Ilegal sustitución de diputada renunciante

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LA AUTORA es auditora. Reside en San Juan de la Maguana.

Como la fórmula del esposo y la esposa: “Margarita-Leonel”, bajo el lema “ve tú, porque yo tengo impedimento legal”; observamos la fórmula “Hijo-Madre” en el año 2010 cuando en la provincia San Juan resultó electa una diputada en la Circunscripción 2, conformada por los municipios de Las Matas de Farfán, El Cercado y Vallejuelo.

Fue la matense Eufrasia Santiago Merán, a quien algunos la definen como iletrada; quien alcanzó la victoria de la mano de su hijo, Nidio Encarnación; quien siendo diputado por el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) durante el cuatrienio 2006-2010, fue impedido a inscribir nueva vez su candidatura, para  dar cumplimiento a la ley que establece la cuota del 33% de participación femenina en los cargos electivos; es decir, a la Ley 275-97 y todas sus modificaciones.

Ante tal impedimento legal, como el ex-presidente Leonel, el entonces diputado Nidio buscó en su hogar –y no exactamente en el partido–  a una mujer que lo representara en la boleta.

¿Una mujer que le fuera leal? Y todo parece indicar que ante tal astucia, ahora es comprensible que desde el pasado 21 de abril 2015, Nidio Encarnación sea otra vez diputado.

En medio de todas luces y sombras respecto a la legitimidad, el presidente de la Cámara de Diputados, Abel Martínez, ha juramentado al hijo de la diputada perredeista, Eufrasia Santiago Merán, que el pasado mes de marzo presentó su renuncia ante dicha cámara alegando problemas de salud.

Y aunque ciertamente Eufrasia acaba de pasar por la Cámara de Diputados sin penas ni glorias; estamos obligados a preguntar si la designación de su hijo-hombre en vez de una mujer competente del partido –si es que el PRD la tiene en esa circunscripción- ¿es una violación legal, en el marco local e internacional, a la cuota femenina?

De momento, es obvio que la representación femenina de esta provincia sureña en dicha cámara queda reducida a la mitad: de un 40%  disminuyó a un 20%.

Ahora bien; en medio de todo lo que envuelve este acto de juramentación, protagonizado por el PRD y la Cámara de Diputados, impera cuestionar ¿dónde ha quedado  enrollado ese fardo de legislaciones que desde el año 1997, mediante la ley 275-97 y sus modificaciones, han venido determinando que los partidos políticos otorguen un porcentaje mínimo de sus candidaturas a mujeres?

¿Acaso esa curul es un bien de familia al margen de las leyes dominicanas o es el resultado de la cuota legal femenina, utilizada cual navaja de dos filos?.

Puede que ante la carencia de una Ley de Partidos; se ¿acomode?, o se interprete así.

Lo cierto es que tal nominación apesta cual un “Mondongo” de los que lavan en el perímetro del “Palam de Las Matas de Farfán”; puesto que con la juramentación de Nidio Encarnación como suplente de su madre diputada; en vez de la Cámara de Diputados incidir en la integración de las mujeres  a los cargos electivos, ha hecho todo lo contrario.

¿Otro sin sazón que se deriva de un régimen sin consecuencias que está claramente establecido en la República Dominicana? Como van las cosas, pudiera suceder que la vice-presidencia de la república, de repente -«por motivos de salud»-, pase a ser ocupada por el esposo o por el hijo putativo de éste, como suplente de la mujer que actualmente la ocupa; y en consecuencia, al Senado llegue un hijo o un hermano del actual senador de San Juan.

Y a todo esto, ¿qué tiene que decir la vice-presidenta de la Cámara de Diputados, la también diputada por la provincia San Juan, Lic. Lucía Medina?.

¿Acaso olvida la diputada Lucía Medina que siendo ella la hermana de uno de los principales dirigentes nacionales del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), ha sido postulada dando cumplimiento a la cuota femenina en su boleta electoral?

Por la autoridad que confiere a Lucia Medina el cargo que ostenta dentro de esa Cámara de Diputados y por su condición de mujer, ella ha debido salir al frente y elevar su voz en defensa de las mujeres de la provincia que allí debe representar; pero sobre todo, en defensa de todas las mujeres dominicanas.

Parecería que Lucía desconoce el mandato de Santa Catalina de Siena: “¡Basta de silencios! ¡Gritad con cien mil lenguas! porque, por haber callado, ¡el mundo está podrido!”.

Mientras imagino esa Santa en el éxtasis religioso al compás que escribía “Diálogo”, voy  caminando descalza por la orilla del Macasías;  y en defensa de los derechos de las mujeres de esta provincia, del país y del mundo, me encuentro urgida a gritar: ¡Basta ya de permitir calladas que se vulneren los derechos de las mujeres! ¡Basta ya que desde las altas instancias del poder político dominicano se ignore “La Declaración y Plataforma de Acción de #Beijing”, aprobada en la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer (1995)!

¡Basta ya de sostener ese manto de silencio a sabiendas   del Art. 7 de la «Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer», donde el Estado dominicano se comprometió a tomar las medidas necesarias para eliminar la discriminación contra las mujeres en la vida política y pública!

Y  a propósito de Estado, respecto al presidente Danilo Medina, ¿qué respuestas podemos esperar las mujeres de su natal provincia y del resto del país, en relación a la actuación de la Cámara de Diputados al elegir un hombre como suplente de una diputada electa bajo el amparo legal de cuota femenina, en generosa ignorancia de lo que claramente establece La Constitución de la República Dominicana en el artículo 39, acápite 5? Al menos mientras se conduzca como reo de la reelección presidencial, no tendremos respuestas, ni Ley de Partidos Políticos ni ninguna otra que realmente derive en una verdadera transformación socio-política a favor de todas y de todos.

Si bien es cierto que en nuestro país, la participación política de la mujer dominicana es cual aquella “Utopía de América”, sobre todo en lo que concierne al involucramiento activo como al desempeño de las mujeres en la política; no menos cierto es que siendo mayorías  en los registros electorales, con cuota o sin cuota, nosotras no deberíamos permitir que una mujer sea suplantada por un hombre en esa curul que hoy ocupa el hijo de la renunciante diputada Eufrasia; como tampoco deberíamos andar cobijándonos bajo paraguas de vice-posiciones y demás.

Las mujeres dominicanas deberíamos plantearnos “la unidad de propósitos en la vida política”, tal como lo señaló el hijo de la reverenciada poetisa y educadora Salomé Ureña,  el ilustre dominicano Pedro Henríquez Ureña respecto a América.

En vez de las mujeres ponernos a llorar en San Juan y en el país la pérdida de una diputada en la cámara baja, vamos unidas a reclamar lo nuestro: con juicio y corazón y con lealtad -no a una reelección y demás despropósitos políticos- sino, ¡leales al pueblo dominicano!

jpm

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