En el recuerdo de Federico Jovine Bermúdez

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EL AUTOR es comunicador. Reside en Santo Domingo.

SANTO DOMINGO DE GUZMÀN.- Nos tratamos, primero en la lejanía. Luego nos conocimos personalmente en una reunión bohemia de recuerdos y de muy buena comida de mar. En aquella ocasión sellamos un pacto de amistad que ha durado por más de 20 años. Junto a Miguel Franjul aquella vez recordamos tantas cosas que desde todas las compuertas y desembocadura el alma de Jovine Bermúdez era la de un niño. Y precisamente recordar el lar solariego tuvimos que desembocar en nuestros antepasados. Miguel Franjul de la ciudad de Banì de descendencia cubana; Jovine Bermúdez de San Pedro de Macorís, también descendiente de una familia camagüeyana de estirpe literaria.

Yo que también soy cubano-dominicano me tocó rememorar acontecimientos desde nuestra llegada al país; la llegada de los cubanos a San Pedro de Macorís en el apogeo de los ingenios azucareros y la construcción del Malecón petromacorisano por el ingeniero cubano de apellido Montes de Oca cuando Gastón Fernando Deligne y Figueroa trabajaba en la Sultana del Este y sacudía al mundo con sus Galaripsos.

 

Federico Jovine Bermúdez
Federico Jovine Bermúdez

Me tocó a mí entrevistar a doña América Bermúdez la madre de René del Risco Bermúdez en otra ocasión acompañado del buen hermano Benjamín Silva y mi hermano, Abel Raimundo. Doña América nos dio una cátedra de dominicanidad y de cubana recordando tantas cosas que a vuelo de pajarillo aprendí ese día tanto de San Pedro de Macorís que me enamoró históricamente el relato de Doña América y las inspiraciones de los poetas sobre el río Iguamo.

 

Federico Jovine Bermúdez nació en San Pedro de Macorís el 8 de abril de 1944. Jovine Bermúdez fue un buen poeta, escritor de imágenes claras. Como poeta logró reconocimiento por sus diversas obras. Varios de sus poemas fueron traducidos al francés. Periodista de fuste de cuando en cuando. Es junto a Mateo Morrison uno de los que surgen luego de la Revuelta de los Condenados en 1965. Fue el que codirigió el suplemento «Aquí», del vespertino «La Noticia», junto a Morrison.

 

Jovine Bermúdez proviene de la fragua patriótica nacional. Gran admirador  del poeta Juan Bautista Lamarche, del escritor Don Julio Jaime Julia; del sociólogo Juan Isidro Jiménez Gullón. En una ocasión me dijo que le encantaba la prosa de la poetisa Carmen Imbert Brugal y su obra meritoria, «Palabras de otro tiempo»; admirador de Don Pedro Mir Valiente quien también nació en San Pedro de Macorís de descendencia cubana y autor de «Hay un país en el mundo y seis momentos de esperanza», 1949, 1962.

 

A Federico le pregunté sobre otros escritores y me habló de Freddy Miller Otero quien nació en Santo Domingo en 1918. Afirmaba Jovine Bermúdez que sólo a Freddy Miller se le ocurrían títulos de una magnitud tan jocosa que siempre le gustaba releerlo. «A mi me encantó siempre leer La diabla del mar,porque Miller era un poeta de humor fácil y de gran imaginación.»

 

Cuando Cuchito Álvarez era el director del diario Hoy y un servidor escribía en las páginas de opinión de ese prestigioso diario, en una ocasión me llamó Jovine Bermúdez y me dijo de una forma jocosa: «Estoy seguro que a ti te está publicando Cuchito, porque al final de tus joyas literarias le pones como coletilla, en el recuerdo de Freddy Miller.» Ese era el carácter de ese fino escritor.

 

Otras de las ocurrencias de Jovine Bermúdez en ese mismo renglón de recuerdos fue cuando me dijo que admiraba mucho a Federico Herminio Henríquez Gratereaux. Del lingüista y miembro de la Academia Dominicana de la Lengua me dijo: «A Federico hubo que darle el premio nacional de ensayo, porque es el único escritor dominicano que en su Feria de las ideas nos ha dicho negros a todos. Que somos blancos de mentira y negros de verdad y Federico Herminio nació en Santo Domingo y parece una galán de cine con sus ojos azules.»

 

Federico Jovine Bermúdez murió cuando tenía que morir. Nos empeñamos en modelar la Vida a nuestro antojo; vano empeño; es ella la que nos modela a su capricho, con sus manos inexorables, despóticas y brutales.

 

Hoy lo despido con un poema del desaparecido poeta, Bienvenido Rigoberto Nouel Almonte en su soneto titulado:

 

LA VIDA

 

¿Qué es la vida? Preguntan los gañanes
y dice el oligarca: «Es mi fortuna.»
¡Cuántos perros ladrándole a la luna!
¡Cuánto ruido producen esos canes!

 

¿Qué es la muerte? Pregunta un indigente.
«Es la cuenta final», dicen los curas,
último pagaré de aquella cuna
que tomamos a crédito, inocentes.

 

Vida y muerte, ¿serán los eslabones
de una cadena que se rompe siempre?
permitidme agregar mis conclusiones;

 

Una carta de crédito vencida,
o la vida le debe algo a la muerte
o la muerte es deudora de la vida.

jpm/of-am

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