ESPAÑA: Pandillero once machetes implicado en asesinato dominicano

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MADRID.- Once machetes, algunos de 55 centímetros de hoja, y dos navajas de mariposa. Ese era el arsenal que tres miembros de los Dominican Don’t Play (DDP) portaban dentro de una maleta cuando fueron sorprendidos por una patrulla de la Policía Nacional en Carabanchel.

Los hechos tuvieron lugar el pasado jueves a su paso por la avenida de Abrantes, la misma vía en la que hace dos meses un pandillero latino perdió la vida de un disparo mientras él y su grupo manipulaban una escopeta de cañones recortados, en un piso del número 22. La proximidad entre ambos episodios no resulta casual.

Los agentes, en labores de prevención, observaron cómo los tres individuos arrastraban el bulto en actitud vigilante y procedieron a darles el alto. Conscientes del «botín» que portaban, los jóvenes dejaron tiradas las amas y corrieron a refugiarse, precisamente, en el portal del edificio donde tuvo lugar el anterior suceso. Pero no lograron su objetivo.

Tras una persecución a pie, fueron detenidos por un presunto delito de tenencia ilícita de armas prohibidas. Los malhechores, de origen dominicano, aunque nacionalizados españoles, tienen 16, 20 y 22 años.

Uno de ellos, el de mediana edad, que responde a la iniciales K. J. V., ya fue arrestado el pasado 5 de marzo, poco después de que uno de sus compinches muriera de un tiro –accidental, según creen los investigadores– en el interior del tercero izquierda de la avenida de Abrantes, 22. Junto a él, resultaron apresados otros tres individuos.

Tras pasar a disposición judicial, todos salvo el hermano del finado –enviado a prisión por ser el autor material del disparo– fueron puestos en libertad provisional con la obligación de acudir cada semana a firmar a Plaza de Castilla, así como la retirada de sus pasaportes.

Fortín de la banda latina

Tanto K. J. V. como el otro mayor de edad implicados ahora en el traslado del armamento, cuentan con numerosos antecedentes policiales por delitos como tenencia ilícita de armas, lesiones y robo con violencia. En la maleta, los agentes encontraron también un rosario con los colores de la bandera de la República Dominicana.

En su huida, truncada por la rápida intervención de la patrulla, los pandilleros trataron de refugiarse en su madriguera. Una destartalada vivienda cuyo principal morador es Luis, un español de 19 años que, según sus vecinos, aprovechó la marcha desesperada de su madre («fue víctima de una brutal paliza por parte de su hijo») para apoderarse de la misma.

Desde entonces, la casa se convirtió en un «piso franco» de jóvenes dominicanos, a los que daba cobijo; mientras que el trapicheo de droga, las broncas y los destrozos comenzaron a ser una constante. En la terraza se pueden leer las pintadas «D3», el nombre del grupo de los Dominican Don’t Play que opera en el distrito; y «CH-4», en alusión a la plaza de los Cuatro Chorros donde se dejaban caer antiguamente sus integrantes.

Aunque no se le conoce actividad laboral alguna, desde parte del entorno de Luis se hacía hincapié el pasado mes de marzo en que no cobraba ningún tipo de alquiler. El miedo en la humilde comunidad estaba a la orden del día. Más si cabe, cuando fueron los propios vecinos los que descubrieron a los pandilleros con el cuerpo moribundo en el descansillo de la segunda planta. Trataban de sacar a la víctima a la calle, conscientes de que estaba en juego la supervivencia de su cuartel general.

 

Fortín de la banda latina

Tanto K. J. V. como el otro mayor de edad implicados ahora en el traslado del armamento, cuentan con numerosos antecedentes policiales por delitos como tenencia ilícita de armas, lesiones y robo con violencia. En la maleta, los agentes encontraron también un rosario con los colores de la bandera de la República Dominicana.

En su huida, truncada por la rápida intervención de la patrulla, los pandilleros trataron de refugiarse en su madriguera. Una destartalada vivienda cuyo principal morador es Luis, un español de 19 años que, según sus vecinos, aprovechó la marcha desesperada de su madre («fue víctima de una brutal paliza por parte de su hijo») para apoderarse de la misma.

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