In Memoriam al Dr. Raymundo Amaro Guzmán!

POR CARLOS MANUEL MANZANO CONTRERAS

Tuve el privilegio de conocer al Dr. Raymundo Amaro Guzmán hace unos 25 años, con motivo de mi ingreso, mediante concurso público de oposición, a la Oficina Nacional de Administración y Personal (ONAP), dirigida en ese entonces por él , y que hoy ha alcanzado ya la denominación de Ministerio de Administración Publica (MAP) ,

Posteriormente, me cupo el honor de colaborar directamente con él por espacio de cuatro (4) años, oportunidad que me permitió apreciar la calidad humana de un hombre honesto, con una trayectoria académica, científica y moral inmaculadas.

Confieso que al ingresar a la ONAP en el año 1993, con apenas 3 años de haberme titulado como Doctor en Derecho, e impulsado por la gran pasión que desde niño sentía por la cosa pública,  nunca pensé  que podría permanecer por tan largo periodo en dicha institución, por un lado, porque mi nombramiento en la ONAP como Analista de Recursos Humanos a tiempo completo, podría eventualmente chocar con mi vocación de abogado litigante que ya venía ejerciendo desde hacía unos años, y por otro lado, porque no estaba seguro hasta que punto podría verse afectada mi imagen como joven profesional al pasar a ocupar un cargo en una instancia del Estado como lo es la Administración Pública, desafortunadamente con tanto descredito para ese entonces.

Pero al encontrarme en la ONAP con un grupo de distinguidas personalidades, bajo el liderazgo del Dr. Raymundo Amaro Guzmán,  y  notar con qué nivel de pasión, dignidad, entrega , devoción y tenacidad  ejercían sus funciones en procura del adecentamiento de la Administración Publica, me dije para mi mismo:  “no todo está perdido”, y en verdad  me sentí, más que admirado y entusiasmado, verdaderamente contagiado por esa actitud, provocando ello que descartara ya toda posibilidad de retornar al ejercicio profesional y decidir entonces hacer causa común, en el logro de tan nobles propósitos, con esos notables funcionarios públicos,  a los que acertadamente se les ha bautizado como los próceres de la Administración Pública Moderna.

¡Qué gran fortaleza intelectual y de espíritu poseía el Dr. Amaro Guzmán!, capaz de contagiar a todos sus discípulos y colaboradores, constituyéndose de por si en un forjador de triunfadores y sobre todo ejemplo vivo de entereza, de ética y de profesionalismo.

Durante toda su vida predicó con el ejemplo, sustentando siempre su conducta en la honestidad y  la humildad,  siendo verdaderamente modelo a seguir de muchas generaciones, líder innato, comprometido con su patria, su profesión, su comunidad e instituciones, todo ello unido a sus grandes dotes de maestro, esposo y buen padre.

Cómo admiramos todo aquello que fue capaz de poseer y nunca guardó para sí!  Cómo es de grande, que jamás conoció el egoísmo!  Sus más de 30 obras escritas de diversos géneros, sobre todo de Derecho Administrativo y Administración Pública, así lo dejan dicho, constituyéndose estas en uno de los mejores legados dejados por Amaro Guzmán en su paso por este mundo de mortales.

Hoy, tal vez, deberíamos aferrarnos alrededor de sus recuerdos y hacer brotar cuanta lágrima salga impulsada por la nostalgia que nos deja su partida, pero a la vez sentimos que él no espera eso de nosotros, seguro estoy que prefiere que cosechemos su siembra que ahora florece cual manantial constante de pureza, de energía y de vida. Que sigamos expandiendo el legado que él nos ha dejado.

Como no recordar las grandes cruzadas que impulsamos, juntos a otros compañeros de la ONAP,   por todo el territorio nacional dando a conocer, con un  sentido de apostolado y casi quijotesco, el contenido de la Ley de Servicio Civil y Carrera Administrativa, con el propósito ingenioso del Dr. Amaro de involucrar a los servidores públicos que, llegando a conocer el contenido de dicha Ley,  y los beneficios que la misma consagraba en su favor,  contribuyan al cumplimiento y aplicación de la misma, y con ello, a la Profesionalización de la Administración Pública.

No fueron pocas las veces que escuche de los labios de algunos de los participantes de los tantos eventos realizados en todo el país la frase: “y estas personas estarán bien de la cabeza?”….”y es soñando que están?”. Sin embargo, esto no nos desalentaba en lo absoluto, muy al contrario, generaba en nosotros mayor energía para continuar con esa labor titánica emprendida por usted Dr. Amaro, hasta hacer generar la chispa que encendiera la llama que nos conduciría a feliz término.

No fue necesario el que transcurriera mucho tiempo para empezar a notar los resultados favorables a nuestros propósitos.  Que satisfacción sentía, de manera particular, cuando al entrar en las mañanas a las instalaciones de la ONAP, notaba la presencia, cada día más, de servidores públicos de todos los puntos de la geografía nacional, reclamando sus derechos y exigiendo el cumplimiento de la Ley de Servicio Civil y Carrera Administrativa.  Me decía gozosamente por dentro: “por fin encendió la llama”.

Maestro!… Todos nos quedamos contemplando cómo tu figura se agiganta con el transcurrir del tiempo, y te aseguramos que el mejor homenaje que podemos hacerte es asumir el compromiso y mostrar nuestra firme decisión, de hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que tu legado no perezca, y las instituciones públicas de nuestro país sean cada día mejores.

Qué gran dolor nos causa su partida Dr. Amaro, sus discípulos que todavía tenemos que quedamos acá, seguiremos aguardando mucho de su capacidad y amor por la Patria.

Mi homenaje póstumo a la memoria de este hombre extraordinario, que pese a las situaciones calamitosas a las que se vio expuesto por su padecimiento durante los últimos años, mantuvo siempre hasta su último suspiro, la serenidad, la postura y la calma que caracterizan a esos espíritus privilegiados que viven en armonía consigo mismos y al servicios de los demás, constituyéndose en un verdadero ejemplo de honorabilidad y grandeza humana.  ¡! DESCANSE EN PAZ MAESTRO!!

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