Elito y la columna neotrujillista

imagen
EL AUTOR es historiador y comunicador. Reside en Nueva York.

 
El neotrujillismo tuvo su arquitecto y una infinidad de columnas para su soporte. El 15 de enero de 1962 en una manifestación política celebrada en Santiago de los Caballeros, el intelectual dominicano Juan Isidro Jimenes Grullón dijo más o menos lo siguiente: “el presidente Joaquín Balaguer es la más pura expresión del trujillismo, constituye una figura tétrica de la dictadura y es el máximo exponente de la intelectualidad traidora de este país”. El legendario luchador anti trujillista habia llegado del exilio y conocía perfectamente la trayectoria del gobernante, que sirvió a la dictadura durante tres décadas.
La visión de Jimenes Grullón se basaba en su capacidad de análisis y conocimiento de las ciencias sociales, su calificativo al presidente no estaba lejos de lo que planteaba su discurso. El Dr. Balaguer se creyó el heredero del régimen, esa percepción la aprendió Balaguer en un libro que había leído muchas veces, que lleva el título “La Rebelión de las Masas” y cuyo autor fue José Ortega y Gasset; la habilidad y sapiencia de Balaguer lo constituyó en el más fiel precursor del trujillismo sin la presencia de los trujillos. La consecuencia fue que después de la caída de la dictadura la ideología neotrujillista ha impedido que la sociedad dominicana se encamine hacia una democracia con justicia social, con orden jurídico y con la práctica de valores morales en el ejercicio de la vida pública.
Una vez Balaguer tuvo el poder sin el fantasma de Trujillo merodeando los pasillos de la casa de gobierno, el político escogió con sumo cuidado figuras de reconocido pasado trujillista para formar su equipo e imponer la nueva modalidad ideológica. Basta conuna observación al entorno que acompañó al presidente Balaguer durante los mandatos posteriores a la dictadura para ver que los métodos de la dictadura continuaron en la cúpula del Estado, después de caído el régimen trujillista en 1961, fueron maquillados los procedimientos para justificar la simulación.
Cuando se difundió la noticia que la familia Trujillo había escapado, en breve tiempo Balaguer integró un Consejo de Estado, organismo de gobierno del cual él era presidente y compuesto por personas de marcada afiliación trujillista, fueron los casos de Rafael F. Bonnely, Eduardo Read Barreras, Luis Amiana Tió, el general Pedro Rafael Rodríguez Echavarría y el propio Antonio Imbert Barrera, todos habían sido colaboradores de la dictadura en puestos importantes y en el caso del general Rodríguez Echavarría era uno de los íntimos de Ramfis Trujillo. En el tiempo que duró el Consejo de Estado, el doctor Balaguer designó personas de abierta tendencia trujillista, entre ellos Emilio Rodríguez Demorizi y Marino Vinicio Castillo.
En 1966 al retornar Balaguer al poder, el neotrujillismo resurgió con nuevos bríos y un abundante número de antiguos colaboradores de la tiranía resurgieron como protagonistas palaciegos de la nueva etapa, así el general Enrique Pérez y Pérez fue el Secretario de Estado de las Fuerzas Armadas, Carlos Rafael Goico Morales, Secretario de Estado de Interior y Policía, Víctor Garrido Secretario de Justicia y luego Secretario de Educación. Otros trujillistas confesos como Manuel Ramon Ruiz Tejada, Polibio Diaz, Luis Julián Pérez, Enrique Apolinar Henríquez, Ramon A. Font Bernard, Manuel Alsina Puello, Ramon Emilio Jiménez Hijo también fueron sumados a su gobierno, la lista podría ser interminable.   
Hubo trujillistas que por tener vínculos con la represión o por estar ligados a crímenes de Estado eran objeto de acusaciones, por ello no fueron incluidos por Balaguer en puestos públicos, pero en cambio, fueron protegidos y vivieron en el país tranquilamente a la sombra del nuevo orden y sin ser molestados por las autoridades. De los “protegidos” vivieron en la República Dominicana sin ser señalados hasta que los sorprendió la muerte Manuel de Moya Alonso, Félix W. Bernardino, Oscar Robles Toledano, el general José María Alcántara entre los más notorios.
Al parecer las columnas de esa ideología neotrujillista fueron traidas desde Atenas, sus propulsores las clavaron para que echaran raíces profundas y otros le echaron abono con la medida impuesta por el gobierno de los siete meses de 1963, cuyo eje y cerebro al juramentarse decretó su política de “borrón y cuenta nueva”, para que los trujillistas que tenían casos pendientes ante la justicia dominicana se rieran a carcajadas y se embriagaran con ron y merengues, o sea que el ovejo afiló el cuchillo para su propia garganta.  
ALMOMENTO.NET publica los artículos de opinión sin hacerles correcciones de redacción. Se reserva el derecho de rechazar los que estén mal redactados, con errores de sintaxis o faltas ortográficas.
0 0 votos
Article Rating
Suscribir
Notificar a
guest
15 Comments
Nuevos
Viejos Mas votados
Comentarios en linea
Ver todos los comentarios