Inteligencia vs codicia
«Cualquier poder si no se basa en la unión, es débil» (Jean de la Fontaine)
Observé una patraña en forma de bola de heno rodar por las calles del país incitada por una ráfaga de viento tórrido que amenaza con arrancar de cuajos la unidad en los partidos políticos. La galerna procedía con sombríos ímpetus tratando de quebrar la nación en porciones insignificantes, impotente si se quiere de poder lograr una cohesión dialécticamente comprensible creando ficticiamente una nación que aparente mermada a la vista de los que conjuran contra la democracia y la paz entre prosélitos.
¿Quiénes en el país, por ambición de poder, por egoísmo o por otra naturaleza desean fraccionar la solidez de una relación entre hombres inteligentes, fuertes de espíritu, ciudadanos apasionados, amigos apreciables entre ellos, vinculados sin sospecha a ideas y a tareas políticas gigantescas? ¿Acaso no fue suficiente angustia para la humanidad cristiana la división de aquellos reinos primogénitos de Salomón y el reino de Judá? ¿Quién osaría desconocer la relación planteada en la Biblia entre la Casa de Judá y la Casa de José?
Nadie en su sano juicio podría ignorar la relación de amistad y la fuerte vinculación político-partidaria entre el presidente Danilo Medina y el expresidente Leonel Fernández. Habría que considerar como una acción de filibusterismo político quien pretenda desde lo interno del PLD o desde afuera que podría con esas acciones despellejar la amistad personal entre ambos líderes políticos.
¿Quién podría poner en duda la entrañable amistad personal entre Quique Antún, Ito Bisonó y Josecito Hazim y los demás miembros importantes del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC)?
La lucha dentro de este partido habría que considerarla como una contienda para manejar los fondos de esa organización y, al mismo tiempo, como un interés para negociar futuros contratos políticos de adhesión a otro partido de mayor peso político-electoral. El PRSC solo no tiene capacidad para imponer candidatura presidencial, ello así porque ninguno de estos líderes han obrado para hacer posible una expansión de afiliaciones.
Sería una acción aventurera pretender poner en ejecución un proyecto para tratar de manipular la opinión pública arrojando confusión a través de distintos agentes y medios de comunicación sobre un supuesto enfrentamiento entre Danilo y Leonel o entre Quique, Ito y Josecito. Esa intención podría calificarse de sectaria e irreflexiva y, además, tiene implicaciones de carácter electoral con miras a las elecciones de 2020.
En el supuesto de que exista algún enfado o tensión entre Danilo y Leonel, lo que yo le aconsejaría desde mi panorámica de escritor independiente y sensible a todo lo que pueda afectar las humanas relaciones entre personas amigas es que estos líderes, Danilo y Leonel, principalmente, quienes están dirigiendo los destinos del país, es que hagan suyo el consejo de la Madre Teresa de Calcuta: «Yo hago lo que usted no puede y usted hace lo que yo no puedo. Juntos podemos hacer grandes cosas».
Si el PLD o el PRSC se deciden en persistir en la división entonces el enunciado de la escritora y socióloga española Concepción Arenal tendría razón cuando expresó: «Cuanto más se dividen los obstáculos más fáciles de vencer» y esos partidos podrían ser vencidos el primero y el otro verse más disminuido de lo que está en este momento crucial de su existencia.
Alguien que milite en una organización política de oposición que anhele el poder gubernativo de la nación apostaría por la fragilidad orgánica del partido de gobierno y su laborantismo político sería justamente luchar solapadamente por la división del contrario para tratar de sacarle provecho al refrán que dice: «A río revuelto ganancia de pescadores».
Sería conveniente que los líderes del PLD y del PRSC recuerden, cada cual por separado, los continuos enfrentamientos entre Jacobo Majluta y Jorge Blanco que provocaron la salida del poder al PRD en 1986. Majluta, el candidato presidencial, perdió las elecciones, a pesar de obtener el mayor número de votos.
El escritor español Baltasar Gracián dijo una verdad, que «todos los necios son obstinados y todos los obstinados son necios». En lo que se debe ser obstinado es en las ideas que deben de sostenerse con tenacidad y no en la destrucción de lo que se ha construido con esfuerzos y sacrificios. Creo que el PLD ha llegado a lo que hoy es una realidad política, porque sus líderes se empeñaron con fervor a hacer de esa organización una estructura política consistente con sus ideales y con su causa en pos de instituir una nación de ciudadanos que crean que se puede vivir y progresar en democracia.
Todos los males que padece hoy la sociedad son antiquísimos y la explosión que está padeciendo la nación en su seno es el resultado directo de viejos deterioros en los patrones de conducta sociales y en las propias debilidades del dominicano a imitar lo que no debe ser imitado, de ninguna manera.
Parecería que el dominicano adquirió unos cromosomas muy dados a la corrupción, a almacenar rencores, al resentimiento, a ser soplones, a desear en demasía lo del otro, a crear rivalidades entre amigos, a ser cizañero, a vivir del halago muchas veces inmerecido para obtener algunas ventajas o prebendas y más que todo esto a la barbarie de la educación, que está haciendo estragos en la capacidad del dominicano a saber discernir lógicamente, a pesar de que los gobiernos inviertan cuantiosos recursos económicos en mejorar el sistema educativo.
En cuanto a la oposición advierto que debe tener mucho cuidado con desear en exceso el poder, porque el poder y la gloria deslumbran. Recordemos la frase que aconseja que el poder se parece a la mujer bonita que solo deslumbra la primera vez, después no vuelve a deslumbrar. Sucede, además, que el poder y la gloria confunden con su exceso de luz y provoca ofuscación.
No se podría declarar que el líder político X es obstinado por el poder. Alguien expresó que la diferencia entre perseverancia y obstinación es que una viene de una fuerte voluntad y el otro de un fuerte, no.
En el caso de Leonel Fernández querer presentarse como candidato en las elecciones del 2020 demuestra que el expresidente es una persona perseverante. El emperador francés Napoleón Bonaparte dijo que la victoria pertenece al más perseverante, por tanto, no estaría mal que todos nos volviéramos voluntariosos en lo que hacemos, en lo que creemos y en lo que deseamos, aunque nos llamen testarudos.
El dramaturgo y poeta alemán Bertolt Brecht nos dejó una frase: «Los débiles no luchan. Los más fuertes quizás luchen una hora. Los que aún son más fuertes luchan unos años. Pero los más fuertes de todos luchan toda su vida, estos son los indispensables».
No obstante, debo advertir, que no se podría perder de vista el momento político que atraviesa un país o nación. Se podría ser un buen gestor político pero el continuismo hace danos y desgasta. El político británico Winston Churchil aconsejó que: «El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones«.
En algunos predios políticos dominicanos está retumbándoles todavía los oídos la sentencia que llegó a hacerse sustantiva decretando como si hubiese sido un vaticinio de una divinidad: «Al PRD solo lo vence el PRD«. El PLD debe recapacitar sobre la realidad de esta máxima para que no se revierta en una condena para su partido. A simple vista se percibe que el PLD no tiene un rival político fuerte, empero un enfrentamiento interno podría debilitar esa organización y filtrarse aquel artilugio usado por los griegos con forma de caballo narrado en la historia de la guerra de Troya.
Los líderes de una sociedad, lo mismo que de un país, deben exhibir cohesión desde el poder para que la nación emule esa tenacidad y sea fuerte en aquellos momentos adversos y perseverantes en lograr el éxito. Tratar de insistir en la división no es un propósito sano. Tenemos que empecinarnos en la unión por lo que manifestara el político y filosofo español Juan Donoso Cortés, que «Las alianzas no son un fin, las alianzas son un medio de conseguir el fin que se apetece, el fin consiste en los intereses permanente de la nación, las alianzas deben proporcionar este fin».
jpm