Empresa china Huawei genera temor en el extranjero
Whanzhou Meng fue puesta en libertad bajo fianza por los tribunales, pero los Estados Unidos siguen solicitando su extradición por su presunta participación en la elusión de las sanciones contra el Irán. Además, China está amenazando con tomar represalias y es difícil no verlo como otro episodio más en la batalla por la supremacía tecnológica entre las dos potencias.
Los reveses de Huawei recuerdan a los de ZTE, otro gigante chino al que Washington prohibió el pasado mes de abril el acceso a microprocesadores estadounidenses esenciales.
Cambio de escala
Huawei es el líder mundial en equipos de telecomunicaciones, que este año también reemplazó a la empresa estadounidense Apple como fabricante de teléfonos.
La rivalidad tecnológica entre Estados Unidos y China ha llegado a un punto crítico. Huawei, con ZTE, es la punta de lanza de China en su ambición de dominar el mundo 5G en particular. Este nuevo estándar de telefonía permitirá el desarrollo de la “Internet de los objetos”, conectando personas, automóviles, máquinas e infraestructura en general.
Los chinos tienen los medios para alcanzar sus ambiciones. El presidente Xi Jinping, a través de su plan «made in china 2025», quiere desplegar la 5G a gran escala en 2020. Y Huawei es esencial, siendo la única compañía en el mundo hoy en día que puede desplegar completamente toda la cadena de la red 5G, todo a un costo controlado.
La ambición de China es global con el proyecto de desarrollo de la infraestructura conocida como las «nuevas rutas de la seda». El gobierno chino y el sector privado invierten decenas de miles de millones de dólares al año. En la investigación y desarrollo de la 5G y la inteligencia artificial, pero también en la capacidad de dejar de depender de componentes extranjeros, especialmente estadounidenses.
Por otra parte, están los miles de millones de dólares invertidos en nuevas empresas, particularmente en Silicon Valley. Esto es lo que ha ido despertando temores. Los servicios de inteligencia estadounidenses han advertido regularmente de lo fácil que ha sido para China invertir en nuevas empresas californianas especializadas en inteligencia artificial, vehículos autónomos y en capturar sus conocimientos tecnológicos. Es un tema que está en el centro de las discusiones comerciales en este momento.
La seguridad nacional está en juego
En cuanto a la 5G, los Estados Unidos excluyeron a Huawei del mercado estadounidense, invocando la seguridad nacional. Porque con esta tecnología, los riesgos serían mayores si las funciones de los equipos fueran desviados por Pekín con fines de espionaje.
Además, Estados Unidos ha invitado a sus aliados a hacer lo mismo y a excluir a los chinos de las 5G. Para preservar la seguridad de sus infraestructuras, Australia y Nueva Zelanda también han cerrado el mercado de la frecuencia 5G a los chinos. En el Reino Unido, el operador tradicional acaba de hacer lo mismo tras una investigación sobre la seguridad de las redes.
En Alemania, donde Huawei también está presente en el corazón de la red 4G a través de su cooperación con Deutsche Telekom, el debate está ganando terreno a medida que se acerca la apertura de las subastas en las frecuencias 5G.
En Francia, no se le ha dado al tema la misma importancia en el debate público y, sin embargo, Huawei está en todas partes o «casi en todas partes». Todos los operadores, excepto Free, utilizan equipos Huawei.
Oficialmente, París no le cierra la puerta, al contrario. Este año se ha inaugurado en Grenoble un quinto centro de investigación financiado por Huawei. Con Huawei, el operador Bouygues Telecom experimentó este verano en Burdeos con una 5G a escala real. Pero Francia afirma estar «atenta», sobre todo en lo que se refiere a las infraestructuras sensibles de la región parisina.
Al igual que Washington, París no olvida que el fundador de Huawei (y padre del líder arrestado en Canadá) es un antiguo miembro del ejército chino. Que incluso si se trata de un grupo privado, Huawei es una de las muchas herramientas de China para asegurar el poder económico y militar. Y que incluso si los europeos tienen actualmente una gran necesidad de inversión extranjera para desarrollar sus propios conocimientos tecnológicos, la seguridad nacional no debe sacrificarse.
El debate sobre una estrategia a escala europea no ha hecho más que empezar. Una definición sobre el debate es esperada recién el año entrante en Bruselas.