Fue el 28 de noviembre de
1963 cuando el Movimiento
Revolucionario “14 de Junio”,
liderado por el inmenso
Manolo Tavárez Justo, inició
una lucha guerrillera contra
el fatídico golpe de Estado
que despuso al gobierno de
Juan Bosch y anuló el más
progresista texto
Constitucional conocido por
el pueblo dominicano.
En su Proclama al Pueblo los insurgentes de la dignidad dejaban establecido como imperativo histórico que “la hora llama a la restitución y mejoramiento del régimen constitucional derogado por el golpe de Estado” del 25 de septiembre de 1963.
Distribuidos en 6 frentes guerrilleros en las “escarpadas montañas de Quisqueya”, los guerrilleros catorcistas salieron al encuentro de la gloria y la inmortalidad con mas esperanza y amor patrio que capacidad militar y poder de fuego.
Acosado por los verdugos de siempre, destruida su escasa fuerza militar y asesinados y apresados una parte significativa de los integrantes de los frentes guerrilleros supuesto a operar en puntos geográficos distintos al de Las Manaclas, desde donde operaba Manolo, por decisión de la mayoría de sus compañeros se produjo el rendimiento, el 21 de diciembre, del líder revolucionario y 14 de sus compañeros.
Se habían acogido al llamado formulado por el gobierno de facto, quien a través de Manuel Tavárez Espaillat hizo juramento público de que sus vidas serian respetadas.
Detenidos por miembros del Ejército Nacional dirigidos por el mayor Ramiro Matos González y quien actuaba bajo las órdenes del coronel Rafael Adriano Valdez Hilario, Manolo y sus compañeros fueron fusilados ante los ojos atónitos y llenos de miedo de campesinos del lugar que habían sido compelidos a presenciar como era que se mataba comunistas.
De nadie valieron los reclamos formulados en voz alta por Manolo para que no asesinaran a sus compañeros, ya que él era el único responsable de una acción que tuvo como fuerza motriz el amor hacia “un puro ideal”.
La tragedia de entonces es una que por siempre nos ha acompañado.
Con el sacrificio, el dolor y la sangre de revolucionarios como Manolo y sus compañeros se ha logrado construir una caricatura de democracia que entierra en la parte mas profunda de mar del olvido a sus mártires, mientras protege con un inmenso manto de impunidad y rodea de algún nivel de “santidad” a sus verdugos y criminales de siempre.
Lo repito hoy y lo repetiré hasta el último día de mi vida: para estos criminales y los asesinos de miles y miles de jóvenes combatientes cuyo único delito fue amar a su pueblo y amar a su Patria, no habrá ni olvido ni perdón.
En algún momento de vida futura serán colocados en el justo lugar donde deberían de estar: en el zafacón mismo de la historia.
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todo aquel o aquellos que invaden, atacan y se constituyen en un foco guerrillero para derrocar un gobierno, lo normal es que se les de plomo. mucho plomo. acaso no lo hizo fidel castro en cuba?
bien muertos esos ****s comunistas