José Mujica, el exguerrillero anticapitalista que se convirtió en ídolo mundial

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José Mujica

URUGUAY.- En su último discurso como presidente de UruguayJosé Mujica se ha mostrado agradecido con sus ciudadanos por el apoyo recibido cuando se sintió solo en el poder, y ha asegurado que de tener dos vidas más, las volvería a gastar en luchar por su país.

«Querido pueblo, gracias por tus abrazos, críticas, cariño y, sobre todo, gracias por tu hondo compañerismo cada una de las veces que me sentí solo en el medio de la Presidencia. No dudes que si tuviera dos vidas las gastaría enteras para ayudar a tus luchas, porque es la forma más grandiosa de querer la vida que he podido encontrar a lo largo de mis casi 80 años», ha dicho Mujica.

Estas han sido las palabras finales que el «Pepe», como se le conoce popularmente, ha dirigido a su pueblo en su último acto como presidente, el tradicional y protocolario acto de entrega del Pabellón Nacional, por el que el mandatario saliente recibe la bandera uruguaya que ondeó en la sede de la Presidencia durante toda la legislatura.

Y tal vez el momento más emotivo de un discurso breve y escrito previamente, al contrario de lo que suele ser habitual, como ha cpnfesadp. que puso sobre la mesa vastos conceptos como la vida, la lucha o la constante pugna entre solidaridad y egoísmo.

El exguerrillero anticapitalismo que preside Uruguay desde hace cinco años, dejará el cargo este domingo elevado a inusitado ídolo mundial, precisamente por su austero estilo de vida y su rechazo al protocolo, que le han valido el reconocimiento y la admiración internacional.

«La vida como valor por encima de todas las cosas»

«La vida como entrega y como valor para defender por encima de todas las cosas» y el trabajo y la lucha por el pueblo como «forma superior de estar con la vida», ideas que hicieron que aquel desaliñado veterano político sudamericano traspasase fronteras en internet no podían faltar en una alocución en la que ha eludido hacer balance de su gestión o repasar conquistas de su mandato.

La enorme repercusión de sus palabras ha servido para poner en el mapa un país de poco más de 3,4 millones de habitantes y Uruguay se llenó de periodistas extranjeros ávidos por descubrir el hábitat y las costumbres de este «campesino con sentido común», como le gusta denominarse, cuyo pasado como líder del grupo guerrillero de los tupamaros le dejó seis heridas de bala y 14 años de prisión durante la dictadura uruguaya (1973-1985).

Allí encontraron una realidad, en principio, surrealista para el presidente de una nación, pero habitual para los uruguayos: que vive en su muy humilde granja a las afueras de Montevideo, que cultiva flores, que dona el 90% de su salario para construir viviendas sociales y que conduce su «escarabajo» de 1987.

Acompañado por su mujer, la senadora Lucía Topolansky (también exguerrillera tupamara) y su perra Manuela, de tres patas, apareció retratado en los diarios de medio mundo sentado en el jardín de su casa como un abuelo sabio, calzado con sandalias y con los pantalones arremangados.

Mujica ha lamentado que los cinco años de legislatura pasaran «tan rápido» y en una lucha permanente y fratricida entre el egoísmo y la solidaridad.

«El egoismo en lucha con la solidaridad»

«El egoísmo natural, que llevamos dentro, y que nos lo puso la naturaleza para defender nuestra vida y la de nuestros seres queridos, en lucha con la solidaridad, que es la defensa en el largo plazo de la especie», ha señalado.

Palabras que inciden en la doble naturaleza del hombre como ser solitario y ser social, que parafraseando al científico Albert Einstein viene repitiendo el «Pepe» en sus últimos días como gobernante.

Lo hizo el pasado jueves durante un encuentro mantenido con el presidente de Bolivia, Evo Morales, en la sede del sindicato uruguayo PIT-CNT, y este viernes en una intervención en una radio local.

Constantemente ovacionado y aplaudido por la multitud de simpatizantes que le han acompañado en la Plaza de la Independencia de Montevideo, Mujica ha rememorado su niñez, «con escuelitas atestadas de gurises remendados, zapatillas rancheras y madres duras que siempre le daban la razón a la maestra».

Antes senador del oficialista Frente Amplio, una heterogénea coalición de izquierdas que congrega desde comunistas hasta demócratas cristianos, luego ministro de Ganadería, Mujica asumió en 2010 la Presidencia del país sudamericano, tras su antecesor y también sustituto, Tabaré Vázquez.

Un momento de la ceremonia de clausura del mandato de Mujica.
 

 

Estandarte de las políticas sociales

Con la economía uruguaya creciendo a buen ritmo, un trabajo que dejó en manos de su vicepresidente Danilo Astori, Mujica se centró en profundizar las políticas sociales que pronto lo pondrían en la boca de todo el mundo.

Primero fue la legalización del aborto a finales de 2012, después, en agosto de 2013, Mujica firmó la ley del matrimonio homosexual y, por último, a finales de ese año, la de la compraventa y cultivo doméstico de la marihuana, la más comentada por tratarse de un proyecto pionero en el mundo para combatir el narcotráfico.

«Sus ideas son básicamente las mismas que hace 15 años, pero no era visto entonces de la misma forma», ha apuntado a Efe Juan Manuel Varela, propietario del primer negocio destinado al autocultivo de marihuana de Uruguay, quien ha recordado que el Mujica que todos admiran «fue criticado por mucho sectores políticos y de la sociedad».

Una voz contra el «consumo exacerbado»

Más allá de estas populares leyes, la verdadera cruzada vital del «Pepe» es contra los altos niveles de consumo de la sociedad actual y el sistema contemporáneo que «necesita permanentemente que la economía crezca» para que «la capitalización continúe».

A pesar de haberse convertido en una figura icónica, erradicar el «consumo exacerbado» se torna una misión utópica, puesto que incluso en su austero Uruguay, la cárcel en la que pasó sus años de prisión, ahora luce reconvertida en uno de los principales centros comerciales de Montevideo.

«Son las mismas piedras, pero tienen otra pintura«, lamentó el mandatario, quien siempre se ha aferrado a la tierra como vía de escape y fuente de bienestar.

Bajo el dogma de que «a los que les gusta mucho la plata hay que correrlos de la política», Mujica se ha cansado de repetir que él no es «pobre», sino que precisa poco para vivir.

«Un abrazo de agradecimiento»

Ante su último discurso, diversos llamamientos para acudir en masa a despedirle han corrido por las redes sociales y la ceremonia ha resultado multitudinaria y de récord, a tenor de lo que algunos asistentes han contado respecto a ocasiones anteriores.

Una nube de fotógrafos y cámaras ha rodeado a Mujica en cada movimiento a la vez que el público, que ha portado multitud de pancartas e incluso caretas con el rostro del exguerrillero tupamaro, ha coreado su nombre constantemente.

Sin embargo, «el Pepe» no quería un acto para en su hono sino el de su patria, y así lo ha manifestado en su alocución.

«Cuando baje el estandarte trataré en lo posible de simbolizar un abrazo de agradecimiento a aquellos que nos acompañen y una invitación humilde a respaldar con toda la fuerza, por la suerte del país, al gobierno que viene», había dicho horas antes en su alocución en la emisora M24.

Un espíritu incansable

Una vez ponga fin a las responsabilidades de dirigente del Estado, Mujica tiene proyectado compaginar su rol de primer senador, con cumplir uno de sus viejos anhelos: montar junto a su casa una escuela de oficios agrícolas para jóvenes con pocos recursos.

Infatigable, Mujica ya advirtió de que no sirve «como jubilado tirado en un rincón acariciando recuerdos», por lo que además atenderá las invitaciones «de muchísimas partes del mundo» para impartir conferencias, que se han ido acumulando durante su Presidencia.

A la sombra del «Pepe»

Tabaré Vázquez, vencedor en las elecciones que han puesto fin al mandato de Mujica, se enfrenta ahora a las comparaciones.

Barack Obama, Mijail Gorbachov, Dilma Rousseff, Hugo Chávez, Michelle Bachelet, Juan Manuel Santos o Fidel Castro han sido algunos de los líderes mundiales que han expresado estos años su admiración por el «Pepe», al igual que artistas tan variopintos como Joaquín Sabina, Ricky Martin, Andrés Calamaro, Emir Kusturica o la banda Aerosmith.

«Hace unos meses le decía a Pepe, cuando empezó el proceso electoral… Vos le has complicado la vida a cualquiera que gane las elecciones. Porque una presidencia tan peculiar deja una marca», ha asegurado su esposa, consciente de la resonancia de su marido.

Fuente: RTVE.es

jt/am

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