Falta de energía eléctrica: un karma que estamos cansados de soportar 


Una ponencia magistral que escuche fue esta: “Matriz Energética Diversificada con Inclusión Social”, tiene cero resultados. En ella se enfocó el tema dominicano con estos datos:

Los cortes cada vez más frecuentes a los usuarios residenciales e industriales, los tiempos largos para reestablecer el servicio, la baja tensión voltaje, la falta de respuesta de las empresas Edes, son manifestaciones directas del problema luz en R.D.

Desde la óptica de los funcionarios, en este país de las maravillas, los responsable del sector eléctrico, empezando con el E.P.D. Julio Sauri, nos pontificaban: “Con presas, la energía en la R.D. será abundante y barata”, y con esa premisa disparatada se sostuvo el sistema de parches ideado desde Balaguer, hasta Danilo Medina hoy, basado en subsidiar las tarifas y no crecer al ritmo de la demanda.

Sin embargo, luego de esta experiencia, de escalamiento uno en uno, con los 10 millones de dominicanos, la realidad dio por tierra con esa hipótesis y otras más sobre diversificación al demostrar que la energía debe ahorrarse porque es cara, como en cualquier parte del mundo.

Al igual que en otras áreas donde también se equivocaron, y no tuvieron más remedio que aceptar la realidad, ahora se inventan culpables, excusas, con mayor claridad, necesitan chivos expiatorios.

En este caso las empresas que atienden al sector eléctrico en sus tres segmentos, Generación, Transporte y Distribución y que no invierten, son los nuevos chivos y la solución es Catalina al carbón con sus efectos de daños colaterales para el futuro, pero como solo se piensa en el hoy, que los que vengan, busquen las soluciones.

Yendo al caso particular de los servicios de distribución de Edenor y Edesur que abastecen casi todo el país, es necesario aclarar que de los miles de millones de pesos de subsidios que aporta el Estado- y pagamos todos nosotros con impuestos e inflación- para sostener las tarifas congeladas, ni un peso fue a esas distribuidoras-generadoras para ampliar oferta y cableado en zonas muy rurales.

Esa situación de tener que operar con tarifas del orden de una décima de los valores establecidos por los contratos de concesión, ya las hubiese llevado a las Edes a quiebra de no ser por nuevos aportes no aclarados del gobierno que les viene pagando ciertos costos supervisados de la energía que reciben de los mayoristas.

También cabe preguntarse: ¿por qué la tarifa en esta área metropolitana es hasta 2 veces más barata que en la mayoría de las ciudades del país, siendo que ese conglomerado urbano ostenta ingresos medios superiores a los del interior?, ¿por qué este es el único servicio que Estado paga como a la cenicienta, poquito y atrasado?

La respuesta a ambas cuestiones es el rédito político electoral que significa un área que concentra el 49% del electorado del país.

He aquí la razón, el ‘leit motiv’ en francés, la musa inspiradora del congelamiento tarifario dominicano, diseñado para satisfacer al proyecto de políticos en detrimento del bienestar colectivo y de nuevas inversiones.

Esa injusta decisión fue la causa principal del deterioro del servicio eléctrico al incentivar el derroche en la demanda y provocar la desinversión en la oferta.

Nada que ver con el relato del gobierno, en boca de sus lenguaraces, que sostiene que los problemas en el servicio eléctrico obedecen a un “crecimiento inusual de la demanda por el explosivo crecimiento de la actividad económica que originó el modelo.

Un proceso de desinversión no se revierte con parches como los que está ensayando el gobierno para evitar los cortes por fallas en las redes de distribución en su último verano, ni colocando grupos generadores móviles o de pequeña escala y con costos de producción elevados, por no haber equipado al sector adecuadamente durante 11 años.

Esta política cortoplacista ha hecho que la generación de electricidad desde 2004 haya bajado su eficiencia y en consecuencia aumentado sus costos y la ha tornado más contaminante por la emisión a la atmósfera de toneladas extra de CO2, gas de efecto invernadero, que ha incorporado en ese lapso.

Esta situación lleva a la paradoja de contar con un servicio eléctrico que produce una de las energías más caras del mundo y una demanda que paga una de las tarifas más subsidiadas del mundo.

Esto nos debe llevar a reflexionar si es justo y lógico que sigamos pagando tarifas de luz que no cubren ni el 35% de lo que cuesta producir un KW, cuando la diferencia la estamos pagando con creces a través de más impuestos, más inflación y un servicio lamentable.

Seguir en la oscuridad por falta de luz, es un karma que estamos cansados de soportar. 

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