Erraron el tiro
Los debates sobre Odebrecht y la Ley de Partidos han servido para demostrar la crasa ignorancia y desconexión con la realidad nacional que afecta a dirigencia partidaria, claques económicas, y mentada sociedad civil, todos los cuales, adrede o sin querer, confunden el vino con la orina.
La regente de Participación Ciudadana tildó de “Pacto por la Impunidad”, el acuerdo homologado por un juez entre la procuraduría general y Odebrecht, sin querer entender que esa es la mejor vía procesal para poder identificar y someter a la justicia a quienes recibieron soborno de esa empresa.
Ignora que el otro camino jurídico es largo, tortuoso y difícil porque el Ministerio Publico tendría que recabar pruebas de cargo en fuentes inciertas, en un proceso que tardaría años hasta que un juez suene el último e irrevocable malletazo.
Contra Odebrecht, no se puede hacer más que imponerle la multa establecida en la ley sobre practica desleales empresariales, igual al duplo del dinero distribuido en soborno, que serían 184 millones de dólares. Esa empresa es objeto de un juicio en Brasil y arribó a acuerdos judiciales En estados Unidos y Suiza.
Lo de posibles sobrevaluación en obras públicas asignadas a esa multinacional, sería motivo de otro proceso centrado en el ámbito civil entre contratante público y contratista o suplidor privado, aunque también puede llevarse por vía de lo penal.
¿Cómo es posible que se diga que ese acuerdo garantiza impunidad, si Odebrecht se obliga a suministrar al Ministerio Publico nombres de los sobornados, trasferencias bancarias y otras pruebas de cargo de gran valor? ¿Alguien ha dicho cuál sería la otra vía mejor?
Es claro que si no el procurador general no invocara el criterio de oportunidad, la vuelta sería mucho más larga para llegar al mismo sitio, pues Odebrecht no tendría compromiso de delatar a los sobornados e invocaría el principio Nom bis in ídem, que nadie puede ser juzgado dos veces por un mismo delito, pues sus ejecutivos enfrentan juicio penal en Brasil.
La ignorancia que refiero la demostró un candidato presidencial perdedor, al advertir que si el partido oficial no se aboca a discutir fuera del Congreso la Ley de Partidos, se desataría “una crisis política”. Ese señor cree erróneamente que un escenario de esa naturaleza se produce por decreto personal o de grupo.
Erraron el tiro las claques políticas, económicas y mediáticas que creyeron que con Odebrecht encenderían la pradera sediciosa, quebrarían las rodillas del presidente Danilo Medina e impedirían la terminación de Punta Catalina.