Kennedy, una avenida que conduce al debate

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EL AUTOR es historiador y comunicador. Reside en Nueva York.

 
 
Por tus hechos te conocerán”, reza un postulado bíblico que encierra una verdad elocuente; su moraleja podría servir para determinar si la figura del ex-presidente de Estados Unidos John F. Kennedy merece o no que una calle de la capital 
dominicana, y otra en la ciudad de Quito, Ecuador, lo honren como acto de justicia a la memoria del gobernante asesinado Dallas, Texas.
 
Una vez los dominicanos y ecuatorianos alcancemos plena conciencia sobre la historia, los rótulos que en ambos casos fueron colgados por decisión de sectores dominantes, en su momento tendrán que revisarse para colocar con justica a alguien que por méritos le corresponda. 
 
En el caso la arteria en la capital dominicana se ha debatido si John F. Kennedy tiene méritos que lo relacionen con nuestra sociedad, como para que una calle lleve su nombre. Justo es establecer que el presidente John F. Kennedy como figura histórica es de primer orden en su país y no hay nada malo que sus conciudadanos le reconozcan como tal, y así lo han hecho.
 
Pero hay que consignar que para Iberoamérica, la llegada de Kennedy a la casa blanca puede ser definida como un período desastroso para la estabilidad de sus jefes de estado, su administración montó una serie de conspiraciones en la región que desató la inestabilidad, incluso en la sociedad dominicana que no escapó los efectos de sus medidas; la obstinación de Kennedy contra líderes de las naciones al sur del Rio Grande fue más que evidente, este planteamiento se basa en las injerencias ocurridas durante su mandato, entre el 20 de Enero de 1961 y el 22 de Noviembre de 1963, cuando fue asesinado.
 
Siendo John F. Kennedy presidente, la política exterior de Estados Unidos autorizó la invasión de Bahía de Cochinos en Cuba, aventura violó la soberanía de un país del continente y constituyó un fracaso la Casa Blanca. A partir de la invasión a Cuba Kennedy y sus asesores cambiaron la estrategia para hispano América basados en el supuesto peligro para su nación de la penetración de la ideología soviética en el hemisferio; entonces acudieron al uso secreto de las instituciones militares latinoamericanas, a las que otorgaban asistencia económica y asesoría, los altos mandos eran entrenados en la llamada Escuela de las Américas.
 
Su administración inició el plan Kennedy, a sólo cinco días de la llegada de Kennedy a la Casa Blanca cuando con el apoyo a una Junta Militar sacó del poder al presidente José María Lemus de El Salvador y fue colocado en la presidencia Eusebio Cordón Cea de ideología pro Estados Unidos. Esto fue el inicio de lo que iba a ocurrir en los próximos dos años; el 28 de marzo de 1962 un golpe militar desplazó del poder al presidente argentino Arturo Frondizi, quien fue sustituido por José María Guido, un entusiasta de la política de Washington en latino América.
 
La agresividad de la administración Kennedy en Iberoamérica fue convertida en obsesión y volvió a golpear el 18 de Julio de 1962 en Perú, cuando militares egresados de la Escuela de las Américas depusieron al presidente Miguel Prado; otro hecho similar se repitió el 30 de marzo de 1963 en Guatemala que puso fuera del poder al presidente Miguel Idígoras Fuentes tras un golpe militar que lo llevó al exilio, los golpistas contaron con el apoyo de la Casa Blanca.
 
Los motores de la administración Kennedy no se detuvieron contra gobiernos en América Latina, el 11 de Julio de 1963 una junta militar puso fuera de su despacho al presidente Carlos Julio Arosemena de Ecuador y es bien conocido por los dominicanos que el 25 de Septiembre de 1963 una conspiración militar apoyada por la embajada de Estados Unidos en la ciudad de Santo Domingo destituyó al presidente Juan Bosch, la conspiración contó el visto bueno de la administración del presidente John F. Kennedy a través del diplomático John B. Martin, que era uno de sus asesores.
 
La última víctima de Kennedy se produjo el 3 de octubre de 1963 cuando una Junta Militar apoyada por Washington depuso al presidente de Honduras Ramón Villeda Morales, quien vino a completar la trágica lista de gobiernos caídos en los pueblos iberoamericanos. No se sabe cuál sería el próximo, cuando apareció la bala misteriosa que segó la vida del presidente John F. Kennedy, una gran figura para los norteamericanos, pero después de su muerte los documentos demuestran que, bajo su administración fueron derribados siete gobernantes de países del hemisferio que conforma a América Latina.
 
Existen centros, bibliotecas, puentes, calles, avenidas y bulevares en Estados Unidos que llevan el nombre del presidente Kennedy. Además de la que tenemos en la capital dominicana, hay una en la ciudad de Quito, Ecuador.
 
Después de una reflexión, basada en los hechos expuestos.  surge la interrogante: ¿merece John F. Kennedy que su nombre honre avenidas en las capitales de Ecuador y República Dominicana?.
 
Será difícil para cualquier alma con un gramo de conciencia externar una respuesta afirmativa. En los años que John F. Kennedy estuvo en la Casa Blanca, con su beneplácito se produjeron siete golpes de Estado en América Latina.

josecnovas@yahoo.com

jpm
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