Eliminación del salario mínimo

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El autor es abogado y profesor universitario. Reside en Santo Domingo.

 

El  actual Código de Trabajo, a mi humilde entender,  es  una obra adelantada para su época y visualizada en ese momento,  como si ya fuésemos un país sin desempleados o con bajísimo desempleo, decimos hoy, luego de trascurridos 24 años,  es evidente que el Código de Trabajo no ha contribuido como se esperaba al desarrollo nacional, pues genera trabas a la contratación y es según la Organización Internacional del Trabajo  el más costoso en su aplicación en toda América latina,  por lo que es evidente que necesita cambios urgentes que faciliten el desarrollo del país ante el alto desempleo y los retos de la globalización.

Tenemos una fuerza laboral de 5 millones de personas, de las cuales solo 1,300,000 tiene empleos bajo contrato por tiempo indefinido, según establece la Tesorería de la Seguridad Social, o sea que la mayoría de:  3,700,000 personas no disfruta del Código de Trabajo, no tiene acceso al mismo. Viven en la informalidad.

En esta  época de mundialización de las economías, que nos plantea enormes retos, tales como: la reconversión industrial; una  mayor valoración del capital humano; procesos de integración; dominio de las tecnologías;  formación técnico-profesional;  adecuación y adaptación de la normativa jurídica ante las nuevas realidades, se nos han quedado muy adelantadas, no nos hemos montado en ese moderno vehículo.

¿O no se  entiende,  que el Código de Trabajo de 1992, ha lesionado a pequeñas y medianas empresas, sobre todo por la aplicación del procedimiento laboral en los reclamos de las altas prestaciones laborales?

Los empresarios y de seguro los propios trabajadores, para facilitar la creación de empleos,  desean que los empleadores tengan una mayor capacidad de introducir cambios al contrato de trabajo y tener facultades más expeditas en la supervisión del trabajo subordinado.

Es pertinente e imperativo, que el desarrollo de otras modalidades de contratación, como serían contratos por tiempo determinado, donde no haya que pagar prestaciones al término de los mismos, como obligan ahora los trabajadores;  por ejemplo,  cuando se termina una gran Presa o una carretera, y que estos contratos no se consideren indefinidos aunque hayan ocurrido varios contratos sucesivos con el mismo objeto o sobre objetos diferentes.

Hay que revisar los medios de defensa, así como la urgente modificación de algunos Artículos del Código de Trabajo como sería el No. 86, que obliga a una indemnización de un día de salario  por cada día de retraso en la obligación de pago de las prestaciones por Desahucio y el Articulo 539 que inconstitucionalmente obliga al apelante empleador a depositar el duplo de la condenación para tener derecho a la constitucional Apelación, aunque nuestra SCJ haya significado que no es inconstitucional.

Yo digo, junto a los potenciales trabajadores que así se beneficiarán, modifiquemos el Código de Trabajo con estas ideas y tendremos un mejor instrumento de desarrollo, para atraer capitales nacionales y foráneos que tanto necesitamos y para reducir el desempleo.

Para esta urgente modificación, hemos de considerar la experiencia de  países como Suiza, el cual  ha rechazado masivamente la introducción del salario mínimo, porque lesiona la creación de empleos.

En Suiza los salarios se establecen por acuerdos ya que no hay una legislación como tal sobre salarios mínimos;  a finales del 2014 por referendo fue establecido en 2,000 euros (2,500 francos) para cada uno de sus habitantes ya sea que tenga o no trabajo.

Y en mayo del 2014, mediante otro referendo el cual no prosperó (76 % votos en contra) se buscaba subir este mínimo a $3,270 euros ($4,000 francos).

Hay que tener en cuenta que Suiza tiene uno de los salarios privados más altos del mundo el cual en su media en la actualidad se encentra en $4,912 Euros ($6,000.00 Francos).

Los suizos han rechazado masivamente la introducción del salario mínimo. De haberse aprobado, habría sido el más alto del mundo porque representaba el cobro de unos $18. euros la hora trabajada, lo cual representa más del triple que el salario mínimo español, en unos $5.50 euros la hora.

Varios motivos en Suiza,  han pesado sobre la negativa al salario mínimo:el miedo a la destrucción del empleo.

El Gobierno, los partidos de la derecha y los empleadores, aseguraron que el establecimiento del salario mínimo conllevaría despidos,  porque las empresas no podrían sostener un aumento del nivel salarial.

Se argumentó que Suiza dejaría atrás su envidiable tasa de paro del 3.3%. Limpieza, restauración, hostelería, comercio minorista, agricultura  y  cuidado de personas mayores; son los sectores que se habrían visto más afectados.

También ha pesado el rechazo a intervenir en el sector privado de un país en el que tradicionalmente se imponen las negociaciones sectoriales, la cual forma parte de la cultura suiza.

En la Confederación Helvética el salario mínimo se pacta en base a sectores, regiones o empresas.

Se entiende que forma parte de la libertad de negociación entre empleadores y trabajadores.

Para los defensores suizos del “no” establecer por ley un salario mínimo universal, habría sido una práctica contraria a la concepción suiza del libre comercio.

Los expertos apuntan que también ha sido un freno,  la cantidad propuesta.

Ganar $3,270 euros ($4,000.00  francos suizos) por una jornada laboral de 42 horas.

Y eso que el salario mediano de Suiza es de $6,000.00  francos suizos, equivalentes a $4,912 euros.

Es decir, el 50% de los asalariados cobran un sueldo por encima de esa suma y el 50%, cobra una renta inferior.

Como asegura el especialista en marketing político, Charly Schwarz,  a Rue89: “en vez de votar sobre el principio del establecimiento de un salario mínimo, los suizos han votado contra la suma”.

La medida habría beneficiado a las 330,000 personas (un 9% de trabajadores), que viven con una remuneración inferior a los $4,000.00 francos suizos mensuales.

Con todo, la apertura del debate sí ha servido para que algunas empresas como Lidl y H&M en Suiza,  suban su salario mínimo.

Al final, el «no» ha vencido en 19 cantones   de los 26 que existen en el país.

El 76% de los votantes se han pronunciado en contra de la propuesta que apoyaban sindicatos y partidos de izquierda que defendían que era una medida para frenar la desigualdad salarial.

Así, Suiza se queda de momento sin  salario mínimo, al igual que otros países europeos como Finlandia, Suecia o Italia.

Contrario a esta corriente, señala el Profesor Argentino Rolando E. Gialdino: “El salario mínimo debe proporcionar condiciones de existencia dignas a todo trabajador y a su familia, lo cual comprende, comopiso inquebrantable, la posibilidad de acceso al contenido básico, al “núcleo duro interno”, propio del Ius cogens y generador de las consiguientes obligaciones básicas de los Estados, de todos y cada uno de los derechos humanos”.

En nuestro amado país RD, debemos intensificar  esfuerzos por evaluar el efecto de las políticas sociales desde una perspectiva de los derechos humanos, en defensa de los pobres, los que no tienen empleo, que constituyen la mayoría,  en particular determinando que las medidas existentes, para los que ya tienen el privilegio de tener un empleo, como son: el salario mínimo, la pensión mínima y otras prestaciones sociales, han sido y son  suficientes para este grupo empleado minoritario, lograr los niveles básicos de los derechos sociales enumerados en las convenciones internacionales de derechos humanos y más concretamente que el  nivel existente, ha sido y es insuficiente para sacar a los pobres de la pobreza.

Mientras continuemos como país, endeudándonos graciosamente y permitiendo el ensanchamiento de los oligopolios y monopolios,  sufriremos las consecuencias de la deuda externa y de las obligaciones financieras internacionales conexas para el  goce de todos los derechos humanos, sobre todo los derechos económicos, sociales y culturales; y de la retranca que significa la falta de competitividad  nacional e internacional.

Podemos entender que el salario mínimo puede ser considerado algo clave por las directrices del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, que sin embargo,  otorgan más validez a estos principios que a los reales del hambre y condiciones de tercer mundo que padece la mayoría en RD, al extremo de que la OIT nos habla de salarios dignos que lamentablemente no existen.

Antes que tener salarios dignos, hay que tener salarios, no importa lo bajo que sean, peor es,  no tener nada como ocurre ahora.

Hasta ahora, no tenemos Seguro de Desempleo y mucho menos empleos para los 3,700,000 informales o potenciales trabajadores, que siendo mayoría, carecen de protección legal y lo que propongo es eliminar el salario mínimo, como en Suiza, Finlandia, Suecia o Italia y próximamente Francia, dejarlo a la libre oferta y demanda, para que la fuerza laboral, encuentre empleo de común acuerdo con el empleador y de inmediato logra acceso a la formalidad.

Seguido tendría un ingreso para él y su familia; estará eventualmente en condiciones de pagar impuestos  y lograr  acceso inmediato a la seguridad social;  a unirse en entidades gremiales, a recibir entrenamiento,  y tan importante,  el derecho a tener acceso a una eventual jubilación  o pensión.

Tener un trabajo, aunque sea de bajo salario,  le permite el goce paralelo de los derechos económicos, sociales y culturales

Ya no sería un ser humano más en la vida; ya contaría  hasta para las estadísticas positivas.

Así no necesitamos doctrinas de posiciones o del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Comité DESC) en torno del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, ni nada que se parezca, pues en RD estaríamos haciendo Patria, facilitando que la mayoría tenga ingresos de subsistencia y una real esperanza de mejorar  sus condiciones de vida.

El salario mínimo, representa el mínimo esfuerzo, pues hay que pagar al trabajador rinda o no,  en su trabajo.

El salario mínimo no genera incentivo para la producción, no le ayuda a tener condiciones de existencia digna y al ser excluyente impide que mayor cantidad de personas logren empleos.

Los suizos, finlandeses, suecoseitalianos tienen razón; si no obsérvese como esos países se han desarrollado.

Tenemos que reconocer, para toda persona, el “derecho al trabajo” como medio para “ganarse la vida”, tratando de que esta sea una vida “digna”, quetrate de respetar  los derechos fundamentales de la persona humana, pero sin la traba de que debe existir obligatoriamente un mínimo de ineficacia, porque el punto radica, ante el mayúsculo desempleo en RD, en  generar ingresos y no andar deambulando por las calles a ver que aparece, o ideando formulas antisociales.

La familia es  el elemento natural y fundamental de la sociedad, y los ingresos son necesarios para la subsistencia de esa unidad familiar, de manera que  proporcione  al trabajador el goce de condiciones de existencia no necesariamente dignas y de alta remuneración, pues no hablamos de profesionales o educados, sino la gente de pueblo con familia que mantener, que esa es la que nos  inquieta y por la que nos preocupamos, para  permitirles  llevar una vida más o menos decente.

Estas ideas de eliminación del salario mínimo, están diseñadas o concebidas para los que no tienen empleo que constituyen la mayoría, como hemos visto, para facilitarles ingresos y que no estén ociosos esperando inútilmente que un político les resuelva.

Tenemos que mantener la concepción del salario de subsistencia, no el del esfuerzo mínimo, porque en RD la vida humana de los pobres, precisa de la mera supervivencia, pues carecemos de los servicios básicos.

No tenemos una economía prospera, competitiva y sostenible, porque no hay que ser economista para entender que hoy, 172 años de ser libres,  tenemos una Republica con gente sin escrúpulo, ambiciosos sin fin, comerciantes de la miseria humana, que nos obligan a  pagar la electricidad más cara;  a pagar colegios privados; a comprar tinacos o hacer cisternas con bombas de agua; a  comprar y tener generadores eléctricos o inversores y baterías; a obligarnos a poseer armas para defendernos; a tener  guardianes privados pues gran número de las autoridades  presta sus servicios en otras áreas de la economía; por tener un Estado gigantesco;  se nos obliga a pagar enormes impuestos, para sostener una nómina estatal abultadacon más de medio millón de empleados; a pagar   los impuestos de tramitación de permisos estatales más caros y lentos;  los vehículos más caros del mundo;  los restaurantes más caros de la región, los pasajes aéreos más caros, por los impuestos cargados;  no contamos con un sistema de transporte organizado; debemos pagar obligatoriamente el transporte de carga a los sindicatos al precio que imponen y utilizando  sus camiones,  pues no permiten,  en libre competencia, el uso de otros camiones;  porque todos los impuestos anteriores no sirven para proveer estos servicios básicos de forma eficiente.

Además, el Gobierno no quiere eliminar impuestos que afectan la estabilidad, como el cobro del 1% sobre los activos, y  el pago por adelantado o anticipo, de un impuesto basado en la experiencia de ingresos de año anterior, sin saber si en el año corriente la experiencia será igual o parecida; de un  ITEBIS facturado, pero no cobrado; tampoco quiere eliminar de manera definitiva la mayor burla al país, como lo constituye  el denominado  Barrilito y el Cofrecito, de los legisladores, que consiste en un peso mensual por cada votante a su favor;  así como tampoco quieren reducir los altísimos salarios de los Ministros, de los cuales algunos devengan el equivalente de más de 3,000 salarios mínimos que mensualmente ascienden a  RD$2,000,000.00.

Por otra parte, este unilateral comportamiento anti – cívico de las autoridades,  mantiene y prohíja la no competencia, al ignorar  y permitir la existencia de los oligopolios, tales como:  el de los Rones, Cervezas, Refrescos, Panes,  Cigarrillos, Baterías, Seguros, cemento, aguas,  préstamos bancarios, productos agrícolas y cárnicos, etc., en el sentido de que los “Clusters”  de ellos,  se unen para fijar un precio único por sus productos y servicios, de manera tal,  que no hay competencia y “nadie quiebra”; en consecuencia ninguno de ellos puede aumentar su nómina salarial para crecer y competir nacional e internacionalmente con más empleados,  o mejorar los salarios   de los que ya estén empleados, pues si  aumentan sus gastos,  ya no puede vender al precio “pactado”  entre ellos.

Cuando decimos “el Gobierno mantiene y prohíja la no competencia”,  el ejemplo lo vemos: en los precios de los combustibles,  en el sentido de que el Gobierno impide la competencia entre los proveedores de los mismos, con tal de cobrar altos impuestos, manteniendo alto o caro el costo de producción de la agricultura y la escasa industria manufacturera.

El enorme déficit cuasi-fiscal que tiene el Gobierno,  demanda el uso de dineros o fondos obtenidos del exterior,  a altos costos.

Dijo recientemente un economista, “que de nada sirve modernizar hospitales si el sistema de salud colapsa; construir viviendas públicas si las privadas quedan entrampadas; generar dólares para pagar deudas; emplear personas si la  cuarta parte de nuestra juventud son calificadas como “Ni-Ni”, ni trabajan ni estudian.”

Recomienda este economista, que “es el momento de formular políticas que incidan en la colectividad, en lugar de proyectos insostenibles dentro de la fiscalidad deficitaria, que estamos padeciendo”.

El salario mínimo es contrario a la productividad  y conduce al mínimo esfuerzo.

Si los empleos son conseguibles a base de oferta y demanda, los interesados, que constituyen la mayoría de la fuerza laboral, se preocuparán de hacer bien sus trabajos de manera eficiente y productiva, pues de lo contrario aparecerá otro que lo haga por menor precio y con mayor entusiasmo y nadie querría perder su ingreso, por lo que los empleos otorgarían estabilidad al que lo tiene y lo hace bien.

A la vez, para reducir este enorme desempleo, hay que reducir drásticamente  el costo de las denominadas prestaciones laborales, de manera que puedan ser compensadas adicionalmente como  tema de la seguridad social, con seguros de desempleo o mediante un Fondo de Garantía Salarial.

El Código de Trabajo diseñado para la minoría empleada, dificulta por costoso e innecesario el proceso de contratación y de terminación de los contratos de trabajo.

Hace unos cuatro años, en España los trabajadores y los empleadores acordaron reducir las prestaciones, no las eliminaron,  para reducir el  desempleo y lo han logrado y se han disminuido los litigios  y reclamaciones, pero la crisis económica generada por los políticos, se acrecentó y ahora han tenido que modificar aún más la legislación laboral.

No hacemos nada con tener una legislación laboral de lujo, por costosa, si no contribuye ésta al desarrollo, es decir, que más personas tengan la manera de llevar ingresos por su trabajo, a sus familias.

Con salarios basados en oferta y demanda, igual que en los productos y servicios, nos hacemos más competitivos.

En China los salarios andan por US$0.20 centavos de dólar la hora/hombre equivalentes a RD$8.00 la hora y en nuestro país a más de US$1.68 la hora, equivalentes a RD$77.20.

Si se reduce la ambición desmedida   y tenemos empleos por oferta y demanda y con prestaciones laborales reducidas podremos cambiar el curso de nuestro desarrollo, facilitándose así la creación de  empleos a la mayoría desempleada, que no disfruta de un Código de Trabajo.

ALEMANIA.- Mientras la austeridad sigue imperando en muchos países de la zona euro, Alemania ha establecido su salario mínimo en $8.50 euros por hora, según una ley que entró en vigor en enero 2016.

Sin embargo, además de estar implementándose de forma lenta, debido a que hay moratorias en diversas situaciones, cuenta con numerosas excepciones.

Esta ley es el resultado de una de las exigencias del partido socialdemócrata (SPD) para formar gobierno con el democristiano de Angela Merkel, la llamada ‘Gran Coalición’, pero han tenido que renegociar varios puntos para que saliese adelante.

Las críticas que les hace el principal partido en la oposición, Die Lin­ke, se refieren a  que esta ley,  no cuenta con verdaderos mecanismos de control para su aplicación.

Otro de los problemas que la formación de izquierdas critica es el hecho de que se excluya a ciertos grupos de ocupación y, sobre todo, estiman que los 8.50 euros por hora,  no son un salario digno.

Excepciones en Alemania.-

El nuevo salario no afecta a los menores de 18 años sin formación, aprendices y aquellos trabajadores que se rijan por un convenio colectivo con salario propio, que tendrán una moratoria hasta diciembre de 2016 si el convenio está aún en vigor.

Tampoco se beneficiarán los parados de larga duración y quienes hayan recibido una ayuda social del Estado.

Para éstos se establece una prórroga de seis meses en los que pueden cobrar menos de $8.50 euros por hora.

En los últimos años Alemania ha logrado reducir el paro y mantener a flote su economía.

Pero ello ha llegado mediante  fórmulas como los llamados mini-jobs, es decir, trabajos por horas en los que no se puede cobrar más de $450.00Euros al mes y que cotizan muy poco en el fondo de pensiones.

Es posible solicitar una ayuda social al Estado alemán si se trabaja en un mini-job. Estas ayudas suelen incluir parte del pago del alquiler de la vivienda, el seguro médico, descuentos en transporte y, según el caso, dinero en metálico.

Los extranjeros beneficiarios también pueden recibir clases de alemán de forma gratuita.

Se estima que en Alemania unos dos millones de personas las reciben, pero el Estado alemán está dificultando cada vez más,  el acceso de las personas migrantes a estas ayudas.

Quienes no soliciten la ayuda social tienen oportunidad de compaginar varios mini-jobs.

Según cálculos de la Agencia Federal de Trabajo, casi un millón de jubilados en Alemania tienen un mini-trabajo.

Algunos siguen trabajando por mantenerse activos, pero otros lo hacen porque su pensión no les da para vivir.

Los españoles que han emigrado a Alemania,  también están pendientes de esa subida.

En los mini-jobs, dado que no se ha tocado el salario máximo que se puede cobrar, la subida a 8.50 por hora,  sólo afecta en que tendrán que trabajar menos horas para no superar los $450 euros al mes.

Es el caso de Alicia (nombre ficticio porque tiene miedo a ser reconocida en su trabajo): “Mi situación laboral seguirá siendo la misma, lo único que cambia es que trabajaré menos horas, pero mi sueldo será de 450 euros. Mi opción es buscarme otro mini-trabajo”.

Die Linke, que es el principal partido en la oposición, critica que esta ley no cuenta con verdaderos mecanismos de control para su aplicación.

Los trabajadores con contrato a jornada completa han tenido más suerte.

Elena Martínez trabaja en una empresa de atención al cliente y recibió hace unas semanas una carta informando de la subida de su salario, que le reportará unos cien euros más al mes.

Aunque posteriormente su empresa suprimió un bono de 50 euros mensuales para transporte. “Estoy contenta con que haya una subida salarial, aunque a efectos prácticos mi sueldo sigue siendo casi el mismo”, explica.

A pesar de esta ley, sigue habiendo gente que aún no sabe si la subida se aplicará en su trabajo.

Raúl es un arquitecto andaluz que trabajaba desde el año 2012 en una empresa de arquitectura en la que hacía 40 horas semanales por 400 euros al mes.

Firmó su contrato hasta octubre de 2, 015, pero al enterarse de la subida salarial decidió comentárselo a sus jefes.

La respuesta fue su despido inmediato. “Tras un mes repartiendo currículums, la semana que bien, e empiezo de prueba en un nuevo trabajo y aún no me han concretado el sueldo, aunque les he hablado del mínimo y por ahora parece que están dispuestos a pagarlo”, relata.

La dificultad que supone para muchos extranjeros el idioma y el miedo a no encontrar otro trabajo mejor son los principales motivos por los que muchos no se plantean denunciar que en su trabajo no se cumplen las condiciones mínimas salariales.

Los sindicatos, aunque en algunos aspectos son aún algo escépticos, están bastante satisfechos.

Kalle Kun­kel, secretario de Salud de Verdi, el sindicato del sector servicios más numeroso en Alemania, explica que “lo que rechazamos son las excepciones”.

También critica que “esta demanda de $8.50 euros  por hora,  la hizo Verdi en 2010, pero desde entonces los salarios reales se han reducido en un 8%”, por lo que actualmente sería insuficiente.

“Está previsto que se creen controles para que este salario mínimo se haga efectivo.

Actualmente el empresario tiene que inscribir al trabajador en un registro, pero en ciertos sectores del gobierno esto se ve como excesivamente burocrático y se quiere eliminar, en teoría para facilitar la contratación, pero puede llegar a ser perjudicial porque “flexibiliza demasiado”.

Con estas cifras, el salario mínimo de un trabajador a jornada completa se sitúa en $1,473.00 euros en Alemania, uno de los países de Europa con mayor salario mínimo establecido, ya que anteriormente no contaba con sueldo mínimo interprofesional.

A la cabeza se encuentra Luxemburgo, con un mínimo de 1,923 euros desde 2009, y Bélgica y Holanda, que lo fijaron en $1,502 euros.

En España, en 2014 se aprobó una subida de tres euros y el salario mínimo se encuentra en $648.60 euros, lo que equivale a cobrar $2.70 euros,  por hora.

Mi gran amigo el notable y admirado periodista Miguel Guerrero, escribió el pasado día 30 de marzo de 2016, un Artículo en el periódico EL CARIBE, que yo pretendo intuir, en sus ideas,  que van en la misma dirección de eliminación del salario mínimo, cuando el sabiamente nos habla de lo nefastos que son los controles de precios, y precisamente la fijación de un salario mínimo es, un control de precios y los argumentos que el utiliza para rechazar esos controles en sentido general, los hago míos.

Los controles de precios como los de cualquier otra naturaleza, han sido fatales para el desarrollo y la producción”, señala Don Miguel Guerrero.

“Regularmente, los mercados bien abastecidos son aquellos dejados en situaciones normales a la libre competencia y a las fuerzas naturales del mercado”.

El mercado laboral o de empleos siempre estará bien abastecido, si es dejado a la libre competencia y a las fuerzas naturales del mercado.

Preocupémonos por esos ciudadanos que no tienen empleo.

Manuel.berges@claro.net.do

jpm

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