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La bella Montreal
En los días finales del recién pasado mes de mayo, opté conjuntamente con mi esposa, tomarme un descanso o como decimos en buen dominicano «botar el golpe» a la continuidad que agobia en el día a día y en ese sentido decidimos viajar a la bella, apacible y segura ciudad de Montreal, la cual es la más grande ciudad de la provincia de Quebec en el Canada y la que de paso cuenta con la mayor población en todo el territorio. Sin lugar a dudas, visitar ese encantador lugar fue una experiencia inolvidable. Desde el mismo instante en que penetramos al territorio de la ciudad de Montreal, pudimos percibir de inmediato una tranquilidad inigualable; un hermoso paisaje que nos ofrecia su singular arquitectura de sus casas y edificios en la zona suburbanas y el colorido uniforme de las mismas, dándonos con ello un hermoso regalo a la vista. Es obvio que nada estaba al azar y que todo correspondía a una bella y organizada ciudad para el disfrute de sus habitantes y el placer de los visitantes. Algo que fue notorio para mí, es que tan pronto nos instalamos en el hotel y salimos a caminar y recorrer los atractivos que nos esperaban en Montreal, sentí una calma, una paz y una sensación de relajación que es algo muy difícil de encontrar en las naciones latinoamericanas. Fue así cuando dejamos de escuchar las chácharas de la politiquería barata y sin sentido a que los políticos del tercer mundo tienen mal acostumbrado a los pueblo, por radio, prensa escrita y televisión. De igual manera, en todo el recorrido que hicimos a lo largo y ancho de la misma, no pudimos observar basura alguna en ninguna de sus calles, ni mucho menos animales realengos como es ya algo habitual en nuestros países. Sus calles totalmente pavimentadas, señalizadas y sus semáforos inteligentes trabajando sin interrupciones algunas y de manera eficientes, permitiendo un tráfico fluído, perfecto y ágil. ! Que placer no tener que estar pendiente de la velocidad de una guagua voladora y mucho menos, que nuestro oídos se estropeen con el ruido ensordecedor de una guaguita vendiendo víveres o un chofer tocando la bocina de su auto impaciente por pasarle al que va delante. La educación, la amabilidad y el trato afable y cortés son estandarte del ciudadano de esa ciudad, haciendo que el turista se sienta confortable, confiado, agradecido. El idioma que más se habla en el francés, pero de igual manera se habla el inglés. Es por eso que los habitantes de Montreal se considera entre la población más culta y educada en compración a muchas otras ciudadades de otros países. Si algo hay que decir negativo, es el alto costo que hacer turismo cuesta estar en Montreal. Sus precios comparados con los de New York están muy por encima de lo que pagamos aquí por las mismas cosas. Los lugares de interés que son dignos de conocer si usted se decide visitar dicha ciudad son muchos, pero los más significativos a mi modo de ver son: el Biodome de Montreal, un lugar en donde habitan la flora y la fauna de cuatro ecosistema; la Catedral de Notre Dame, la cual data del año 1829 y considerada una de las iglesia más hermosa del continente norteamericano; La Torre de Estadio Olímpico de Montreal, cuya singularidad de la misma es abrir y cerrar el techo plegable del estadio y tiene una inclinación superior a la de La Torre de Pisa en Italia; el famoso Barrio Chino; el Oratorio de San José del Monte Royal; el transitado y popular puente Jacques-Cartier; la Biosfera de Montreal, la cual fue una de las atracciones de la Expo de Montreal celebrada en el año 1967; el famoso y excéntrico Hotel St. Jame Hotel, en donde por sus habitaciones han pasado figura como Los Beatles, Madonna, los Rolling Stones, etc. No puedo dejar de mencionar sus hermosos parques como Jean-Drapeau, el Monte Royal, el cual es emblemático para los habitantes de Montreal y, de igual manera, el apacible parque Lafontaine. He querido con éste humilde artículo, darle un reconocimiento a esa encantadora ciudad y de paso motivar a los que desean vivir una experiencia agradable, diferente y atractiva, que se animen y se den una vuelta para disfrutar de todos estos sitios encantadores que nos ofrecen al visitarla. En mi próxima entrega, vuelvo de nuevo a tocar los temas que me apasionan: la política.