Hay locuras (y no son las de Silvio)

 

 

El mes de mayo recién pasado fue el más caluroso desde que se llevan registros y los últimos siete han sido, consistentemente y por igual, mas calurosos que todos los años anteriores. La NASA informa además que,  desde 1880  a la fecha, la temperatura global ha aumentado 1.4º F pero el 75% de ese aumento ha tenido lugar en los últimos tres años. La presencia de  dióxido de carbono subió a 403 parte por millón casi en la meta fatal de las 450.  El hielo en el polo norte contrajo 13% de su área total en solo una década y el hielo de Groenlandia se derrite a razón de 281 millones de toneladas por año.

La inseguridad ciudadana en la República Dominicana ha llegado a niveles tan alarmantes que ya la gente no sabe que hacer para protegerse; temen a la calle, rehúyen salir de noche, rehúsan andar por zonas consideradas “apache” y no encuentran rejas, alarmas ni dispositivos de seguridad que puedan disipar sus miedos ni aplacar sus angustias. En medio de esta situación se le pide a la OEA un mea culpa por haberse prestado a legalizar la invasión americana de 1965 como si la OEA hubiera servido alguna vez para algo, como si la OEA hubiera puesto las tropas, tomado la decisión de invadir y financiado la operación y sobre todo como si hubieran de servir para algo tales excusas.

Los dominicanos acaban de ser testigos y víctimas de un fraude electoral  ”a la carte” perpetrado por el gobierno sin ni siquiera empeñarse en cubrir las apariencias porque cuentan con los poderes todos y los medios de comunicación todos para sancionar dicho fraude y para al final, con la debida escenografía surrealista, negar su existencia. Cada día nos parecemos mas a una novela de Kafka y parece que cualquiera “El Proceso” o “El Castillo” nos viene bien aunque  podríamos evocar también “La metamorfosis” si al hacerlo miramos al Palacio Nacional.  Mientras tanto, el poder apuesta al olvido, al cansancio de las víctimas de ese fraude cuyos voceros que la denuncian siguen refiriéndose al señor Danilo Medina como Presidente y por tanto validando el mismo fraude que denuncian. Y del que han sido víctimas.

Nuestro vecino mas cercano es Haití donde no hay gobierno pero si millones de personas en la extrema pobreza y muchos de ellos cansados de ser pobres. Haití es un país donde el fraude electoral ha conducido al montaje de nuevas elecciones pero los dominicanos, que tanto desprecian a los haitianos y que bien podrían mirarse en ese espejo, prefieren apagar la luz. Estamos en una isla con unos 20 millones de habitantes, endeudados mas allá de cualquier monto razonable ni pagable, carecemos de instituciones, hacemos trampas y creemos que no tendremos que pagar. Nadie parece darse cuenta de lo que está en gestación ni de que la ficción de república que aun mantenemos está hilvanada con puntadas de hilo de mala calidad.

A fin de cuentas, que puede esperarse de una sociedad donde adolescentes y viejas se afanan por hacerse las tetas, los pobres, adultos o adolecentes se endeudan para ponerse bracers porque no valen los dientes normales, hay que tenerlos perfectos. Los viejos se tiñen los bigotes, las viejas presumen de buenas nalgas y nadie quiere y pocos se atreven a envejecer con dignidad.

La sociedad dominicana está sin agenda porque la anterior se extravió, se perdió, se jodió y a decir verdad  no se ha elaborado una nueva. Mientras haya alguna esperanza de que jodiendo al prójimo puedo resolver mi problema no habrá esa nueva agenda porque un proyecto nacional solamente puede nacer de la quiebra y de la bancarrota de miles de proyectos de bienestar individual.

Como consigna Indro Montanelli en su Historia de Roma: “Cuando Augusto asumió el poder, el calendario romano contenía 76 días festivos, aproximadamente como hoy. Cuando su último sucesor lo dejó había 175 o sea que era festivo un día si y otro no”  y vale repetir un párrafo de mi artículo anterior: Mientras el mundo se acerca a una catástrofe alimentaria y humanitaria, mientras la isla se calienta como un fogón, mientras la inseguridad ciudadana causa estragos en la conducta y los autores del fraude se apertrechan tras las defensas que a tales fines construyeron, muchos dominicanos progresistas están discutiendo si los transexuales deben entrar o no a los baños de hombres o de mujeres, si la homosexualidad esto o aquello, si la agenda LGTB es pertinente, si fulanito recibe una premio, si menganito asistió a la gala de cualquier pendejada farandulera o bancaria, si la violencia de género esto y la violencia intrafamiliar lo otro no porque no sean problemas, que si lo son, sino porque, simplemente, no son “el problema”.

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