En esta esquinaaaa
Hace tiempo que asistimos como espectadores a esa mezcla de show y batalla campal entre los empresarios del transporte y los otros, los del Consejo Nacional de la Empresa Privada, Conep para mejores señas.
Ambas “facciones” han llevado, como es costumbre vieja en el país, sus diferencias a la prensa y además, a los tribunales, para muchos casi lo mismo.
Quizás por eso miembros del sistema judicial aseguran que hay gente que cree que esos pleitos son decididos en las páginas de periódicos y en los canales de radio y televisión.
Esa creencia reafirma el poder de los medios, que recogen como manda el librito declaraciones de unos y otros, y a juzgar por el aumento del volumen, la cosa podría parar mal o peor aun, no parar en todo este tiempo.
Los dos bandos han usado calificativos muy “especiales” para detractarse y definido al otro como delincuente.
En un asombroso uso de ingenio popular, choferes de vehículos públicos pusieron su herramienta de sustento a disposición de la campaña que exige aumento de sueldos para los empelados privados y comparan en un afiche a la directiva del Conep con esos felinos que tienen fama de tomar lo ajeno. Sí, con los gatos.
Todo este intercambio de mal gusto frente a una población que observa o indignada o muerta de la risa una situación que ojalá no termine más que en palabras destempladas y decisiones en los tribunales, porque de no ser así, habrá que dejarles el país a sus dos reales dueños.
Por cierto, en este mar de dimes y diretes, ofensas y contra ofensas, acaso lo único que los asemeja es ser propietarios de empresas.
A lo mejor toman eso en cuenta y como blancos que se entienden pacten un final a esta comedia desagradable, que deja boquiabierto a Bernard Shaw.
jpm