Frustración y resabio
Participo del criterio de que aquí hace falta una oposición política fuerte, coherente, responsable, lucida y conectada con anhelos y reclamos de la gente, pero lo que tenemos hoy es un litoral opositor difuso e inhábil cuyo eje pendular se mueve entre la frustración y el resabio.
El liderazgo de la oposición descansa en empresarios, periodistas, economistas y novelistas, la mayoría de los cuales se creen titiriteros de una táctica o estrategia política audaz, cuando la verdad es que se desempeñan como títeres de intereses corporativos que son los verdaderos dueños de los muñecos y de la carpa.
En las últimas elecciones internas del principal partido de oposición fue recesada o suplantada la principal la plantilla de dirigentes para imponer rostros angelicales e hijos de papá, como si la actividad política se exhibiera en juguetería y no fuera una vocación que exige muchos años de sacrificios y entrenamiento.
Mentados líderes de comunicación y algunos literatos de oficio han pretendido ocupar puestos de un añejo liderazgo que apenas ha podido forjar en una pradera una promisora planta obligada desde ya a dispensar sombra sin llegar a la adultez del roble.
Esa carencia de auténticos dirigentes o líderes políticos tras los muros de oposición es lo que explica que en ese litoral aguarden cada semana por enjundiosas cartillas periodísticas para poder ensamblar alguna estrategia política siempre sostenida en el resabio y la frustración.
Creen que tienen sujetado al Presidente pos sus partes púdicas, pero en el Listín del viernes, figura como el mejor valorado, a pesar incluso de que los titiriteros ordenaron a sus figurillas atacar también a las visitas sorpresas y difundir la especie de que a la gente de los barrios no le gusta el Teleférico.
El clan de periodistas y economistas ha convencido al principal partido de oposición de sostener y difundir un nuevo testamento basado en la tesis de que el crecimiento de la economía dominicana se debe al endeudamiento, por lo que en cualquier momento este país se va por el despeñadero.
Como los hechos son tozudos, en esta misma semana, el canadiense Scotia Bank, invirtió 330 millones de dólares en la adquisición de la mayoría de las acciones del Banco del Progreso, señal de que la economía es estable y de que no se avizora ningún crack financiero.
Otro comunicador patentizó la advertencia de que sin justicia sana no es posible respirar, pero olvidó que conforme a su criterio llevamos 66 años sin respirar, a pesar de los oleajes de reforma judicial que se han producido a partir de 1996, por lo que la justicia de hoy no puede ser peores peor que la de ayer.
El Gobierno y el partido oficial merecen y requieren de una oposición fuerte y autónoma que sirva de contrapeso político y social, muy distante al conglomerado partidario, huérfano de auténticos líderes y manejado como dron sin plan de vuelo por empresarios, periodistas, economistas y literatos que ejercen una militancia política secreta y vergonzosa.