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España y el populismo a la Catalana
POR CRUGELL MARIANO
En los últimos días hemos sido testigos de una escalada, para mal, en la crisis que afecta tanto al estado español como la región autónoma de Cataluña.
El movimiento independentista, el cual no es nuevo y suele reaparecer como un fantasma de cuando en vez, ha hecho de esta temporada una memorable por una serie de factores que han llevado a la polarización de la crisis y que hoy amenaza profundamente la integridad del estado español.
Argumentos ha habido de parte y parte, algunos citan los factores históricos que han devenido en esta situación, otros se centran en el factor jurídico y constitucional que hace imposible que el referéndum haya sido llevado de manera legal.
Pero el problema central del desafío catalán no se centra en estos factores, o por lo menos no desde el punto de vista que quiero tratar, aquí el tema central es algo similar a lo que hemos visto en otros movimientos populistas por toda Europa, el factor emocional.
A pesar de que hace muchos años que existe la idea de una nación catalana en muchos de sus habitantes, no es menos cierto que por lo menos en esta ocasión la crisis ha llegado a niveles imaginados por la pobre gestión del gobierno conservador de Mariano Rajoy.
Todo esto llevado al extremo por el populismo implementado por ambos lados del conflicto y que ha hecho explotar en más de una ocasión las redes sociales. Y es que vemos en este conflicto un fenómeno que se ha repetido a lo largo y ancho de Europa en el último año, un populismo radical y ampliamente mediatizado.
El mismo populismo que llevó a la victoria del Brexit en Reino Unido, que dividió profundamente la sociedad francesa en las pasadas elecciones y que amenazó con tomar las riendas en los Países Bajos o en Austria. Ese mismo populismo se ha apoderado de la crisis catalana, dejando una sociedad fragmentada y sin árbitros legítimos para mediar en tan complicado conflicto.
Ese populismo altamente mediatizado se ha convertido hoy en la estrategia tanto de los independentistas catalanes como del estado español, enfrentados en un juego sin ganadores donde no existe la opción de victoria, y peor aún, lesionando seriamente la imagen internacional del estado y afectando la actividad democrática.
La solución al problema catalán aparenta llegar tarde, ser políticamente incorrecta y con argumentos débiles. La solución legal al problema podrá mantener la unidad del estado, pero no curará las heridas abiertas en una gran parte de la población catalana que ha apoyado la independencia y se sienten humillados y agredidos luego de los incidentes protagonizados por las fuerzas del orden el fin de semana pasado.
La declaración de independencia tampoco aparenta ser la mejor opción. Muchas empresas con sede en Cataluña empiezan a inquietarse por el agitado clima político existente y algunas han expresado que estarían dispuestas a mudar sus sedes a Madrid u otras ciudades europeas.
El populismo no estaba muerto sino de vacaciones, se ha paseado por toda Europa dejando sociedades fragmentadas y estados débiles. Ha creado crisis de credibilidad en no más de uno de los estados que han sido ejemplos de convivencia democrática y bienestar social económico. Hoy le ha tocado España quien aparentemente tendrá que reinventarse para hacer frente a el populismo a la catalana.
jpm
Este maco penpen con saco y corbata, es de los que van a españa a reclamar doble ciudadania y le dicen que se equivoco de continente, que donde debe de buscar su origen esta en frente de europa hacia el sur…….oye jabba the hut……..aunque te pongas lentesitos y un photoshop…….los yaniqueques y la fritura de la esquina no se rebajan con titulitos y saquitos y corbata……..de lejo se ve la bola de grasa…cuidao y no tropiece con un toston….porque no paras hasta que llegues a la pared.
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