La Constitución, fundamento del Estado
En ocasión de celebrarse cada 6 de noviembre el día de La Constitución dominicana, nos motiva llamar a la reflexión a razón de las tantas violaciones y burlas a nuestra Constitución también llamada: Carta Magna, Ley fundamental, Ley de leyes, Ley sustantiva. La Constitución es la guía y equilibrio de todo Estado, la cual pone limites o separación a los poderes del Estado, estableciendo normas para la relación entre ellos. Así mismo es el fundamento de la institucionalidad y del estado de derecho u orden social y jurídico de nuestra República Dominicana. De igual manera define los roles de los diferentes actores del Estado y la relaciones de cada funcionario con los ciudadanos. En conclusión la Cosntitución refiere el conjunto de normas para el ordenamiento jurídico de toda sociedad organizada; derechos y deberes.
Pero, irresponsablemente nada de lo que refiere dicha Constitución para cumplimiento, se aplica en nuestra República Dominicana, pues la misma Constitución y las demás leyes son simbólicas, como frecuentemente se escucha “simple pedazo de papel”.
¿Cómo esperar institucionalidad, si el fundamento de la misma no se respeta y es como si no existiera?.
Es urgente instaurar el imperio de la ley y el restaurar la dominicanidad como identidad patriótica, nuestros valores patrios están deteriorados o perdidos.
Es urgente restaurar el orgullo de ser dominicano, pues hoy nos avergonzamos de manifestar respeto a nuestros símbolos patrios.
Es urgente restaurar los principios éticos y morales, ya que no nos importa exhibir los siete pecados capitales dichos por Gandhi:La riqueza sin trabajo, el placer sin conciencia, el conocimiento sin carácter, el comercio sin moralidad, la ciencia sin humanismo, la religión sin sacrificio y la política sin principios.”
Se hace urgente reflexionar y valorar lo afirmado por Enrique Múgica Herzog “La democracia no es el silencio, es la claridad con que se exponen los problemas y la existencia de medios para resolverlos”.
Se hace urgente establecer que la educación es un derecho, es la única vía para lograr el desarrollo y el progreso sostenible. Exigir nuestros derechos fortalece la democracia.
Nos preguntamos con frecuencia que más debemos esperar para darnos cuenta del fracaso del sistema de partidos y de nuestro débil Estado para garantizar una estado de derechos y libertades. Consecuentemente se desprende todo el deterioro institucional que incita todos los males que nos destruyen: siendo ausentes la eficiencia de los servicios públicos y la calidad de vida (institucionalidad, salud, educación, seguridad, justicia, alimentos para todos, vivienda, electricidad, agua potable, transporte, medioambiente sano, oportunidades de empleo, entre otros).
Se hace urgente resolver los problemas de la sociedad que se agravan o tienen su origen en la impunidad. La impunidad es un círculo virtuoso del mal. Nace cuando se viola la ley y no se castiga ni se corrige al violador, dando vigencia al dicho de que “la justicia solo muerde a los descalzos”.
Cada sector social trabajador que vive o debe vivir de tal o cual producto o servicio, requiere la parte reivindicativa como garantía de sus derechos adquiridos por ser dominicano y por haber pagado al fisco sus impuestos. Lo que va al Estado para preparar su presupuesto como manda la ley y dar respuestas a las demandas y necesidades de la sociedad, cosa que no pasa.
Se hace urgente, establecer el imperio de la ley, constitucionalidad e institucionalidad, así como, el reclamo por ese incumplimiento de esos derechos insatisfechos: Beneficios para el que trabaja, oportunidad para el que quiera trabajar, justicia para los corruptos, ladrones y vagos.
Los que trabajan no reciben incentivos y muy poco beneficios, los vagos corruptos nos dirigen y administran los recursos públicos incentivan la corrupción, la vagancia, el crimen organizado, los vicios, la impunidad y la ausencia de ética.
Los funcionarios piensan y se creen que sus oficinas y cargos son empresas privadas, es frustrante, así también comparar las dadivas que reciben la mayoría de la población para comprometerlos o empeñarse al clientelismo de parte del gobierno, es indignante y determina que crezcan los indignados.
Es difícil prevenir las improvisaciones y presupuestarse en nuestro país, escaso de planificaciones, de aplicar la meritocracia, ausente de un banco de desarrollo, de estabilidad, de requisitos y desvinculación entre la capacitación técnico profesional y la demanda de los recursos humanos requeridos por el mercado laboral.
Jesucristo, es el más grande revolucionario no solo en lo religioso, también en lo político y en lo social. Pueblo dominicano únete a la lucha para seguir su ejemplo defiende tus derechos y exigiendo respeto y cumplimiento a nuestra Constitución, fundamento de la institucionalidad y el estado de derecho.