje francés Mabillon, desde finales del siglo XVII, las líneas siguientes, extraído de sus Reflexiones sobre las prisiones de las órdenes religiosas, publicados entre 1690 y 1695:

En la justicia secular era principalmente con el fin de mantener y reparar el orden correcto y el de imprimir terror a los impíos. Pero, en la justicia eclesiástica, consideramos, sobre todas las cosas, la salud de las almas.

En la justicia secular, es la severidad y el rigor que presiden ordinariamente; pero es el espíritu de caridad, de compasión y de misericordia que debe  prevalecer en el tribunal eclesiástico.

Las escuelas francesas son también parte de las prisiones europeas descritas por unpuritano Inglés, John Howard, en un libro publicado doce años antes de la Revolución Francesa en 1777, las prisiones estatales.

La influencia de esta obra fue considerable sobre la evolución de las ideas, no solamente en Inglaterra donde se dictó una ley penitenciaria en 1779 (no seguida de efectosdespués de la Guerra de la Independencia con las colonias de América), pero en América y sobre el continente europeo, en Francia particularmente. Howard recomendaba reformar los establecimientos, construir las células y de buscar la enmienda para el trabajo y para la educación religiosa. Los enciclopedistas franceses pudieron leer el libro. Par él se estableció el lazo entre el movimiento de inspiración religiosa y laico.

En vísperas de la Revolución,  Montesquieu Primero, Luego Rousseau, Voltaire y otrosenciclopedistas causan un segundo impulso, el efecto resulta de gran alcance, no a la monarquía, pero en la mente del público. Ellos reclaman una reforma de la justicia criminal y denuncian lo arbitrario y la crueldad. 

Las costumbres se han ablandado; el lugar  aun hecho a los suplicios se encuentra cada vez más criticado. Además las tesis de Howard,  el anglófilo, entonces tan viva como a las instituciones penales, atractivo adicional de una barrera, las ideas de un especialista  uno italiano aquí, proporcionan los detalles técnicos necesarios un escrito de calidad.

En 1764, a los veinticuatro años, Becaría publica un Tratado de los delitos y las penas, cuya repercusión es muy grande.

El propone una nueva concepción del derecho criminal. La vieja búsqueda del sufrimiento debe ser remplazada por la persecución de la utilidad social.

Al lugar de los instintos de venganza, es necesario en lo adelante que el espíritu de razón inspire una política dictada por lo que es necesario a la protección de las libertades individuales. La idea fundamental del Antiguo Régimen, como el rigor de las penas es la condición de una prevención eficaz, es denunciada como falsa. Demasiada dureza en los castigos hacen los criminales insensibles y daña finalmente a la colectividad. La certeza de las sanciones retiene al contrario. Es necesario pues que la represión sea rápida, según las penas fijadas de antemano por la ley. Las sanciones más eficaces son las que logran mejor golpear el espíritu público infligiendo el sufrimiento más débil posible al cuerpo de los delincuentes. La privación de libertad mediante la prisión puede constituir la pena principal, en vez de los castigos corporales, pues ella llena esta condición.

Doce años más tarde, esta misma idea de una substitución necesaria se encontró fortificada por la Revolución americana, la cual ejerció una profunda influencia sobre la evolución de los espíritus en Francia. Con la independencia de los Estados Unidos en 1776, contactos particulares se establecieron entre la nueva Federación y nuestro país, su aliado. Para Benjamín Franklin, ido a Francia y adquirido las ideas de Howard, por los nobles franceses enviados allende los mares desde 1777 con La Fayette, Noailles y Ségur, por los oficiales del cuerpo de expedicionario habiendo partido un poco más tarde, las reformas americanas fueron conocidas sobre nuestro suelo.

 

Aquellos que se interesaban al cambio de las instituciones represivas aprendieron que la Constitución del Estado de Pennsylvania venia de ordenar la reforma del Código penal y el remplazo de los diversos tipos de penas corporales por la prisión.  Después del tratado de Versalles del 3 de septiembre de 1783, que puso fin a la guerra de Independencia, un Acta de septiembre de 1786 marcó un primer paso en esta vía, sin embargo que en 1787 se creaba la “Sociedad de Filadelfia para el alivio de las miserias de las prisiones”. El contraste sobrevino manifiesto entre un régimen moderno como el que se instalaba en los Estados Unidos y el estado de las prisiones francesas a finales del Antiguo Régimen. A la época en Francia, Mirabeau se insubordina por otra parte contra las cartas con el sello real que contenía la orden de encarcelamiento o destierro  de una persona (lettres de cachet) y criticó las prisiones de Estado. Después que, en mayo 1788, Luis XVI se resolvió a convocar los estados generales, las quejas se inscribieron sobre los “cuadernos”.

Muchos de ellas concernían el mal estado de las prisiones. Cuando, el año siguiente, en mayo de 1789, se abrieron los estados generales, el rey expresó su propio deseo de ver mejorar el régimen de sus prisiones. Pero era demasiado tarde para la realeza. La Bastilla, fortaleza, que llamaríamos hoy casa central, fue atacada y tomada por asalto el 14 de julio. La Revolución comenzaba por la destrucción de una prisión.

En la guerra de abril de 1965, unos desaprensivo fanáticos, querían destruir la “Torre del Homenaje” en la fortaleza Ozama, y gracias a la intervención del arquitecto Rafael Calventi, dicho monumento histórico, que no tiene nada que ver con la tiranía de Trujillo, ya que fue construido en la colonia, pudo salvarse y todavía lo conservamos como monumento histórico.    

 

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