Hasta dar una mano molesta al “Gobierno” haitiano (OPINION)

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El autor es licenciado en Diplomacia y Servicios Internacionales. Reside en Santo Domingo

Recientemente nuestro mandatario, conociendo la situación haitiana, hizo lo que la diplomacia haitiana no hizo: ir  tras la búsqueda  internacional de soluciones a un problema que debe ser abordado de manera combinada.
Para bien o mal, esta situación que estamos viviendo con Haití es peor que el covid-19. Con el covid la comunidad internacional hizo esfuerzos en acciones que arrojaron resultados, eso en menos de dos años; con Haití no, y nosotros como naciones estamos condenados de manera perpetua a convivir los unos a los otros.
La Constitución da autoridad al presidente como máximo responsable  de la defensa nacional y de la diplomacia: “Tomar las medidas necesarias para proveer y garantizar la legítima defensa de la Nación, en caso de ataque armado actual o inminente por parte de nación extranjera o poderes externos…”.
En los años 90, al presidente, Dr. Joaquín Balaguer, le costó la presidencia el no aceptar las presiones internacionales por abrir la frontera para que el pueblo haitiano no sufriera hambre. Muchos años después se les donó una universidad con todas las comodidades, de primera y también eso generó  rechazo. Con el terremoto, ahí estuvimos aportando ayuda al pueblo haitiano y casi linchan a nuestros ciudadanos.
Nuestra nación desde siempre ha buscado la solución de inconvenientes, no solo de Haití, sino en conflictos tan cercanos como los de Argentina y Gran Bretaña; el golpe de Estado en Honduras en el 2009; Chávez y Uribe y tan lejanos como el Conflicto árabe-israelí y el de la Guerra de Iraq. Por lo que estamos en legítimo derecho de buscar  la forma de resolver diferencias entre el estado haitiano y el Estado dominicano.
El pueblo haitiano se podría decir que ha sido el más sufrido y el que más ha resistido maltratos, indiferencias e  humillaciones por una elite que, desde ya, al parecer, se ha unido a las bandas paramilitares de malhechores.
Esto a lo largo de siglos ha hecho que el pueblo vea como enemigos a sus gobiernos y hasta sus vecinos, fruto de ese lavado de cerebros que todavía hoy día lo llevan a cabo de manera impenitente.
Esos grupos criminales  deben desde  ya tener el estatus de  peligrosa banda de terrorismo  internacional  y tener sus consecuencias. No pueden desgraciar su país, desestabilizarlo y pretender llevar eso a nuestro territorio ni a ningún otro: ¡inaceptable!
Con sus acciones,  lamentablemente dan muestras que  les interesa muy poco el pueblo haitiano, tampoco aportan soluciones, lo único que hacen de manera apasionada es criticar al país vecino, solo a este y jamás a otro; tal parece es su principal arma contra la impopularidad, tratando de alimentar odios ancestrales: ¡nada más vil!
A todos los dominicanos nacionalistas nos preocupa Haití. Tal parece eso no ocurre con la elite y aquellos aliados de la anarquía haitiana que han creado una economía subterránea alimentada por  el secuestro,extorsión y chantaje.

Nuestro espíritu de paz nos ha limitado, incluso, a dar simples respuestas por evitar posibles conflictos e incluso evitar guerras. Mantener esa paz nos ha generado ganancias, pero también grandes “pérdidas”, solo por mencionar el caso de Hincha que todavía  al mencionarse a los conocedores de la Historia, brota la  frustración de solo ver lo que legalmente nos pertenece y  no hacer nada.

jpm-am
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