Familia bodeguero dominicano baleado por policía exige justicia

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Reynaldo Cuevas

NUEVA YORK – Inspirado en su hermana Nicole, Reynaldo Cuevas (20) soñaba con enlistarse en el Ejército y servir a Estados Unidos, pero la bala del arma de un policía acabó con su vida la madrugada del 7 de septiembre de 2012. A casi tres años de su muerte, la familia dominicana aún clama justicia.

«Siento mucho rencor«, expresó Nicole (21) en una entrevista telefónica. «Fue el disparo de un uniformado el que apagó la luz de mi hermano. La paz de nuestra familia se fue con él».

La respiración agitada de la joven militar es perceptible en el auricular al describir el enojo y la frustración que nubló los días de la familia Cuevas desde aquella fatídica madrugada, cuando Reynaldo fue baleado por el oficial Ramysh Bangali. Un hecho que la Uniformada catalogó como un accidente.

Como lo reportó El Diario en 2012, Ernesto Delgado, Orlando Ramos y Christopher Dorsey irrumpieron con arma en mano en la bodega Aneurys, situada en el 1299 de la avenida Franklin en El Bronx, y amenazaron a Reynaldo, quien trabajaba en el lugar, y a su tío Félix Mora, el propietario.

Cuando la Policía respondió al robo y rodeó el establecimiento, los delincuentes se distrajeron buscando una salida trasera, momento que aprovechó Reynaldo y su tío para escapar, pero al salir de la bodega, el joven tropezó con el oficial, quien accionó su arma.

«Era un policía inexperto. Todavía no puedo creer que salimos vivos del robo, pero mi sobrino murió minutos después por la mano de un policía», dijo Félix. «Es terrible tener que trabajar cada día en la bodega con ese recuerdo».

La familia pidió cargos criminales contra Bangali argumentando que fue «negligente y disparó su arma temerariamente», según indican los documentos de la demanda. Pero, en 2013, la fiscalía de El Bronx anunció que después de una «revisión amplia» no encontró ninguna evidencia que sugiriera que el oficial cometió un delito.

Ahora el caso criminal se centra en los tres ladrones, quienes no realizaron disparos, pero están acusados de la muerte de Reynaldo. De acuerdo con la ley, el homicidio no habría ocurrido si ellos no hubieran cometido su crimen. Los ladrones enfrentan una pena máxima de hasta 25 años.

Demandan a la ciudad

A unas semanas del aniversario de la muerte de Reynaldo, la familia asegura que el caso criminal está estancado y exige a la fiscalía de El Bronx una fecha para el juicio de los tres implicados, para así apresurar el demanda civil de $25 millones contra la ciudad.

«La pregunta que nos atormenta cada día es: ¿Por qué no se hace justicia? ¿Acaso es por qué somos latinos? ¿Es por qué las minorías no importan?», cuestionó Nicole, quien reside en el norte del estado.

La hermana de la víctima dejó en claro que el dinero no es justicia y sostuvo que, de ganar la demanda civil, la familia destinará la suma a la crianza de la hija de Reynaldo, de 6 años. La menor está al cuidado de su abuela materna en Republica Dominicana y está en curso un proceso migratorio para traerla a la Ciudad de Nueva York.

«Un policía mató al padre de esa niña inocente», sentenció Nicole. «Mi madre está preocupada por el futuro de su nieta».

La abogada de los Cuevas para el caso civil, Catherine Torres, lamentó la tardanza de la fiscalía en el caso criminal.

«La corte sigue posponiendo el caso y no hay justicia. La familia quiere que el caso criminal termine este año para empecer lo antes posible el caso civil», dijo. «Tienen ese derecho. Ellos quieren terminar con este doloroso episodio en sus vidas ahora».

La abogada insistió en que tres años es demasiado tiempo. «La ciudad está prolongando el sufrimiento de esta familia», sentenció.

La familia prepara una marcha y protestas para el tercer aniversario de la muerte de Reynaldo, en un intento por presionar a las autoridades.

Justifican la tardanza

Terry Raskyn, portavoz de la fiscalía de El Bronx, indicó que se espera llevar a los tres sujetos a juicio lo antes posible y justificó la tardanza con la apretada agenda de los abogados y jueces.

«Son tres acusados, cada uno con un abogado independiente. Cada abogado tiene su propio calendario y disponibilidad o falta de ella. Este se suma al calendario del juez. Hay muchas dificultades en la programación», sostuvo. «Además, hubo un cambio de juez a la mitad de este caso».

La vocera añadió que, «hemos estado en contacto con los abogados de la familia y les hemos informado de lo que está sucediendo en relación con el caso criminal».

Dolor a flor de piel

Efraín Lora, un empleado por 26 años de la familia Cuevas, contó que conoció a Reynaldo desde sus primeros años. Su muerte lo afectó profundamente.

«Era la alegría de los amigos. Con él al lado no se podía estar triste, su mejor talento era provocar sonrisas», recordó evidentemente afectado. «Nunca se metió con nadie, jamás hizo daño».

Detrás del mostrador y sin dejar de atender a los clientes, Efraín comentó que Rey, como lo conocían en el vecindario, disfrutaba bailar incluso en la bodega que fue escenario de su muerte.

«Ahí nada más lo mató el policía», expresó señalando la puerta del establecimiento. «Entrar a la bodega es entrar a la tristeza. Es bien difícil no pensar en eso».

El sitio, en el vecindario de Morrisania, sigue sirviendo a los clientes que aún recuerdan a Reynaldo como un muchacho encantador.

«La gente siempre habla de que no hay justicia. Nadie podrá olvidar a Rey», dijo Lora.

Fuente: EL DIARIO

jt/am

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