Fuego en Valle Nuevo y en el Alma Nacional

En el año 1980 ocupaba la función de Director General de Producción del Instituto Agrario Dominicano (IAD). Aquello era de mucha responsabilidad. Como su título indica, tenía a cargo la producción agrícola de los asentamientos de esa institución en todo el Territorio Nacional con unos tres mil empleados de personal. En la Oficina Central donde estaba mi despacho, tenía cuatro secretarias a mi servicio y dos choferes. Aquello era un trabajo abrumador, aunado a las presiones políticas ejercidas por los políticos de turno, que querían llevarse de la institución todo lo que de ella pudieran obtener de gratis: semillas, abonos, implementos agrícolas, combustible, tractores, bombas de regadíos y un largo etc. Para ejercer esas funciones mi sueldo era cuatrocientos cincuenta pesos dominicanos (450.00) y la habitación donde estaba obligado a residir pagaba, sin comida, quinientos pesos. Para esa misma época llegó al país procedente de Francia un excompañero de facultad, con maestría en entomología y manejo de pesticidas. De inmediato fue nombrado en Constanza con sueldo de quinientos pesos Mensuales (500.00). Pero sucede, que mi amigo tenía su familia en la capital, donde sus tres hijos estudiaban, razón por la cual él tenía que viajar semanalmente de Constanza a su hogar. Con esos 500 pesos le era imposible manejarse, pues los mismos no le daban ni para pagar una pensión en Constanza. No pasó un mes, cuando asediado por la realidad, renunció y se fue a California donde días después consiguió ser empleado por una poderosa empresa agrícola con sueldo inicial de ochenta mil dólares anuales. Años después (se me escapa la fecha), los vegetales producidos en el Valle de Constanza, fueron impedidos de ser exportado hacia los Estados Unidos y Europa por el exceso de pesticidas en sus tejidos. Ello fue fruto de que los campesinos al no tener quien los dirigiera en eso de las dosificaciones para fumigar contra insectos, hongos, bacterias etc., incurrían en los excesos de uso de los químicos usados en las aspersiones. Por esa prohibición, se perdió un mercado de exportación de vegetales de diez y seis millones (16) de dólares anuales. Por todas esas insólitas de la política nuestra, muchos profesionales de la agronomía y de otras ramas con formación y práctica de honradez, al no poder vivir son estos sueldos, sino robando, al negarse a ello, se decidieron por abandonar el país en busca de mejores oportunidades económicas como también de otro ambiente menos toxico, del que estábamos viviendo, con Balaguer, Doña Emma y su Cruzada del Amor, los generales, la banda “colorá” y de cuanto abuso se le ocurriera a cualquier sargento o calié del régimen. En esta categoría de emigrados me encuentro yo. Viviendo en este país (los Estados Unidos), en el 2011, en plena campaña electoral, donde ya se daba por seguro a Hipólito ganador de la presidencia de la Republica para el periodo 2012-2014, me encuentro con un señor vegano de unos setenta años que había sido cancelado de su puesto de guardabosque por ser simpatizante de PRD. Para ese humilde hombre que andaba muy entusiasmado con el triunfo que se veía venir, toda su ilusión era volver a su puesto de guardabosque. El, después de haber sido cancelado seis años atrás, llego a vivir a New Jersey vía una hija. En este ambiente él se sentía el hombre más infeliz de la tierra. Él quería volver a su antiguo trabajo y por eso estaba entregado día y noche a la campaña electoral del partido, que de llegar al poder, lo restituiría. Pero su partido no ganó. A consecuencia de ello, este señor cayó en una depresión y seis meses más tarde murió. Rememoro estas experiencias, porque estando al tanto del fuego que ya lleva 12 días afectando unas 20 mil tareas de bosque en Valle Nuevo, Constanza, me doy cuenta, que las causas por las se dan esos incendios son las mismas, por la que se han dado los anteriores y que también, como anteriormente, tampoco ahora estamos preparados para sofocar un incendio antes de que arrase miles de tareas de bosque. ¿Cuáles son esas causas? Los gobiernos nuestros entregados a la politiquería, no se ocupan de las cosas realmente importantes para la nación, ni nombran en los puestos las personas preparadas que corresponden. Figúrese usted, un médico que fue un desastre como Ministro de Salud Pública lo nombran Ministro de Medio Ambiente. Los guardabosques funcionales con 30 años de servicio y hasta con más, lo cancelan porque no es del partido para emplear a un compañerito que no cumple ni le gusta su trabajo, pero que no se puede cancelar, porque es del partido. A todo esto agréguesele, que no se compran los equipos, ni los mínimos necesarios, porque el dinero destinado al ministerio se gasta mayormente en pago de una nómina clientelar y partidaria, en la compra de muchos vehículos de lujo, en celulares, gastos de representación y hasta en desvíos millonarios para apoyar a los políticos del partido que aspiran a mantener sus posiciones, mientras los empleados como los guardabosques que hacen un trabajo imprescindible, le pagan salarios de miseria, con la agravante, que se lo pagan con atrasos de hasta seis meses, tal como ha salido a relucir con los guardabosques asignados en Valle Nuevo. El resultado o los resultados, de las aberraciones descritas, ahí lo tenemos. Veinte mil tareas de bosque quemadas en el caso del fuego citado y millones de dólares perdidos por la prohibición de exportación de vegetales considerados tóxicos, y cientos de profesionales que han tenido que abandonar su país, buscando mejores oportunidades de subsistencia. Todo esto es muy triste… decepcionante. Y la pena se hace más profunda al ver que no se ve que se esté trabajando para corregir estos entuertos, sino que por el contrario, lo que se hace es para agravarlos. En consecuencia, a este fuego le seguirán otros, como también le seguirán la muerte de hombres, flora y fauna y hasta del Alma Nacional. La inconciencia, la displicencia, la corrupción, la perversidad… mata la patria.

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