Extremistas toman 14 rehenes en asedio a ciudad filipina
El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, declaró este miércoles la ley marcial en el tercio sur del país y advirtió que la aplicaría con firmeza luego que extremistas islámicos secuestraron la noche anterior a un sacerdote católico y más de una docena de fieles en una ciudad en el sur de Filipinas.
El plagio masivo tuvo lugar durante un asedio de los milicianos a la ciudad de Marawi en la que quemaron edificios, emboscaron a soldados e izaron banderas del grupo armado Estado islámico, según dijeron funcionarios el miércoles.
La violencia estalló el martes por la noche después de que el ejército asaltara el escondite de Isnilon Hapilon, un comandante de Abu Sayyaf que está en la lista de terroristas más buscados por Estados Unidos con una recompensa de hasta 5 millones de dólares por su captura. Los milicianos pidieron refuerzos de un grupo aliado, Maute, y unos 50 hombres armados lograron entrar a Marawi.
Los agresores se abrieron paso hasta la catedral y capturaron al reverendo Chito Suganob, a 10 fieles y a tres empleados de la Iglesia, según explicó el arzobispo Socrates Villegas, presidente de la Conferencia Episcopal de Filipinas.
Ni el sacerdote ni los demás rehenes participaban en el conflicto, señaló Villegas.
Los captores han exigido al gobierno que retire a sus fuerzas.
Duterte declaró la ley marcial durante 60 días en toda la región de Mindanao, el inestable tercio meridional del archipiélago de Filipinas. El mandatario prometió ser “duro”.
“Advertí a todos de que no me pusieran a prueba”, dijo Duterte en un avión camino de Filipinas del miércoles. “Tengo que hacerlo para preservar la república”.
Los detalles sobre la situación en Marawi eran confusos porque la ciudad, de mayoría musulmana y con más de 200.000 habitantes, parecía en gran parte aislada y sin electricidad.
“Toda Marawi está apagada, no hay luz, y hay francotiradores de Maute por todas partes”, dijo el martes por la noche el secretario de Defensa, Delfin Lorenzana, en declaraciones en Moscú, a donde había acompañado a Duterte en viaje oficial. El presidente abrevió el viaje y emprendió el regreso a Filipinas.