Hipólito, conceptualiza sobre «pájaros» y aborto

La Cámara Baja volvió nueva vez a criminalizar en el Nuevo Código Penal la interrupción del embarazo de forma absoluta, es decir, sin ningún tipo de excepciones, de suerte, que la mujer dominicana, especialmente las más pobres quedan a merced de la muerte en caso de un diagnostico medico de embarazo de alto riesgo o de fallecimiento inminente, tal como fue el caso de la adolescente Rosaura Almonte (Esperancita), ocurrida el 17 de agosto de 2012.

Ante esta reafirmación de la criminalización del aborto terapéutico, el «líder» Hipólito fue abordado por un periodista en la Vega, preguntándole su parecer de esa criminalización; a lo que, éste expresidente se despachó despectivamente contestando:  «mira, yo en eso de pájaros y aborto soy conservador…pero dejemos ese tema para luego.

La expresión «de pájaros » en forma tan corrosiva, expresa el desprecio que Mejía tiene por el 10% de la humanidad, frente a lo cual, en contraposición a él, una mayoría mundial se reinventa con una nueva visión científica y humanística, para estar acorde con una realidad, que no debemos dilatar por más tiempo en humanizar, en aras de una convivencia pacífica, que sin duda contribuirá a la paz social de las  naciones, en lo que se reconocerá, que el mundo es para todos los que nacen en él, no de un grupo que asume, que la tierra es solo para los machos al estilo Pepe Goico y similares.

Nadie quiere que un hijo o hija u otro familiar, nazca con esta condición o la adquiera.  Para los padres, resulta duro y doloroso que un vástago suyo, venga al mundo con esta condición, particularmente en una sociedad tan atrasada como la nuestra, donde hasta los llamados a entender esta pluralidad, diversidad o anomalía biológica (o como se quiera llamar), se comportan como seres medievales.   Es cruel para una madre o un padre y familiares en general, las expresiones despreciativas, con que estigmatizan a sus hijos y más cuando estas provienen de los hombres públicos llamados a ser los conductores sociales, cuyas influencias deben estar dirigidas a concientizar y promover sentimientos y conductas entre las masas, que sean precursoras de enseñanzas positivas, no para siembra de odios, de cizañas y de burlas hacia un conglomerado humano, que al final de cuenta, son nuestros congéneres por mas pobres y desarrapados que estos sean.  Además, la realidad Constitucional de un presidente, es, que es un empleado de toda la nación, en lo que están incluidos el 10% de los homosexuales y afines. Entonces, mal haría Presidente alguno con despreciar a esa parte de su pueblo, cuando constitucionalmente está obligado a tratar esa parte como al restante 90%.  Esto es en lo que respecta a la parte constitucional, que en lo humano, un presidente debe tener la capacidad del amor para todos sus gobernados.

Los mismos criterios aplican al tema del aborto y con más razón, pues las mujeres, no son el 10%, sino más de 50%, que se transforma en un cien por ciento, cuando analizamos que son ellas las únicas que paren el cien por ciento de la humanidad.  En consecuencia, tratar un tema tan importante para ellas y para todos, como el caso del aborto terapéutico, con un relajo irritante, no es lo apropiado, mucho menos por alguien, que ha ocupado y quiere volver a ocupar la primera magistratura del Estado.  Si hubiésemos estado en proselitismo electoral con Hipólito de candidato, y en medio de la campaña él se dispara con semejante tremendismo verbal, nos hubiese ocurrido igual, que cuando habló mal de las trabajadoras domesticas.  Parece ser, que esta reincidencia de Hipólito en sus repentismos expresivos, confirma una vez más el dicho y el hecho, de que loro viejo no aprende a hablar ni a comportarse más allá de lo que aprendió en años anteriores a la vejez.

 

Mutismo de los dirigentes del PRM en estos temas

Específicamente, llama la atención el mutismo de los dirigentes del PRM, frente a la aberración jurídica de criminalización del aborto terapéutico, al cual le han dado rango constitucional los «honorables» congresistas de nuestro país.  Pero este es un tema que lo vamos a tratar más ampliamente en otro artículo, mientras tanto, demos gracias al Creador por nuestros hijos e hijas y por los de los otros, sin importar su sexualidad, porque los amamos y respetamos, cualquiera sea su condición.  También, bendiciones especiales para todas las mujeres que hoy batallan por su derecho al aborto terapéutico y por el logro a disponer de sus derechos a la salud sexual y reproductiva y a no ser sometidas por el Estado a preceptos religiosos retrógrados de la autoría de seudoreligiosos.  Y bendiciones a los hombres que se han unido a ellas en esa lucha.

Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los gobernantes y políticos de buena, amorosa y respetuosa voluntad.   Nada de odios, nada de intolerancia e irrespeto hacia los demás.  Todos somos hijos de Dios y quien así no lo crea, con el diablo está.

 

Posdata

Para mas ilustración y reflexión, transcribo al lector dos párrafos relativos al tema del matrimonio gay, de la autoría del periodista José Báez Guerrero en su artículo: «Siete variaciones en torno a Wally y Bob».  Cito:

«El matrimonio entre personas del mismo sexo es imposible legal y conceptualmente.  Etimológicamente el matrimonio supone la unión entre una mujer y un hombre para concebir hijos; jurídicamente es un vínculo para formar familia que puede incluir descendencia. Homosexualmente no hay procreación biológica. Sin embargo, estoy de acuerdo con que parejas del mismo sexo puedan unirse o vincularse legalmente, dado que desde que hay mundo lo hacen de hecho y sentimentalmente».

«La sociedad debe proveer a los homosexuales adecuada protección legal cuando deciden formar pareja estable o sea un hogar, sólo que por definición no sería matrimonio. Me parece hipócrita ignorar una realidad humana cuya existencia requiere de reconocimiento legal, como recientemente ha ocurrido con las uniones heterosexuales de hecho o el concubinato. Tapar el Sol con un dedo no evita que haya arcoíris, símbolo de los homosexuales» (fin de las citas).

Finalmente espero, que por la lectura de estas reflexiones, el «compañero» Hipólito y los que piensan como él respecto a los homosexuales, al final se pregunten como el papa Francisco cuando dijo: ¿y quién soy yo para juzgarlos?  Y que sobre el aborto terapéutico, también haya un cambio de actitud y mentalidad en sus vidas.

Si la vida me lo permite, la próxima semana vengo con la entrega: Lavar la ropa sucia en casa y barrer para adentro, en lo que explicaré el porqué trato públicamente, los temas como el de hoy, en la forma que lo hago.

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