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¿Fracaso de Danilo es éxito de Leonel?
En los primeros tres meses del pasado año, todos los proyectos presidenciales dentro del PLD quedaron sepultados con el anuncio de la reelección de Danilo Medina. Nadie pensaría que puedan levantarse del sepulcro y como Cristo echarse a andar. Pero la resurrección no parece fácil, porque los cabecillas de tales proyectos, en este momento altos funcionarios del gabinete y el Senado, corren el riesgo de hundirse con el capitán del barco, si la nave del Estado continúa haciendo agua y rumbo a la deriva por las acusaciones del caso de Odebrecht.
Es increíble que la suerte de Danilo esté en la boca de Joao Santana, pues si el encarcelado publicista del Brasil, dice lo que ya muchos piensan, no hay dudas de que el naufragio será inminente para Danilo. La política es definitivamente una caja de sorpresas. ¿Y quién será dentro del PLD el beneficiario del posible naufragio de Danilo? Ya muchos se adelantan en afirmar la interrogante: ¿El fracaso de Danilo es el éxito de Leonel?
Algunos de los que con sus declaraciones simulan preocupación porque Danilo caiga en el precipicio de Odebrecht, son capaces de empujarlo, si nadie los mirara. Por eso detrás de sus rostros tristes se esconden sonrisas. Como si dijesen para dentro de ellos, “ta’ bueno que te pase por desgraciado”.
Al parecer conservan en sus memorias la frase inolvidable de Quirino, “Leonel es más delincuente que yo”. Cuyo autor fue -dicen- el experto publicista en campaña sucia, Joao Santana. ¡Qué extraña es la lucha política! Una especie de carnaval, en el cual cada quien usa su careta. O se suma al coro verde de la lucha contra la corrupción y la impunidad, cantando: ¡Roba la gallina, palo con ella!
En el año 2013, en un artículo publicado en este diario, me hice la misma interrogante, pero al revés: ¿El éxito de Danilo es el fracaso de Leonel? El tiempo me respondió en silencio. El Dr. Leonel Fernández tuvo que admitir que todos los cañones del Palacio Nacional apuntaban hacia él y querían hacer blanco sobre su prestigio. Luego el dedo acusador de un conocido personaje condenado por narcotráfico, descargó sobre Leonel sus municiones acusatorias.
Por esos motivos, las puertas de una candidatura presidencial por el PLD en el 2016, se le cerraron a Leonel Fernández. Mientras su estatura de líder se reducía al nivel ridículo de tener que mandar a votar a sus seguidores por el veneno de la reelección, aunque sacrificando los postulados constitucionales de su Carta Magna.
Ahora soplan de nuevo los vientos, pero levantando las cenizas del escándalo de la Odebrecht. Es evidente que abierta la tumba para depositar un cadáver, el sepulturero rescata al mismo tiempo los restos vivientes de un nuevo renacer para el León, que se proyecta dentro de su partido para el 2020, como el único rey de su selva morada. Sin embargo, todavía no podrá cantar victoria. Porque si en la lista esperada figura su nombre entre los que recibieron dinero para su campaña, entonces el sepulturero dejará caer otra vez su caja sobre el hoyo.
En la política con tinte deportivo, el Dr. Leonel Fernández ha demostrado maestría como jugador de ajedrez. Piensa profundamente antes de mover una pieza. Sabe que los errores de su contrario dentro del PLD, a él lo benefician. En pocas palabras: el fracaso de Danilo es su éxito. Como en el 2013, el éxito de Danilo significaba el fracaso para Leonel. Así de sencillo funciona la lucha interna en el Partido de la Liberación Dominicana.
Aunque en el corazón de Leonel late un temor: la magnitud del fracaso de su oponente puede que afecte el prestigio del juego de ajedrez. Y más cuando el fondo del tablero está pintado de cuadros blancos y verdes. Este último color no solo es de la esperanza, sino que desde el 22 de enero del presente año, se ha convertido para el gobierno en un color que pone de nervios a los funcionarios y provoca angustias entre los partidarios del continuismo peledeísta.
JPM