Ignaros del folclor político dominicano

 
   Volvió a suceder : un orate de la caverna política en la República Dominicana, fue el centro de atención de gran parte de la sociedad dominicana, los medios de comunicación tanto escritos, radiales  y televisivos a finales del mes de noviembre, no por un destello de liderazgo político o social en sus labores, sino más bien,
por la impronta de una decisión absurda, ridícula y cursi que pueda tener un funcionario público ante el conglomerado que él representa en sus funciones.
   Se trata del alcalde del Ayuntamiento de Santo Domingo Oeste, el señor Francisco Peña, cuya organización política que lo postuló a esa posición lo es el Partido Revolucionario Dominicano. El referido alcalde tuvo la «genialidad» de comprar una réplica de la famosa Torre Eiffel de París, la cual estaba como símbolo decorativo en el frente de  una discoteca que funcionaba en las instalaciones del Hotel Hispaniola para convertirla en un adorno navideño.
   Mostrando una ignorancia supina, el alcalde Francisco Santos ni siquiera sabía qué representaba dicha torre que él adquirió a nombre del ayuntamiento, en qué país dicho monumento es un ícono de referencia, quién la construyó, porqué y en qué ciudad se encuentra. Su cretinismo cultural y político, a lo único que lo llevó a tomar tan reprochable de decisión, fue la de  «hacer un árbol navideño, llenarlo de luces y alegrar al pueblo  con motivo de la navidad»….??
   Según la  denuncia de varios regidores de esa alcaldía,  el costo del referido monumento  ascendió a la suma de casi doce millones de pesos, que si ello es cierto, tal cantidad obviamente se pagó  con los recursos obtenidos por los arbitrios que pagan los  munícipes y los aportes del gobierno central.
   Esto no solo es un derroche innecesario de los recursos de la entidad pública que él representa, sino que el lugar escogido para su exhibición se yuxtapone a La Plaza de la Bandera, cita en la prolongación de la 27 de Febrero con avenida Luperón, lo que viene a deslucir la representación patriótica del lugar en donde se exhibe la enseña tricolor. Ante tantas acciones absurdas y burdas,  comportamiento y discursos macarrónicos del liderazgo político dominicano, me asalta la interrogante de saber qué es lo que prima en el cerebro de las figuras que representan el partidismo político de la media isla?
Los mandrias políticos en Dominicana
 
   Como he manifestado en otras ocasiones en mis humildes entregas de opinión que escribo, la República Dominicana ha tenido tres figuras descollantes y referentes, tanto en la conducción política como en el pensamiento. Ellos son : el Dr. Joaquín Antonio Balaguer Ricardo, el Profesor Juan Antonio Bosch Gaviño y el alumno de ambos, el Dr. Leonel Antonio Fernández Reyna.
   Pero, es obvio que la generación  posterior de estos tres portentos, no han aprendido nada  a través de las organizaciones política que ellos lideraron  y no son más que políticos corruptos, mediocres, ineptos, carente de liderazgo y verdaderos payasos en las lides políticas, tanto por lo que dicen como por lo que hacen. No es la primera vez que ridiculeces como la que es motivo de este artículo con el alcalde y su Torre Eiffel, se tornan en  entretenimiento a la ciudadanía, que solo atina a reírse y no salir del asombro. Recodemos también la frase dicha nada más y nada menos por el  diputado Elías Báez de los Santos cuando expresó: «Estoy bebío, armao y con cuartos».
   Y es que, si nos fijamos bien, el Congreso dominicano brilla por la ausencia (con ligeras excepciones) de hombres y mujeres con cultura y profesionalismo políticos, para enaltecer el sagrado recinto en donde se edifican las leyes que rigen a la sociedad. Ahí abunda de todo, menos congresistas con clara conciencia del deber político y de una clara visión de su rol en la sociedad. Ahí se llega por prebendas, decisiones absurdas de los partidos, favoritismo, aportaciones económicas, «caer en gracia en cualquier barrio capitalino», marrullerías y falta de tacto de los partidos postulantes.
   Si en algo se caracterizó el dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina, fue en tener  (aunque sin independencia alguna) a un congreso en donde lo más granado de la sociedad dominicana y de la intelectualidad política y cultural estaba allí. Hoy, el panorama es muy diferente: tenemos a merengueros, terroristas del transporte, sindicalistas corruptos, incultos, comerciantes, etc. Individuos metidos a la política, que buscan rápidamente hacerse rico, subir de escala social, tener dos exoneraciones de vehículos, prebendas, un sueldo de lujo, un pasaporte oficial para él y sus familiares y un «barrilito» lleno de dinero dizque «para obras sociales», como si ese fuera el papel de los congresistas.
Quién es culpable de este Macondo político?
 
   Haciendo acopio  del nombre dado al pueblo ficticio del célebre escritor colombiano Gabriel García Márquez en su obra «Cien años de Soledad», los dominicanos viven su propio «Macondo» en el quehacer político. La mejor muestra de ello son estas aberraciones sociales y estupideces que salen a flote de manera continua en el ejercicio de las actuaciones  de los políticos que ocupan posiciones públicas. Pero, es dable preguntarse : quién o quiénes son los culpables de que estos zamborotudos lleguen a ocupar posiciones públicas y/o a ejercer determinado liderazgo en la sociedad dominicana? En mi humilde opinión, hay dos culpables fundamentales:
1.- Una gran parte del conglomerado social perteneciente a los estratos más bajos  de la escala social, adocenados, con poca instrucción cultural, cívica y carentes de visión y objetividad política debido a los factores previamente indicados. Una masa acostumbrada al paternalismo estatal y de los partidos políticos, que comprometen su lealtad y su voto muchas veces al obtener un litro de ron, un pica-pollo, una canasta navideña, de alimentos, un sobre con 500 pesos o un empleo público.
2– La propia alta dirigencia de un determinado partido político, que no se preocupa en los más mínimo en ver la catadura moral e intelectual de sus candidatos, sino más bien aplicando un criterio maquiavélico, dado que lo importante es llegar a las distintas vertientes del poder, conscientes de que su representado no es la opción más idónea. Es la razón por la cual salen en el panorama político dominicano figuras estrambóticas como los Francisco Peña, los Elías Baéz de los Santos y los Juan Hubieres, este último se exhibe con orgullo con una barba, una colita y una gorra que contiene la esfinge de uno de lo  más sádico y cruel asesino que parió la tierra del tango: Ernesto Guevara de la Serna «El Che».
   Expuesto lo anterior, ahora entiendo el porqué Franz Kafka Lowy, el célebre escritor y filósofo austríaco, autor de las obras «La Metamorfosis», «El proceso»  y «El castillo»,  cuyo pensamiento filosófico tuvo gran influencia en las mentes de Jorge Luis Borges, Gabriel García Márquez y Jean-Paul Sartre, dijo:
     «Un idiota es un idiota. Dos idiotas son dos idiotas. Pero diez mil idiotas son un partido político».
jpm
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