¿Flaqueó Danilo?

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EL AUTOR es politólogo y profesor universitario. Reside en Santo Domingo.

 
El autor de estas líneas permaneció más de 20 años en el Partido de la Liberación Dominicana, lo suficiente para que Don Juan Bosch impactara positivamente en mi vida. Lo conocí siendo yo un imberbe en el colegio Alfredo Nobel, antigua casa del presidente Leonel Fernández y desde ese momento he sido su discípulo. 
 
Quizás por eso he criticado con acritud al presidente Fernández, pues siempre he pensado que debió parecerse más al maestro, aunque le reconozco sus aportes al desarrollo del país en infraestructura y en muchos aspectos, que hoy sus propios compañeros pretenden ocultan.
 
El presidente Danilo Medina llegó al poder de las manos del profesor Fernández, y pudo rápidamente impregnar su estilo propio y proyectar un liderazgo nacional con actitudes propias de las que nos enseño el viejo maestro: como la humildad, la puntualidad y la frugalidad. Yo mismo me he desbordado en elogios hacia el primer mandatario. 
 
Ahora bien, la forma en que sustituyó al mayor general Manuel Castro Castillo como jefe de la Policía Nacional, desdice mucho del carácter con que don Juan ejerció la presidencia. Un jefe de Estado nunca debe actuar contrario a su propia convicción y el propio presidente había elogiado el trabajo en la Seguridad Ciudadana.
 
 El presidente tiene en su escritorio las estadísticas que establecen que el saliente jefe de la Policía deja la criminalidad en un 17.4%. El presidente maneja las informaciones privilegiadas y sabe que muchos países del área tienen niveles de criminalidad de 60, 70, 80 y hasta 90% en algunos casos.
 
Es lógico pensar que el presidente Medina no ignora lo que es un secreto a voces entre periodistas sobre las grabaciones conspirativas contra el jefe de la Policía para hacerlo saltar del cargo.
 
Don Juan hubiese condena tal actitud y jamás le hubiese quitado el apoyo a su jefe de Policía en tales circunstancias y más cuando se reconoce la capacidad de Castro Castillo y su probada lealtad al presidente. 
 
Pienso que el momento exigía apoyo total a quien recibió la criminalidad en un 24.7% y se la entrega en un 17.4.%  Era preferible bajar algunos puntos en las encuestas y jamás ceder a presiones de esa naturaleza. Con la seguridad no se puede jugar a los dados.
 
Al momento de escribir este artículo, el mayor general Castro Castillo se encuentra sin funciones en espera de servir a su país. Mientras tanto, no hay dudas de que ejerció sus funciones con dignidad, capacidad, liderazgo y absoluta lealtad al Presidente Medina, quien está más consciente que todos de ésto. 
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